sábado, 24 de marzo de 2012

recuperemos nuestro sitio



“Londres 1920; Los estibadores de los muelles londinenses fueron a la huelga para no cargar los barcos con fusiles que Inglaterra iba a enviar para proveer al ejército polaco , en su lucha contra la naciente URSS, y el congreso de sindicatos amenazó con una huelga general si el ejército británico intervenía.”

No hace muchos días me contaban esta historia.

Este suceso destaca como la solidaridad, la cohesión, la tenacidad e implicación de la clase obrera, durante el pasado siglo, hizo que a día de hoy tengamos los derechos por los que ellos tanto lucharon. Y no sólo eso, sino que en épocas muy difíciles para ellos, fueron capaces de anteponer los intereses ideológicos (o de clase), como narra el ejemplo de los estibadores, a sus propios beneficios personales.

Tal vez, os suene trasnochado hacer un llamamiento a la clase obrera. Puede que os suene muy lejano o extraño que hable de obreros y de burgueses. Precisamente es porque nos han querido encerrar en una jaula de oro y domar nuestro poder como clase. Y, a su vez, esa idea no nos permite ver que somos como clase trabajadora y que nuestros derechos son inviolables e irrenunciables Como tampoco podemos observar que las conquistas sociales que poseemos no las van a poder disfrutar las próximas generaciones.

No podemos permitir que se nos recorten los resultados de las luchas de nuestros abuelos, de nuestros padres, de tantos y tantos obreros. Y ya no sólo por ellos, y porque la historia nos juzgará con severidad por haber permitido que perdamos derechos sociales, laborales. Sino porque sabemos que no podremos mirar a la cara a los hijos que vengan. Porque ellos nos exigirán que les expliquemos porque no supimos defender nuestros (y sus) derechos. Y también, querrán saber porque son la primera generación que tiene menos derechos que la anterior.

Debemos recuperar nuestro lugar en la sociedad. Recordar cual es nuestra lucha, nuestro poder y nuestras armas. Debemos saber que nuestros derechos se basan en la cohesión como grupo, en la solidaridad y en la constancia. Y sólo así, podremos defender nuestros derechos, ante los ataques de los gobiernos e instituciones de derechas.

Publicado en bajoaragondigital.es 23/03/12

sábado, 10 de marzo de 2012

¿los partidos como sectas...?




Siempre he defendido la participación activa en la realidad social que vivimos. No porque crea que hay que nutrir las filas de una organización política, sindical o asociativa y ser usados al antojo de las élites de turno.

Yo defiendo la militancia desde el compromiso crítico que supone compartir unos ideales con el resto de compañeros que dicha organización. Y sólo desde esa premisa, junto el sano debate, la libre exposición de ideas y la libertad de participación se puede entender que militar enriquezca, además de la entidad de turno, a la propia persona y, lo más importante, sea productivo para la sociedad.

Por eso, me cuesta mucho entender que las entidades políticas, sindicales, o de cualquier otra índole social, puedan tener un carácter sectario y dictatorial. Me repele que se coarte, la participación. Se use la información (o la falta de la misma), no para fomentar el debate de las ideas, sino para exaltar a los “nuestros”, en contra de los “otros”. Sin mayor argumento que “ellos son malos, porque nosotros somos los buenos”. Me entristece ver como se empobrece el debate ideológico y se reduce, al final, a una cuestión de “buenos y malos”.

De esta manera, las ideas se pierden por el camino y los partidos acaban metiendo en sus trincheras ideológicas a los “suyos”. Para que los militantes no piensen que pueda haber otra alternativa “mejor” que la suya y porque acaban siendo usados, para los antojos de la formación y no para el desarrollo de la sociedad.

Publicado en bajoaragondigital.com 09/03/2012