“La política de tierra quemada es una táctica militar que consiste en destruir absolutamente todo lo que pueda ser de utilidad al enemigo cuando una fuerza avanza a través de un territorio o se retira de él. “
Después de una larga década de recortes; en prestaciones sociales, servicios sanitarios, educación, servicios sociales, etc., perdida de derechos laborales, de sustento social por parte del Estado, además de reformas económicas que han ahondando la brecha social entre ricos y pobres, parecería que la derecha ha dejado el Estado como si fuera tierra quemada y, por ende, sin esperanza de mejora en nuestras vidas. Para hacernos caer en el desánimo y “Abandonar toda esperanza, quienes aquí entráis” como glosa Dante.
Pero ante el infortunio, la desazón y los miles cantos de sirenas que nos susurraron que nos rindiéramos; luchamos, nos levantamos y peleamos porque nuestra voz fuera más fuerte que la tormenta perfecta que orquestaron y cuando ya parecía que no había esperanza seguimos remando en la deriva. Perseverando porque las razones seguían intactas para demostrarles que no fue una crisis, sino una estafa perfectamente dirigida. Que tenía el fin de hacernos más pobres, más débiles y sumisos, pero no calcularon que nunca nos íbamos a rendir, que hasta el último aliento que tuviéramos íbamos a pelear y solo nos detendríamos, nos detendremos, cuando recuperemos todos nuestros derechos, nuestra calidad de vida.
Y con la suma de todo nuestro coraje, nuestras ganas de defender nuestros derechos y sin rendirnos hemos llegado hasta aquí, con las pensiones revalorizadas,una subida del SMI y las nóminas a los funcionarios.
Aunque la derecha dejó el Estado quemado, que nadie dude; no vamos a flaquear, esto es solo el comienzo de nuestra era. Es el momento de recuperar todo lo perdido y de encarar el futuro con un optimismo que ya no recordamos desde hace más de una década.
¿por qué este nombre? hace tiempo escuché esta expresión y pretendo ser sincero, aunque sea molesto... como gatos en el estómago. bienvenidos a éste, mi experimento
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sábado, 7 de marzo de 2020
miércoles, 8 de enero de 2020
Un año en blanco
Acabábamos el 2018 celebrando la subida del SMI, gracias a la presión y tesón de Unidas Podemos. Todo fueron alegrías, menos para la derecha que nos avisó de que vendría el coco. Ya sabemos, a ellos lo de que los obreros cobremos más lo llevan regular, por lo visto.
Pero, después de esa alegría, llegó la nada. Sánchez se enrocó y tiró por la borda unos presupuestos para aventurarse en una cruzada que le asegurara un parlamento más cómodo y adecuado para sus intereses. Y así, en este peregrinar de 12 meses hemos visto como la extrema derecha entraba en el Congreso, con sus vítores y modos. Se ha amparado sus discursos de odio, mentiras y complejos. Se ha permitido que se banalicen temas capitales de nuestra sociedad y han admitido que duden sobre la veracidad de los hechos, porque la canalla lo ha vociferado desde sus oscuras cuevas, hasta que han salido a plena luz y han recibido el cobarde apoyo, ante nuestra estupefacción.
Hemos visto como la derecha cobarde ha sido rehén de sus silencios y ha dado una mayor voz al fascismo, permitiendo que sea capital en algunas decisiones políticas.
Y mientras pasaban los meses y la extrema derecha se hacía fuerte, la izquierda ha resistido el empuje que quería hacerla caer, sacarla del tablero y que fuera prescindible, en el previsible, gobierno que está próximo a formarse.
En consecuencia, ha sido un año en blanco, porque mientras la extrema derecha se hacía presente, por los egos que susurraban a Sánchez hemos perdido un tiempo precioso para regular el precio de los alquileres o el de la luz. No hemos intervenido en los desahucios, ni hemos acometido una reforma fiscal que cargue sobre las grandes fortunas el peso de la Renta y no sobre los obreros. No hemos visto unas políticas medio ambientales que sean valientes y vertebradoras. Mientras pasaba este año, el interior de España demandaba soluciones para frenar la despoblación y la falta de servicios básicos. Nos hemos desangrado con la violencia machista, se necesitan políticas firmes y decididas para acabar con esta lacra, reducir la desigualdad salarial y que haya, de una vez por todas, una verdadera conciliación familiar.
