viernes, 26 de abril de 2019

El folio en blanco

Lo reconozco esta semana ando con cierto desasosiego. No encuentro el catalizador que me haga acertar con la idea, el tema, o la frase que me de alas para escribir la columna. No es por pereza, siempre me ha divertido y lo he hecho con gran placer. Además de un privilegio poder expresar mis ideas (o locuras algunas) en un medio de comunicación.

Pero esta semana ha sido diferente, tal vez yo he estado distraído, sin prestar atención a que se haya reabierto el debate de la eutanasia. Tal vez tampoco haya reparado que Pablo Iglesias con su retorno ha vuelto a marcar la agenda política, y como un tsunami ha levantado algunas alfombras y ha mostrado las vergüenzas de muchos poderosos y de las cloacas del Estado. Puede que no me haya fijado en la campaña de tono bajo del PSOE, para que todo pase sin que pase nada y pueda intentar recoger el máximo rédito a su larga campaña electoral, que inició cuando llegó a La Moncloa. O que su mayor anhelo es pactar con Ciudadanos, dejando muy claro que de socialdemócrata ya tiene muy poco el PSOE.

Tal vez ande despistado y no repare en las turbulentas aguas que bajan en algún PSOE local, o me de demasiada pereza escribir sobre ello. Cómo era eso: de aquellos polvos, estos lodos.

Puede que sea eso, puede que ande despistado y esté pensando en las vacaciones de Semana Santa, con su puente, sus torrijas aderezadas de torreznos y un moscatel para acabar.

Eso sí, prometo volver con un folio tan lleno de ideas, como mi tripa de torrijas a la vuelta de Semana Santa.

miércoles, 24 de abril de 2019

Este San Jorge es nuestra oportunidad

En estas horas previas a San Jorge (cuando estoy escribiendo esta columna) me viene a la mente muchas de las carencias y necesidades que presenta Aragón a día de hoy.

Tal vez la novedad sea doble esta vez, por una parte debemos elegir un gobierno en Madrid que entienda que Aragón no es un territorio ni invisible, ni moneda de cambio y por otra parte, hace unas semanas visibilizamos la lucha de la España Vaciada. El último grito de unas regiones que se ahogan en sus dificultades sin que en 40 años ningún gobierno central o autonómico haya respondido por sus necesidades. Ni el PSOE, ni el PP, ni los partidos bisagra regionales han luchado por evitar la despoblación, la carencia de infraestructuras y de servicios públicos básicos, así como la implementación de un plan económico para reflotar la economía y garantizar el desarrollo de estas comarcas.

Como decía, con estos ingredientes no puedo evitar pensar que ya son 15 años los que llevo trabajando en esta comunidad y he visto, cómo gobierno central tras gobierno central y cómo un gobierno regional tras otro han ninguneado y olvidado las grandes necesidades estructurales de esta comunidad.

Seguimos esperando que llegue el desdoblamiento a Alcañiz, que se liberen los infames peajes hacia Navarra y el de la A2 que salpican de sangre y accidentes las vías. Necesitamos que apuesten por vertebrar Aragón de forma decidida, sin eliminar transporte público rodado, sin obviar las carencias en comunicaciones que hay en muchas comarcas, sin olvidarse de que hay municipios en los que los servicios públicos no llegan o están a más de una hora. Queremos vivir en nuestros pueblos y tener un futuro. Queremos tener un futuro en base a una economía moderna y sostenible medioambientalmente.

No queremos vaciar nuestras localidades y volver solo para las fiestas patronales.

Yo elegí vivir en Aragón, elegí vivir donde vivo y quiero tener los servicios necesarios. No somos ciudadanos de segunda clase. No queremos migajas de unos presupuestos, ni un presidente autonómico que solo mire a Madrid, mientras libra sus batallas internas.

Sin duda, esta semana tenemos la oportunidad de elegir una nueva forma de gobernar, que responda ante los aragoneses.

Es el momento de pensar que los gobiernos anteriores no nos sirvieron, pero que tampoco queremos abrir la puerta a nuevos trasvases del Ebro, como anuncia la derecha liberal y ultraderecha.

Es el momento de votar el cambio que presente a Aragón como una tierra innovadora, orgullosa de sí misma y progresista.

Por eso, no me resigno a que mi voto no cuente. Quiero que mi voto signifique el cambio. Ese cambio en el que se ponga a Aragón en el centro de las políticas, porque somos una tierra con enormes posibilidades y con ganas de demostrarlo.

Este domingo nos jugamos el futuro de Aragón.

sábado, 6 de abril de 2019

¿Vuestras esperanzas, nuestra fuerza?

Estaba estos días revisando los carteles y vídeos de las elecciones sindicales que tenemos en el Servicio Aragonés de Salud, este próximo jueves, y hubo varios vídeos de diferentes sindicatos que transmitían el mismo mensaje; hay un vosotros (los trabajadores) y un nosotros (el sindicato en cuestión).

Este mensaje, parte de una premisa falsa; no debería haber dicha distinción, porque los sindicatos no son un ente externo al SALUD, en este caso, si no que emanan de los trabajadores y los delegados que salgan, son trabajadores, a su vez.

Además al establecer una diferenciación entre un nosotros y un vosotros, de forma más o menos tácita, denota una escasa implicación en los problemas del SALUD, y nos dicen que los sindicatos no comparten esa problemática que dicen defender. Solo usan las elecciones para nutrir sus intereses, y negociar, esos cuatros años, con las carencias profesionales y estructurales del SALUD hasta las próximas elecciones.

Defiendo esta tesis porque votar no es una delegación de mis deseos, necesidades o iniciativas. Si no una corresponsabilidad y compromiso por ambas partes en que defendemos un proyecto común, y todos vamos a luchar (en la medida de las posibilidades y capacidades) y colaborar para llevarlo a cabo.

Este no es un caso ajeno a nuestra realidad social. Durante esta primavera, vamos a tener varias citas electorales y entre los posibles usos del lenguaje que usen para engatusarnos con cantos de sirena, este será uno de ellos.

En consecuencia, la solución a una necesidad o problema solo vendrá, por quien se implique en conocer y elaborar de forma conjunta, junto con los implicados y sin distinguir entre un "nosotros" y un "vosotros".