viernes, 18 de enero de 2019

Homeopatía y otras hierbas (I)

En estas pasadas fechas el gobierno central ha intentado acotar el uso de las terapias seudocientíficas en la sanidad pública. Si bien se ha centrado el tema en la homeopatía, no es la única sobre la que versaba la iniciativa.


Es un debate muy amplio, y hoy quiero solo explicar algunos puntos. Para fijar el debate y no caer en espacio comunes y tópicos. Huyendo, en consecuencia, de falsedades y mentiras interesadas.


Tal vez lo más importante sería diferenciar los principios activos de las plantas, de las seudociencias. Históricamente se ha usado los principios activos de las plantas, para paliar o curar diversas afecciones o determinados síntomas. Este principio sigue vigente a día de hoy, una infusión o unas vaporizaciones de eucalipto, son una buena terapia coadyudante.

El caso contrario, es caer en las diatribas de charlatán de mercadillo, al usar otras técnicas que sin ningún rigor o base lógica y científica, se promocionan como efectivas para sanar enfermedades. Tales como: sanaciones de aura, iridología, cromoterapia, flores de Bach o la más reputada, la homeopatía, entre otras. Ya que todas estas técnicas carecen de base científica alguna para poder demostrar que son, rigurosamente, fiables y eficaces para tratar enfermedades o síntomas.

Ahora bien, de forma muy evidente se aprovechan de las carencias que presenta la evidencia científica, a la hora de tratar determinadas patologías (sobre todo crónicas), para ofertar; productos milagro o terapias que palian síntomas, como tos, dolor, mocos...

Los profesionales sanitarios y la investigación, debemos reconocer que el manejo de determinadas patologías y síntomas, no siempre tenemos las mejores respuestas, actualmente, para dar la respuesta definitiva que espera el usuario. Pero, esto no es motivo para que permitamos o fomentemos el uso de esas terapias que no tienen beneficio alguno sobre el estado de salud del paciente. Sino que debe ser un acicate para ahondar en la búsqueda de esa solución que no se tiene, en este momento.


Otra de las críticas que se vierten, es la "perversidad" de la industria farmacéutica (la hemeroteca coloca a cada empresa en su lugar), pero esto no desliga que lo "alternativo" no sea otra industria que genera importantes beneficios. Pero, en lo sustancial, estar a favor de la ciencia y de la investigación científica, significa, a la vez, que debemos ser críticos, tanto con las prácticas, como con los productos que presentan las farmaceúticas.


Sin duda, es una tema apasionante que da para muchas horas de debate. Creo que desde la sanidad estamos obligados a abordarlo, desde la serenidad y los datos objetivos. Por eso, seguiré desgranándolo, columna a columna en venideras fechas.