viernes, 10 de abril de 2020

No quiero vuestros aplausos.

Os voy a ser muy sincero, no quiero vuestros aplausos. Quiero que cuando pase todo esto, nunca olvidemos lo visto, leído y contado estos días. Que nos veamos las caras, debatamos sobre porqué hemos sufrido (todos, pacientes y trabajadores) esta penosa situación en la sanidad pública, y hombro con hombro defendamos una mejor sanidad pública. Llenemos las calles de esperanza y ganas de acabar con las privatizaciones que hemos sufrido todos los usuarios de la sanidad pública.

Porque no podemos olvidar, debemos pelear por una sanidad que nunca más vuelva a sufrir recortes, que no vivamos con lo justo año tras año, porque hemos visto, que sí, que los recortes matan. Que no era un eslogan que nos inventamos los sanitarios hace más de una década. Que esos recortes llevan matando a pacientes hace años y en este mes, se ha visto de forma exponencial. Porque esos recortes son peligrosos para todos los profesionales sanitarios, un 18% de los casos determinados por Coronavirus en Aragón son compañeros sanitarios que han tenido que trabajar sin las garantías mínimas de seguridad, y a pesar de ello, lo han hecho.
Por esto no quiero aplausos, ni que se nos llame héroes.

Debemos exigir soluciones, pero todos juntos, de forma consciente y decidida, que no aceptamos más recortes para la sanidad publica, no más privatizaciones de los servicios públicos. Porque es evidente que estas privatizaciones solo buscan el lucro empresarial a costa de deteriorar un servicio, un bien público y básico.

La próxima vez que nos veamos, por favor no nos aplaudas. Lucha con nosotros por nuestra sanidad, porque no es solo nuestro trabajo, es sobre todo la salud de tu entorno, de tu familia, porque estarás luchando por tu propia salud.

martes, 31 de marzo de 2020

No somos héroes.

No somos héroes y no queremos serlo. No tenemos súper poderes que nos protejan de la fatiga, del cansancio y de la frustración. No tenemos una capa que nos aísle del miedo, de la impotencia y la rabia. No tenemos una traje hecho por el profesor X que nos hace inmunes a los pérfidos virus, incluso al último súper villano, el coronavirus Covid-19.

Solo somos personas que un día decidimos estudiar una carrera, una FP (como se decía antes) sanitaria... y nos inscribimos en una bolsa de empleo de un hospital. Solo somos personas con los mismos miedos, incertidumbres y desazones que tú y cualquier otro ciudadano. Lloramos cuando tenemos miedo (y estas semanas lo tenemos), maldecimos cuando vemos una injusticia, a la par que corremos, luchamos y nos apoyamos cuando se nos hunde nuestro mundo, nuestro entorno, nuestro hospital.

Nos somos héroes, solo somos trabajadores que llevamos muchos años quejándonos de las consecuencias de los recortes en sanidad. Diciendo que esos recortes traían más listas de esperas, porque con menos plantilla no se puede atender a más pacientes, porque nuestras manos llegaban hasta donde llegaban. Porque aunque entre todos intentásemos suplir las carencias que nos iban desde las direcciones generando, teníamos un límite físico y profesional.
Y claro, cuando estos recortes sufridos y padecidos desde hace más de una década se encuentran con una crisis sanitaria como la actual se nos ven todas las costuras. Acabamos pidiendo caridad, usando a los amigos y conocidos (nunca os lo podremos agradecer lo suficiente) para que nos hagan unas batas impermeables o nos cedan sus gafas protectoras. Porque la Administración Pública en sus infinitos recortes, nunca tuvo dinero para prever que lo necesitáramos. Claro, justo había para pagar lo básico y lo que se rompía casi nunca se reparaba.
Y esto es lo más triste, lo que demuestra que se nos dejó sin amparo y solo la solidaridad nos está ayudando a salvar la situación.

Porque yo he llorado de frustración y me he peleado contra molinos de viento, a sabiendas que tenía la batalla perdida, como cualquier otro Quijote con bata blanca. Porque en los próximos presupuestos nos volverán a recortar el presupuesto, o ignorarán, por enésima vez, nuestras demandas en las reuniones con las direcciones, bajo los sabidos mantras de: “este año no toca” (como todos), o “este año hay que priorizar otros servicios” (¿y esos cuáles son?).

Por eso, no queremos que se nos romantice con el discurso de héroes desde la misma clase política que hasta hace unos escasos meses nos seguía negando el pan y la sal.
Porque así, mientras se nos categoriza como héroes, se distrae la atención de la verdadera realidad, de que se nos abandonó durante años de forma sistemática y ahora han quedado a la luz las enormes carencias de “la mejor sanidad del mundo”. De esa sanidad que era “la envidia de Europa”, pero no tenemos ni mascarillas quirúrgicas de repuesto en los centros y tenemos que lavarlas todos los días y usarlas al día siguiente, contraviniendo todos los protocoles existentes, con el consiguiente riesgo para nosotros y para los pacientes.

