martes, 25 de febrero de 2014

"no me va el Whatsapp"

El sábado por la tarde ocurrió un cataclismo mundial. Nada que ver con el derrocamiento del presidente de Ucrania. Algo más importante que la salvajada de tratar a pelotazos (y vulnerando los derechos humanos) a inmigrantes en Ceuta. Incluso más relevante que la afición de la derecha española a tener cuentas ocultas en Suiza.

El sábado casi se acaba el mundo y se abren los cielos dando lugar a las sietes plagas bíblicas. Cuando vimos que Whatsapp no funcionaba.

Roma ardió y Troya fue tomada.

Nos sentimos indefensos, sudorosos y nerviosos. El corazón se nos desbocó. Al ver atónito que los mensajes no llegaban y los otros no nos contestaban.

Frenesí, ansiedad y sudores nos invadieron.

“¡El fin del mundo! ¡Qué horror! Ésto no me puede suceder a mí. ¿Por qué?” Pensó más de uno aterrado. Su vida virtual bloqueada y pendiente de los caprichos de las tecnologías. El ocaso de sus días casi alcanzaba a ver. Con la esperanza de que se solventase el problema de forma rauda y así recibir su dosis de mensajes.

El peor de los problemas se cernía en su mente; “¿Cómo poder seguir usando Whatsapp, si está fuera de servicio? ¡Qué terrible injusticia!”

Y de esta manera Twitter se llenó de histéricos lamentos y furiosas quejas, salpicadas con alguna ironía que fueron desplazando a temas menores que pululaban por la red; como la inestabilidad de Ucrania, las tropelías perpetradas contra los inmigrantes en Ceuta o ese dinerito caprichoso que aparece en cuentas extranjeras que nadie sabe de donde ha salido.

Porque lo realmente importante es que; “No me va el Whatsapp”

martes, 11 de febrero de 2014

luchar sirve, claro que sí

Lo mejor sería no tener memoria para no recordar ciertos pasajes del pasado que he vivido. para poder, de esta manera, saborear los pequeños sorbos de néctar que en días puntuales nos ofrece la vida.

Aunque pensándolo mejor, casi prefiero recordar que me tacharon de loco cuando hice y participé en las dos últimas huelgas generales, o recordar que me dijeron "para que te manifiestas si no sirve para nada" cuando salía con la marea blanca para defender, no mi puesto de trabajo, sino la calidad de un servicio y un derecho básico para la sociedad.

Tampoco me molesta rememorar todas las veces que me han bufado o me han huido cuando hablaba de movilizaciones, de luchar, de protestar y me argüían que "no nos escuchan". Y mucho menos, me duele evocar todas las veces que he explicado lo necesario que era (y es) movilizarse "para ir creando conciencia de que somos una sociedad viva que lucha y moviliza por sus intereses".

Pues, al final, el tiempo me va dando la razón, en pequeñas dosis, pero me reafirman en que hay que luchar; los barrenderos de Madrid nos mostraron el camino. Nos recordaron que la lucha es necesaria, que todos juntos podemos.

Luego los vecinos de Gamonal consiguieron parar los intereses privados de unos pocos y lo hicieron luchando todos a una. Y la última que hemos visto es la importantísima victoria de la Marea Blanca de Madrid que ha conseguido abortar las ansías privatizadoras de la sanidad pública madrileña.

Y, ¿cómo lo han hecho? Con protestas, con lucha, jugándose su comodidad de quedarse un domingo por la mañana en casa leyendo la prensa con un café, saliendo a la calle. Haciendo paros e implicando a la sociedad, en una lucha y finalmente yendo todos a una.

Luchando y siendo visibles, se pueden conseguir los objetivos. Podemos parar esta máquina que está destruyendo nuestro bienestar y nos quiere pobres y arrodillados. Pero tenemos que tener conciencia y ser conscientes de que juntos podemos.

Así en días como hoy,me siento muy orgullosos de los que luchan contra las injusticias, por el bien de la sociedad y me animan a seguir en mi lucha diaria.