martes, 30 de marzo de 2010

no os va a gustar... pero es lo que pienso




Todo aquel que quiera leer medidas facilotas y molonas. Todas esas medidas que quedan muy bien en cualquier declaración, programa electoral o provocan admiración, pero a la par, no son mas que medidas estéticas, populistas y faltas de contenido para solucionar algunos déficits que arrastra la sanidad pública. Le recomiendo que clique en la “x” roja que hay en la esquina superior. Ya que en esta entrada me voy a mojar y de una forma muy sincera voy a dar unas cuantas recetas que para mí, trabajador de la propia sanidad pública, son perfectamente válidas. Para evitar que ésta se degrade. Perdiendo su razón de ser, su función y su eficacia.

Una vez avisados, vamos allá;

Para mi la sanidad publica tiene una gran mentira. Y es que todos los pensionistas tengan un 100% de cobertura en el gasto farmacológico. Y es una mentira, porque no entiendo porque las pensiones elevadas, deben tener la misma cobertura en medicamentos que un pensionista que cobra el mínimo. Por ello, es necesario que la cobertura se haga progresivamente, por tramos, en función de la pensión que cada pensionista cobra.
Por otra parte, es una buena idea la que se propone desde diferentes sectores del mundo de la sanidad. Ésta es la exclusión de la financiación por parte del Sistema Nacional de Salud de diversos fármacos que se pueden dispensar sin receta médica y que son para tratar síntomas leves.
Estas ideas por el lado de la financiación, piedra de toque importante para poder seguir pensando que el sistema público sanitario puede seguir siendo viable. Por otra parte, y pensando en las manidas listas de esperas. Incidiría directamente en la responsabilidad del paciente cuando tiene una cita concertada con un servicio sanitario, sea el que sea. Ya que apostaría por pasar el coste de la consulta no realizada, en caso de una ausencia no justificada del paciente.
¿Poco popular la medida? Ya avise al principio de la entrada.
En este caso hablo desde la experiencia. Sinceramente es descorazonador tener una planilla de consultas llena, para ir trabajando y ver que a lo largo del día se te van cayendo pacientes que ni están, ni se les espera. Entiendo que ante la demora que puedan sufrir, por cualquiera de los servicios sanitarios que necesiten, busquen en otro lugar la solución a sus problemas. Pero deben ser conscientes que una vez que son citados y no acuden a dicha consulta, están provocando un perjuicio a otra persona que está esperando. Por ello abogo por la responsabilidad de todos los usuarios del sistema de salud y para ello deben saber que ese tiempo perdido tiene un coste para todos. Tal vez de esta manera, mañana no tenga pacientes desaparecidos…

Mas tampoco debemos olvidar que desde la propia administración autonómica deben ser responsables y apostar por reducir la enorme burocracia, cargos y escalas jerárquicas que hay estériles que sólo hacen aumentar el gasto desmesuradamente.

viernes, 26 de marzo de 2010

Valle Inclán tenía razón.



“En España el mérito no se premia. Se premia robar y el ser un sinvergüenza. En España se premia todo lo malo”.
Así se expresaban los sepultureros de la magistral obra de teatro; “Luces de Bohemia” de Valle Inclán.

Siendo sinceros llevo varios días deseando escribir unas líneas sobre el bochorno que siento al oír la radio, leer en la prensa o ver en la tele, las noticias que hacen referencia a Balears.
Me siento indignado, muy mosqueado y sólo deseo que todos estos supuestos ladrones pasen mucho tiempo en la cárcel para que se lo piensen muy bien la próxima vez y no tengamos el honor de ser peor que Marbella…
Pensaba dedicar una entrada del blog a explicar el profundo hastío que siento al ver a Matas y su sequito como desfilan por la puerta del palacio de justicia de Palma, cada día, como si fuese una particular pasarela de moda.
También tenía la intención de alabar las movilizaciones que ha habido contra la corrupción, convocadas por los movimientos cívicos de Mallorca.

Pero siendo honestos, prefiero quedarme con la frase de Valle Inclán y pensar que algo está cambiando. Que nos hemos cansado de chorizos, amigos, cuñados, recalificaciones, presupuestos exagerados, botes de Cola Cao enterrados en el jardín que guardaban dinero “b”, de princesas de Mallorca y que no estamos dispuestos a seguir tolerando que nos engañen.
Que casi un siglo después de que la escribiese Valle Inclán, entre todos los ciudadanos con nuestra implicación y participación en la vida política, podemos hacer que deje de ser válida.

sábado, 20 de marzo de 2010

La religión y yo



Desconozco el motivo, pero desde pequeño he sido una persona con muy poquita fe en la religión católica. Si bien es cierto que mis padres nunca me han dicho como tengo que pensar y se lo agradezco enormemente, supongo que mi madre, la única persona creyente en mi familia, de alguna manera intentaría influir para que yo lo fuese. No voy a negar que hiciera la comunión, aunque el cura cuando me pregunto; “¿por qué quería hacerla?”, respondí con un lacónico; “Porque a mi madre y a mi abuela les hace ilusión”.
Creo que esa fue la última vez que pise una iglesia y desde ahí rompí todos mis lazos formales con la religión católica…

Pienso que un dios que pasa por fuego y sangre a inocentes, como si fuesen culpables, en sus relatos bíblicos no me anima a adherirme a él. Un dios que anima al asesinato de un hermano y luego exige responsabilidades…
Para luego ver el festín de lujos, ostentosidades, miserias morales, crímenes de sangre y vejaciones que se enrocan en la estructura de la iglesia.