Ningún profesional sanitario queremos ser un héroe, solo queremos trabajar con dignidad, por respeto a nuestra profesión, por el bien de la comunidad y sobre todo por tu salud.

martes, 17 de marzo de 2020

Fuma con responsabilidad

Todos tenemos claro que el tabaco es perjudicial para la salud, pero cuando hablamos de casas de apuestas, nos dicen; “juega con responsabilidad”.

¿Es imaginable que nos dijesen: “fuma con responsabilidad”?

La lacra de las casas de apuestas, de una forma sutil y con una visión amable, se están instalando en nuestros barrios, en nuestros móviles y en nuestras vidas. Para hacernos adictos y generar graves problemas no solo económicos, sino sociales, personales, laborales y de salud.

Esta lacra debe ser tratada desde las Administraciones Públicas con toda la seriedad que se merece y priorizando los intereses de protección de la ciudadanía y la prevención de los problemas de salud pública que genera, sobre los hipotéticos beneficios económicos que produce.

Así, inicialmente, debería ser una buena noticia que un Ministerio se dedique, casi en exclusiva, a atajar esta problemática social, que devasta vidas, futuros y crea miles de personas con problemas de juego patológico anualmente. Mientras los beneficios de estas empresas crecen de forma exponencial.

Pero no es suficiente, la sociedad no podemos permanecer al margen. No podemos ponernos de perfil, en consecuencia desde una acción basada en la conciencia del problema, en la sensibilización y el debate, debemos crear la presión social suficiente para denunciar las malas artes de estas empresas y a la par exigir que desde todas las Administraciones se tomen todas las medidas necesarias para sacar estos locales de nuestros barrios, de los anuncios y de los banner de las app que tenemos en el móvil.

En consecuencia, a medida que desenmascaremos a estas dudosas empresas, creemos más acciones y debate sobre sus prácticas y las terribles consecuencias del juego patológico y la sociedad de forma articulada, serena pero contundentemente nos posicionemos en contra. Aumentaremos la demanda para extirpar esta lacra, y evitaremos esos mensajes perniciosos de “juega con responsabilidad”. Porque lo realmente responsable es prohibir su publicidad, su instalación y perseguirlas hasta erradicarlas.

sábado, 7 de marzo de 2020

Tierra quemada

“La política de tierra quemada es una táctica militar que consiste en destruir absolutamente todo lo que pueda ser de utilidad al enemigo cuando una fuerza avanza a través de un territorio o se retira de él. “

Después de una larga década de recortes; en prestaciones sociales, servicios sanitarios, educación, servicios sociales, etc., perdida de derechos laborales, de sustento social por parte del Estado, además de reformas económicas que han ahondando la brecha social entre ricos y pobres, parecería que la derecha ha dejado el Estado como si fuera tierra quemada y, por ende, sin esperanza de mejora en nuestras vidas. Para hacernos caer en el desánimo y “Abandonar toda esperanza, quienes aquí entráis” como glosa Dante.

Pero ante el infortunio, la desazón y los miles cantos de sirenas que nos susurraron que nos rindiéramos; luchamos, nos levantamos y peleamos porque nuestra voz fuera más fuerte que la tormenta perfecta que orquestaron y cuando ya parecía que no había esperanza seguimos remando en la deriva. Perseverando porque las razones seguían intactas para demostrarles que no fue una crisis, sino una estafa perfectamente dirigida. Que tenía el fin de hacernos más pobres, más débiles y sumisos, pero no calcularon que nunca nos íbamos a rendir, que hasta el último aliento que tuviéramos íbamos a pelear y solo nos detendríamos, nos detendremos, cuando recuperemos todos nuestros derechos, nuestra calidad de vida.

Y con la suma de todo nuestro coraje, nuestras ganas de defender nuestros derechos y sin rendirnos hemos llegado hasta aquí, con las pensiones revalorizadas,una subida del SMI y las nóminas a los funcionarios.

Aunque la derecha dejó el Estado quemado, que nadie dude; no vamos a flaquear, esto es solo el comienzo de nuestra era. Es el momento de recuperar todo lo perdido y de encarar el futuro con un optimismo que ya no recordamos desde hace más de una década.

domingo, 9 de febrero de 2020

Ser prescindible.

Al acabar una actividad cívica, comunitaria y de denuncia medio ambiental, una compañera mostró su satisfacción por la participación e implicación de los que acudimos a las tareas de limpiar un camino y varios campos que ni el ayuntamiento, ni los dueños de los mismos mantienen en un correcto estado de mantenimiento y limpieza.