No puede haber más años en blanco, son muchas las necesidades vitales que nos acucian y mucha la responsabilidad que se exigirá si no se acometen.
Pero, después de esa alegría, llegó la nada. Sánchez se enrocó y tiró por la borda unos presupuestos para aventurarse en una cruzada que le asegurara un parlamento más cómodo y adecuado para sus intereses. Y así, en este peregrinar de 12 meses hemos visto como la extrema derecha entraba en el Congreso, con sus vítores y modos. Se ha amparado sus discursos de odio, mentiras y complejos. Se ha permitido que se banalicen temas capitales de nuestra sociedad y han admitido que duden sobre la veracidad de los hechos, porque la canalla lo ha vociferado desde sus oscuras cuevas, hasta que han salido a plena luz y han recibido el cobarde apoyo, ante nuestra estupefacción.
Hemos visto como la derecha cobarde ha sido rehén de sus silencios y ha dado una mayor voz al fascismo, permitiendo que sea capital en algunas decisiones políticas.
Y mientras pasaban los meses y la extrema derecha se hacía fuerte, la izquierda ha resistido el empuje que quería hacerla caer, sacarla del tablero y que fuera prescindible, en el previsible, gobierno que está próximo a formarse.
En consecuencia, ha sido un año en blanco, porque mientras la extrema derecha se hacía presente, por los egos que susurraban a Sánchez hemos perdido un tiempo precioso para regular el precio de los alquileres o el de la luz. No hemos intervenido en los desahucios, ni hemos acometido una reforma fiscal que cargue sobre las grandes fortunas el peso de la Renta y no sobre los obreros. No hemos visto unas políticas medio ambientales que sean valientes y vertebradoras. Mientras pasaba este año, el interior de España demandaba soluciones para frenar la despoblación y la falta de servicios básicos. Nos hemos desangrado con la violencia machista, se necesitan políticas firmes y decididas para acabar con esta lacra, reducir la desigualdad salarial y que haya, de una vez por todas, una verdadera conciliación familiar.
No puede haber más años en blanco, son muchas las necesidades vitales que nos acucian y mucha la responsabilidad que se exigirá si no se acometen.
viernes, 8 de noviembre de 2019
"¡Votad, malditos!...
… pero bien”, pensará a estas horas Pedro Sánchez.
Después del: “Con Rivera, no” que le corearon en Abril los militantes del PSOE y viendo frustradas sus opciones de pactar “con Rivera, sí”. Andará preocupado a estas alturas de la campaña viendo que sus sumas no salen… ¿o sí?
Porque damos por sentado que todo el nudo que nos ha conducido a estas nuevas elecciones ha sido el nulo interés, que siempre ha tenido, de pactar con la izquierda y el (mal)disimulado interés que tenía por pactar con la derecha naïf.
Pero puede que a él le importe muy poco con que derecha pactar, y esté buscando un sustituto a Ciudadanos ahora que se hunden y ese globo se desinfla. Pudiendo ser que el recambio, sea su otrora “gran rival”; los populares. Y ambos juntos por la causa se alíen para salvar al país de: una ley de vivienda que garantice el precio de la misma, de una reforma laboral que nos devuelva derechos, de una reforma de las pensiones que revalorice las pensiones con el IPC, de una fuerte inversión en educación y sanidad pública. De un sistema que garantice que se aplica de forma eficaz la Ley de Dependencia, de una reforma estructural que acabe con la pobreza infantil y que se regularice el precio de la luz, a la par que se acaba con las puertas giratorias.
Tal vez, de todo eso nos prevengan el PSOE y el PP, si la suma sale este próximo 10N. Evitando así que Unidas Podemos influyamos en el gobierno y queramos que se cumplan todos los artículos de la Constitución: los que hablan del derecho a la vivienda, de unos servicios públicos, de pensiones, de trabajo y no solo del 135 y el 155.
