jueves, 26 de noviembre de 2015

#StopIslam

El viernes estaba en otras cosas cuando un mensaje me alertó de la
sinrazón perpetrada en París. Después de buscar lo sucedido y leer
sobre ello. Estuvimos comentando la locura que supone cometer actos de
esa vileza y maldad, no porque sea en París, porque lo muertos son
muertos igual en París que los diarios que hay en Siria, sino porque
estos actos solo justifican a los radicales, a los ultras que se
parapetan en el miedo “al otro, al diferente”. Cayendo en las
generalizaciones: “ellos son malos, hay que echarlos. Hay que acabar
con ellos”.

Y así es, en pocos minutos el hastag #StopIslam se hizo popular en
Twitter y los xenófobos aprovecharon para repetir su mensaje de odio,
en esos delicados momentos. Un mensaje que ha calado en mucha gente y
que durante el fin de semana he ido oyéndolo de forma repetida. Muchos
son los que han interiorizado ese odio, esa animadversión hacía
“ellos” y piensan que; “hay que echarlos a todos, aunque haya alguno
bueno. El fin es superior.” me vomitaban este sábado.

No caeré en el buenismo, ni en la inocencia de pensar que todo el
mundo es bueno. Pero la experiencia me ha enseñado que no todo el
mundo es malo. Y, en consecuencia, el poder de la razón nos debería
enseñar a separar a los malos de la película, de aquellas personas
(que aunque compartan credo o afiliación, sea la que sea) solo quieren
ser felices y vivir.

Tristes días esperan para aquellos que hablamos de diálogo,
entendimiento y cooperación. Tristes horas para los que creemos en la
conciliación y no en la violencia, en la comprensión y no en la
guerra, porque como decía Miguel Hernández:

“Tristes guerras

si no es amor la empresa.

Tristes, tristes.

Tristes armas

si no son las palabras.

Tristes, tristes.

Tristes hombres

si no mueren de amores.

Tristes, tristes.”

jueves, 12 de noviembre de 2015

Auschwitz: "Quien olvida su historia está condenado a repetirla"

Este mes de Octubre he visitado uno de los escenarios más brutales que
se pueden ver en Europa, Auschwitz.
Durante la visita, muchas reflexiones te vienen a la mente y te
asaltan cientos de dudas y hasta con incredulidad te interrogas sobre
si es posible almacenar tanta maldad en el ser humano, como para hacer
un campo de exterminio, donde el fin es aniquilar, por cualquier medio
y forma a otras personas ya sea por su raza, ideología o credo.

No sabía realmente lo que me iba a encontrar, y todos los amigos que
habían ido no me adelantaron nada. Solo me advirtieron de que; “es
impactante y reflexionarás mucho sobre ello luego”. Y así,fue las
horas de regreso a Cracovia en el autobús y el resto de la tarde lo
pasé analizando lo visto.
No es sólo que te cuenten las condiciones en las que estaban, o que te
paseen por las cámaras de gas. Es que te muestren in situ de forma
real y descarnada la realidad de unos hechos que hasta ese día solo
había conocido en los libros de historia y en las películas. Donde los
nazis o los judíos no eran del todo reales. Por eso pensar que la
realidad era esa y estaba delante mía, me golpeó y me noqueó.
Me asustó pensar todo lo que se puede hacer por odio y rencor.

Sin duda es de las escenas más brutales y desagradables que he
presenciado y lo que más me ha impactado, pero lejos de “querer
olvidar y pasar página”, como me afirmaban esta mañana. Creo que es
imprescindible que todos deberíamos presenciar la realidad que nos
muestra Auschwitz con su la descarnada realidad de sus barracones y la
frialdad de sus hornos crematorios.
Porque como reza al entrar; "Quien olvida su historia está condenado a
repetirla".

martes, 10 de noviembre de 2015

12 de Octubre, entre el hastío y la demagogia

Como cada año, el 12 de Octubre lo hemos vivido con la ilusión de
tener un día festivo y con el hastío y hartazgo que producen los unos
y, desde este año, los otros.

Los unos porque salen a darse golpes en el pecho, dado que consideran
que este día es el día de la patria y sacan sus trapos (con pollo o
sin él) a pasearlo por las calles, mientras entonan rancias canciones
de sus abuelos.
Supongo que serán igual de patriotas, cuando declaren sus impuestos,
en España, claro.

Este año, los otros se han sumado a la festividad de la caspa,
acordándose de la Virgen del Pilar y mezclando los exterminios de los
españoles hace 500 años, con los símbolos de los aragoneses. Así, en
este desafortunado festival de declaraciones rancias, hemos podido oír
como Willy Toledo se pasaba de frenada con un exabrupto que debía
haber meditado, en su forma. Y, por el contrario, a Reverte llamar
catetos a los que dicen que “nuestros abuelos” nunca colonizaron
América.
Seguramente, la opinión de los argentinos, chilenos o bolivianos sea
muy diferente, a la del polémico escritor.

Finalmente, los aragoneses, en el acto anual de golpes en el pecho,
decidieron defender sus símbolos y protestar airadamente contra las
declaraciones de Willy Toledo. Aunque mejor nos iría a todos los que
residimos en esta comunidad que defendieramos nuestros intereses todo
el año y en todas circunstancias y no sólo dos días al año y porque lo
manda el calendario. Puede que de esta forma la autovía llegase ya a
Alcañiz.