miércoles, 3 de febrero de 2016

Fisioterapia: ni druidas del S XXI, ni Mr. Wonderfulmolón.

Estos días Facebook me ha llenado mi muro de varias opiniones e imágenes sobre mi profesión que me han hecho reflexionar. Así como pensar en la imagen que nosotros mismos proyectamos, la que deberíamos mostrar y, por supuesto, la que tienen de los fisioterapeutas nuestros pacientes y la población, en general.

Para empezar debemos hacer autocrítica y meditar, si algún profesional sanitario vendería su trabajo, bajo un eslogan que incluyese: “la ... (léase cualquier especialidad médica) es aquella pasión de crear movimiento con la mente, el cuerpo y fundamentalmente con el corazón”. Yo creo que salvo los cardiólogos ningún tocayo usaría un eslogan así.
No podemos pedir respeto al resto de compañeros, cuando algunos aun se venden con mensajes horteras o propios de magufos realineadores de energías.
Luego, desde la fisioterapia, lamentamos que se nos tache de poca evidencia o rigor científico. Estos eslóganes les dan la razón.

Somos parte de la ciencia médica y debemos obrar como tal, sin perder la pasión por nuestro trabajo, pero sabiendo que nuestra profesión tiene mucha ciencia, literatura y horas de estudio e investigaciones por desarrollar y no podemos hacerlo con eslóganes de un Mr. Wonderfulfisiomolón más de la vida.

Si queremos que nuestros pacientes nos vean con la misma autoridad que a un traumatólogo, o que el reumatólogo nos respete en las reuniones de equipo debemos exigirnos un rigor en nuestras opiniones. Y dejar las energías (y el corazón) para aquellos chamanes colocadores de piedras que no son más que (de forma inconsciente e imprudente) masajistas en sus ratos libres.

Porque además, tampoco podemos permitir que se nos llame “druidas del S XXI”, como he leído en otras publicaciones. Que aun siendo una loa a la labor de un supuesto compañero, suponen un profundo desconocimiento a nuestra profesión por parte de los propios pacientes. No somos druidas, somos una profesión sanitaria y es nuestra labor que los pacientes así lo perciban y lo entiendan. No jugamos al azar con elementos que desconocemos en una olla, con un paciente, y observamos el resultado.

Somos unos grandes desconocidos, aun hoy en día: “¿sois carrera universitaria?” Es una pregunta usual que me hacen en el hospital. La cual, suele estar acompañada de otras como: “Y aparte de masajes; ¿hacéis algo más?”.

Por ello, siendo así, siendo desconocidos, entre la población en general, es nuestra labor explicar con el máximo rigor nuestra profesión. Porque solo así conseguiremos que se nos conozca y que así seamos respetados y valorados, por nuestras competencias y no por magias, piedras, energías y colocaciones de huesos.
Debemos reflexionar (y mucho), preguntándonos porque permitimos que el esoterismo y las chamanerías se entremezclen con nuestra profesión.