Intranquilo estará Pedro Sánchez, pero suerte que los votantes hemos entendido su mensaje y sabemos que es lo que nos jugamos en estas elecciones y a quien no debemos votar, por “nuestro” bien.
Después del: “Con Rivera, no” que le corearon en Abril los militantes del PSOE y viendo frustradas sus opciones de pactar “con Rivera, sí”. Andará preocupado a estas alturas de la campaña viendo que sus sumas no salen… ¿o sí?
Porque damos por sentado que todo el nudo que nos ha conducido a estas nuevas elecciones ha sido el nulo interés, que siempre ha tenido, de pactar con la izquierda y el (mal)disimulado interés que tenía por pactar con la derecha naïf.
Pero puede que a él le importe muy poco con que derecha pactar, y esté buscando un sustituto a Ciudadanos ahora que se hunden y ese globo se desinfla. Pudiendo ser que el recambio, sea su otrora “gran rival”; los populares. Y ambos juntos por la causa se alíen para salvar al país de: una ley de vivienda que garantice el precio de la misma, de una reforma laboral que nos devuelva derechos, de una reforma de las pensiones que revalorice las pensiones con el IPC, de una fuerte inversión en educación y sanidad pública. De un sistema que garantice que se aplica de forma eficaz la Ley de Dependencia, de una reforma estructural que acabe con la pobreza infantil y que se regularice el precio de la luz, a la par que se acaba con las puertas giratorias.
Tal vez, de todo eso nos prevengan el PSOE y el PP, si la suma sale este próximo 10N. Evitando así que Unidas Podemos influyamos en el gobierno y queramos que se cumplan todos los artículos de la Constitución: los que hablan del derecho a la vivienda, de unos servicios públicos, de pensiones, de trabajo y no solo del 135 y el 155.
Intranquilo estará Pedro Sánchez, pero suerte que los votantes hemos entendido su mensaje y sabemos que es lo que nos jugamos en estas elecciones y a quien no debemos votar, por “nuestro” bien.
sábado, 19 de octubre de 2019
Pedro Sánchez y la chaquetilla de polipiel.
La hemeroteca nos trae retazos de un pasado y podemos recordar como la moda otoño/invierno de 1982 puso de moda la chaqueta de pana, como símbolo de una clase obrera que esperaba recuperar su orgullo y conciencia de clase en torno a un proyecto político y estético encarnado por el modelo Felipe González.
Con el paso de los años esa moda fue perdiendo lustre, la pana se afeó y le salieron descosidos, como la OTAN, la entrada a la Unión Europea con unas condiciones leoninas para España, la desindustrialización de muchas regiones, la corrupción, las privatización de empresas pública claves para la economía estatal y la fortaleza del Estado. Acabando muchas temporadas después, con dicho modelo sentado en un consejo de administración de una empresa. Ya no es solo la evidente traición a los principios que encarnaron esa moda del ´82, sino que además rehusó pactar con las formaciones de izquierda de su época y cerró innumerables pactos con partidos nacionalistas de derechas.
Y así, con este regusto de que la moda de los ´80, fue un mal que se debería evitar repetir. Entramos de pleno en la moda otoño/invierno de esta temporada, donde Pedro Sánchez se nos vestirá con chaquetilla de polipiel, para ganarse el favor de la clase obrera, y así hacernos olvidar que nunca quiso pactar con la izquierda. Querrá disimular los dictados (los mismos a los que respondió González) que le envían desde la derecha empresarial. Donde cualquier pacto es viable, siempre y cuando Unidas Podemos nunca esté en ellos.
Por eso, esta temporada se presenta como un intento de vuelta a la moda de los ´80 y sabemos como acabó. Así que ya sabemos que la chaquetilla de polipiel no es más que un complemento más de la derecha para disfrazar al PSOE de algo que hace años que ya no es, y en consecuencia pacte con Ciudadanos, nos aboque a la gran coalición o gobierne la derecha con total impunidad, como en la época de Rajoy y Aznar.