Sin lugar a dudas, estas actividades promovidas de forma altruista y por la defensa del medio ambiente son necesarias para crear conciencia; primero colectiva, para saber que todos tenemos la responsabilidad sobre la limpieza de nuestro entorno. De esta manera evitaremos conductas que dañan nuestro medio ambiente y ecosistema más cercano, y, por otra parte, esto nos conducirá a no permitir que las administraciones públicas, empresas, etc tengan conductas irrespetuosas con el medio ambiente también. Lo cual les exigirá un alto grado de compromiso en su preservación y cuidado.

En esta labor de denuncia, es importante que la concienciación de los que participan se difunda y de esta manera, se podrá extender esa conciencia social, que nos ayude a proteger el medio ambiente con gestos cercanos y a la vez, vayamos desterrando acciones de nuestro día a día que contribuyen al cambio climático.



Pero, lo más importante es, como indicaba que esta conciencia se enraíce en nuestras actitudes diarias para que las administraciones públicas se sientan obligadas a ser serias en sus políticas medio ambientales y les exijamos que asuman todas sus responsabilidades y las ejecuten.

Llegando un día que estas acciones de denuncia, como es una recogida de basura, no tengan que ser necesarias porque lleguemos a una conciencia plena de defensa y preservación de nuestro entorno natural más cercano, y en consecuencia del medio ambiente.

miércoles, 8 de enero de 2020

Un año en blanco

Acabábamos el 2018 celebrando la subida del SMI, gracias a la presión y tesón de Unidas Podemos. Todo fueron alegrías, menos para la derecha que nos avisó de que vendría el coco. Ya sabemos, a ellos lo de que los obreros cobremos más lo llevan regular, por lo visto.

Pero, después de esa alegría, llegó la nada. Sánchez se enrocó y tiró por la borda unos presupuestos para aventurarse en una cruzada que le asegurara un parlamento más cómodo y adecuado para sus intereses. Y así, en este peregrinar de 12 meses hemos visto como la extrema derecha entraba en el Congreso, con sus vítores y modos. Se ha amparado sus discursos de odio, mentiras y complejos. Se ha permitido que se banalicen temas capitales de nuestra sociedad y han admitido que duden sobre la veracidad de los hechos, porque la canalla lo ha vociferado desde sus oscuras cuevas, hasta que han salido a plena luz y han recibido el cobarde apoyo, ante nuestra estupefacción.

Hemos visto como la derecha cobarde ha sido rehén de sus silencios y ha dado una mayor voz al fascismo, permitiendo que sea capital en algunas decisiones políticas.

Y mientras pasaban los meses y la extrema derecha se hacía fuerte, la izquierda ha resistido el empuje que quería hacerla caer, sacarla del tablero y que fuera prescindible, en el previsible, gobierno que está próximo a formarse.

En consecuencia, ha sido un año en blanco, porque mientras la extrema derecha se hacía presente, por los egos que susurraban a Sánchez hemos perdido un tiempo precioso para regular el precio de los alquileres o el de la luz. No hemos intervenido en los desahucios, ni hemos acometido una reforma fiscal que cargue sobre las grandes fortunas el peso de la Renta y no sobre los obreros. No hemos visto unas políticas medio ambientales que sean valientes y vertebradoras. Mientras pasaba este año, el interior de España demandaba soluciones para frenar la despoblación y la falta de servicios básicos. Nos hemos desangrado con la violencia machista, se necesitan políticas firmes y decididas para acabar con esta lacra, reducir la desigualdad salarial y que haya, de una vez por todas, una verdadera conciliación familiar.

No puede haber más años en blanco, son muchas las necesidades vitales que nos acucian y mucha la responsabilidad que se exigirá si no se acometen.

domingo, 29 de diciembre de 2019

Un tweet lo aguanta todo

Los 140, o ahora ya 280, caracteres de cada tweet son como ese viejo anuncio de pan de molde, que lo aguantaba todo.

Así es, la brevedad del tweet permite soportar cualquier teoría o tesis por descabellada que pueda ser. Porque al no poder ir más allá en la explicación de la misma, solo es necesario buscar una frase redonda para que suene importante, elaborada o elegante y publicarla con orgullo.

Poco importa que la frase sea vacua, falsa, estéril en su base o interesadamente inconexa en sus ideas. Lo particularmente relevante es que suene bien, provoque una sonrisa y lleve los hastags necesarios para seducir a los tuiteros objetivo.

De esta manera, ese eslogan se puede convertir, al ser repetido sin descanso, ni reflexión alguna, en un dogma de fe, digno de ser obra de referencia de la literatura de pensamiento crítico y político. Porque ahí radica la grandeza de esos lemas, en poder ser repetidos, sin descanso, tanto en esa red social, como en la vida diaria. Dan argumentos (por falaces que sean) que no necesitan ser analizados, debatidos, ni razonados. Puesto que son de rápido consumo y mordaces respuestas fácilmente reproducibles.

En consecuencia, los tweets son esa rebanada de pan que sostienen cualquier tesis por disparatada que pueda ser, si nos parásemos a analizarlo durante unos breves segundos.