Así de esta manera no puedo ser cómplice de una estructura anquilosada en un pasado en el que solo están ellos. En un ideario alejado de la realidad que vivimos y no saben aceptar. Ellos representan todos los excesos de un pasado en el que eran la cima del mundo y sus deseos eran órdenes. La jerarquía religiosa, aún vive en sus ensoñaciones y desde esa época pretérita quiere que sigamos ligados a sus anhelos, sin haberse dado cuenta que el mundo ha seguido dando vueltas y los únicos que se han quedado inmóviles son ellos.

lunes, 15 de marzo de 2010

el síndrome de la piel fina (I)




Últimamente hay una especie de virus que nos prohíbe ser sinceros. Hay una ola de simpatía por ser políticamente correctos e intentar quedar bien con todo el mundo. Parece ser que los expertos en el tema lo han denominado como “el síndrome de la piel fina”.
Esta situación choca bastante con mi forma de pensar (reflejada en la parte superior de mi blog) y por tanto no me gusta callarme las cosas.

A este “síndrome de la piel fina” se están adhiriendo muchos grupos, personas, colectivos… podríamos estar horas enumerándolos para luego darnos cuenta que es menos costoso pensar en aquellos que se mantienen al margen de esta nueva pandemia.
Pero hay uno que, sin lugar a dudas, siempre se me viene a la cabeza cuando pienso en ello, dado que parece ser que están por encima del bien y del mal. Sus acciones están siempre justificadas por las penurias pasadas y cualquier acción, por nimia que sea supone una terrible afrenta a su dignidad.
Este grupo son los judíos (ahora para quedar bien debería explicar que no soy racista, aunque huelga decir esto. Cualquiera que me lea con cierta asiduidad sabrá cual es mi posición). Como decía; los judíos me parecen que efectivamente han sufrido mucho en un lamentable pasado que espero y deseo que nunca se repita, con ellos ni con ningún otro pueblo. Pero ese mismo pasado de sufrimiento, crueldades, vejaciones, muerte y dolor, no es un referente para poder ampararse y les haga inmunes a las criticas (razonadas) que se vierten sobre ellos.
Ejemplo hay muchos. Cuando comenzó la feria de arte ARCO se quejaron de que una escultura era ofensiva para su religión. Se quejan de que durante la ofensiva militar contra los civiles palestinos del invierno pasado en España se hicieran viñetas en la prensa contra tal acción, porque fomentaban el antisemitismo.

Visto lo visto, casi debería temer que mañana la embajada de Israel en España presente en mi mail una queja formal contra esta entrada, pero tendré que asumir el riesgo.
Sinceramente pienso que sus dirigentes manipulan a los judios, les hacen odiar a los palestinos por una mera cuestión de poder. Pienso que los dirigentes de Israel son unos asesinos que no tienen mas fe que mantener la tensión necesaria a todos los israelíes, para ellos seguir sacando provecho de su miedo. Ya que el miedo es el sentimiento mas fuerte para paralizar a un grupo, para controlarlo, para que se mantenga unido contra un “enemigo” común. Así canalizan su miedo contra los palestinos buscando justificar las masacres que cometen contra los civiles musulmanes.

De esta manera, sin saber porque en cuanto enjuicias a los israelíes quedas catalogado como un xenófobo de la peor calaña y ellos se levantan en airosas protestas para conservar su dignidad y orgullo herido, en unas protestas demasiados teatrales para poder llegar a creérmelas.
Algún día deberían explicarme porque ellos son inmunes a la critica y a toda opinión contraria a la suya, no creo que estén en posesión de la verdad universal. Ni sean merecedores de una admiración suprema, por tener una actitud ante el resto de pueblo de respeto, comprensión y dialogo.

Pero, ojo! No perdamos de vista que los dirigentes de Hamas son igual de trepas que los políticos judíos. Sus armas psicológicas son las mismas, el miedo, el odio y la ignorancia.

martes, 2 de marzo de 2010

el "buen" ejemplo




Pensaba que podría en algún momento reconciliarme con la tele. Pero cada día veo que es más difícil sentarme delante de ella y no sentirme indignado, por el espectáculo que nos ofrece.

No quiero hablar desde ningún atril de “snobismo intelectual”. Pero se me llevan los demonios cuando veo a los actores circenses que pueblan la televisión. Donde el único merito que tienen es berrear sin sentido. Escupir bilis contra todo lo que se ponga delante y hacer gala de su incultura e ignorancia (fingida o real).
Me cuesta trabajo pensar que la televisión. Que esta televisión es un reflejo en el que poder mirarnos. Me cuesta creer que esta televisión sea la que queremos y que no tenemos más opción que aguantar su bazofia de forma continuada. No me puedo creer que soportemos ver a esta gente lanzarse acusaciones, cuanto menos dudosas. Esgrimir encuentros de cama como forma de ganar dinero y gritar, sin más, para ganarse el respeto de los demás. Sin poder reaccionar, sin decir que estamos cansados de esta programación, sin tener derecho a elegir. Sin poder apagar la tele y acabar con su mundo irreal, de bajas pasiones y mentiras.

No creo que sea descabellado pensar que esos voceros se ciñen a un guión medidamente estudiado y que responde a unas demandas que ellos dirigen y controlan.
Pero más inquietante es pensar que esos mismos que se desgañitan delante de las cámaras pueden acabar siendo un ejemplo a seguir para mucha gente sin un mejor futuro al que aspirar o para algún joven.
Me da miedo pensar que cuando se le pregunte a algún estudiante, sobre lo que quiere ser de mayor responda; “Belén Esteban”