De esta manera, en nuestra mano está apoyar esa moda y comprarnos la chaquetilla o abocarla al olvido este Noviembre apostando por Unidas Podemos.
martes, 18 de junio de 2019
¿Estamos (Podemos) muertos?
A raíz de los resultados electorales, la caja de los truenos se ha abierto y se ha zarandeado el proyecto político de Podemos. Sin duda es complicado explicar como la fuerza morada ha caído de los resultados globales que tuvimos hace un mes, a los resultados de hace una semana.
Mucho se ha de reflexionar sobre los errores pasados, que sin duda los ha habido y algunos son fácilmente recordables; no podemos ir dividiendo fuerzas, ni hablando más de procesos internos o corrientes que de líneas políticas.
Pero nunca se ha de dudar de la influencia real de este proyecto, presionando al PSOE de Sánchez se hizo la mayor subida del SMI de la historia de España, se aseguró un subsidio de desempleo para mayores de 52 años, entre otras medidas sociales pactadas estos meses. Además de otras muchas medidas ejecutadas por los denominados Ayuntamientos del cambio, en lo local.
Si bien es cierto, que se ha de hacer un pausado ejercicio de autocritica sobre los errores cometidos en estos 5 años de andadura, medir las fuerzas reales y asegurar el paso próximo, en base a un ideario político pegado a la realidad social y saber qué políticas hemos de defender.
De esta manera, es muy aventurado decir que este proyecto progresista y transformador, está muerto y que no tiene espacio ni político, ni social. Tales afirmaciones son desmesuradas y solo responden a intereses dictados desde las eléctricas, los bancos o los fondos buitres. Esos que ven en peligro sus negocios privados, porque Podemos es la única fuerza que los ha denunciado y señalado públicamente.
Porque cuando Podemos ha sido determinante para hacer políticas de izquierdas, ha sido la única garantía para que se ejecutaran, dichas acciones. Porque sin Podemos el PSOE pierde su maquillaje y se derechiza, sin Podemos el IBEX 35 lo celebra, sin Podemos la derecha, en consecuencia, gana. Por eso, porque hemos respondido, nos toca reflexionar sobre los errores cometidos y volver a salir a la calle para, esta vez sí, tomar el cielo por asalto.
Mucho se ha de reflexionar sobre los errores pasados, que sin duda los ha habido y algunos son fácilmente recordables; no podemos ir dividiendo fuerzas, ni hablando más de procesos internos o corrientes que de líneas políticas.
Pero nunca se ha de dudar de la influencia real de este proyecto, presionando al PSOE de Sánchez se hizo la mayor subida del SMI de la historia de España, se aseguró un subsidio de desempleo para mayores de 52 años, entre otras medidas sociales pactadas estos meses. Además de otras muchas medidas ejecutadas por los denominados Ayuntamientos del cambio, en lo local.
Si bien es cierto, que se ha de hacer un pausado ejercicio de autocritica sobre los errores cometidos en estos 5 años de andadura, medir las fuerzas reales y asegurar el paso próximo, en base a un ideario político pegado a la realidad social y saber qué políticas hemos de defender.
De esta manera, es muy aventurado decir que este proyecto progresista y transformador, está muerto y que no tiene espacio ni político, ni social. Tales afirmaciones son desmesuradas y solo responden a intereses dictados desde las eléctricas, los bancos o los fondos buitres. Esos que ven en peligro sus negocios privados, porque Podemos es la única fuerza que los ha denunciado y señalado públicamente.
Porque cuando Podemos ha sido determinante para hacer políticas de izquierdas, ha sido la única garantía para que se ejecutaran, dichas acciones. Porque sin Podemos el PSOE pierde su maquillaje y se derechiza, sin Podemos el IBEX 35 lo celebra, sin Podemos la derecha, en consecuencia, gana. Por eso, porque hemos respondido, nos toca reflexionar sobre los errores cometidos y volver a salir a la calle para, esta vez sí, tomar el cielo por asalto.
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