miércoles, 31 de enero de 2018

Me habría gustado veros.

Me habría gustado veros con ese fervor, con el que agitáis ese trapo coloreado. Cuando ese gobierno decidió recortar en sanidad y aumentar la lista de espera para esa operación. O cuando aumentó el copago sanitario y ahora pagas más por esas pastillas para la tensión.


Me habría gustado veros, con esa emoción a flor de piel, cuando echaron a tu vecina del tercero, porque debía unos meses de su hipoteca. Pero callaste cuando supiste que la deuda que los bancos tienen con nosotros, nos anunciaron que nunca la íbamos a cobrar.


Me habría gustado veros, enfervorizados contra las injusticias. Contra ese CIE donde me cuentan que se golpea y no se respeta los derechos humanos.


Me habría gustado veros a pie de calle, cuando decidieron que había que rebajar las pensiones y hacer más pobres a los pobres jubilados. Cuando decidieron que los trabajadores teníamos demasiados derechos. No solo recortándonos los sueldos, si no que abarataron nuestro despido, nuestras prestaciones por desempleo e hicieron desaparecer los planes de formación a parados.


Me habría gustado, no. Me habría encantado que juntos coreásemos las vergüenzas de este gobierno mentiroso y artero. Que con sus trucos de charlatán, nos quiere hacer olvidar sus cajas B, sus ordenadores destruidos, su sede pagada en dinero negro, su liberalismo de amiguetes y los millones evadidos, que residen en Zurich, capital de España.


Pero, todas estas veces decidiste que no iba contigo. Que a ti no te interesaba la política. Y por ende, ni que te bajasen la pensión, ni que te murieses esperando esa consulta médica, ni que la prestación por el paro fuese menor. Y aun te pareció menos importante que la banca se quedase con tu casa, y además con tu dinero.

Todos estos hechos fueron baladíes, hasta que el gobierno hizo que te interesara su política y enarbolando un trapo decidiste que tenías que defender la unidad de este país, que tanto ha dado por ti... a los bancos, a Panamá y Suiza, a los amiguetes y cuñados. Pero ahí estás tú, pobre, parado y sin operarte con una bandera auspiciando no solo el problema de ego y naciones de unos señores ricos. Sino que a la postre haciendo tuya esa causa, y no habiendo pisado la calle en estos últimos años, legitimas a un gobierno que ha acabado con el estado de derecho y nuestros servicios públicos.


Me habría encantado vernos defendiendo, juntos, nuestras causas, nuestra sanidad, nuestras pensiones, nuestros derechos, en definitiva. Y no tapando tu amnesia y docilidad con ese trapo

sábado, 20 de enero de 2018

Vía libre para el machismo

Estas semanas hemos podido leer como en Islandia prohibían por ley la desigualdad salarial. Una reportera de la BBC se despedía por cobrar menos que sus homólogos chicos o como las actrices hacían una intensa defensa de los derechos de la mujer en los Globos de Oro.

Pero en esta piel de toro la vida sigue igual. Seguimos herméticos a estas noticias. Las mujeres siguen trabajando dos meses gratis para sus patrones. Siguen muriendo semanalmente a mano de sus parejas, que pueden esquivar las leyes para matarlas, amedrentarlas, maltratarlas o humillarlas.

Seguimos inmersos en una sociedad donde el machismo muestra su ignorancia orgullosamente en Internet.

Y como herramienta para acabar con esta lacra, solo vemos los días señalados anuncios y declaraciones institucionales, o emotivos mensajes acompañados de lazos morados, por parte de algún político, cuando muere otra mujer.


Pero el Estado y los partidos siguen sin querer erradicar el problema. Siguen dando pábulo al machismo más rancio, retrógrado y carpetovetónico que germina en las huecas mentes de muchos españoles.

Ya que con su inacción, podemos ver cómo se trata a las chicas como reclamo publicitario en locales nocturnos, al invitarlas a barras libres. Podemos ver cómo cobran menos por el mismo trabajo. Cómo se les valora su belleza y no sus méritos. Cómo se llenan hojas y hojas de revistas en hacer sesudos estudios sobre cómo tener el pelo hidratado o lo guapa que está tal o cual famosa, pero ni una palabra sobre como luchar contra la discriminación, por ejemplo.


Mucho nos queda por mejorar en este aspecto en España, si realmente queremos abogar por una igualdad real y efectiva. Muchos aspectos deben transformarse si no queremos seguir lamentando 60 muertes cada año. Mucho hay que bregar si queremos cobrar todos lo mismo, sin importancia del sexo de cada uno.


Esperemos que este año sea un punto de inflexión, pero no podemos delegar en el gobierno. Debemos exigirles, con todos los medios a nuestro alcance, que actúen y legislen para conseguir la igualdad real y efectiva. Y de paso,que la caverna rancia que habita en Internet se extinga.

sábado, 13 de enero de 2018

Ser progre-guay

En este cambio de año, deseo con anhelo que la izquierda dejemos de querer ser progres guays y, de verdad, sepamos cuáles son nuestros retos y qué causas debemos rehusar.

Para así, evitar ridículos como es meternos en batallas nacionalistas entre burgueses por defender Estados burgueses imaginarios contra Estados burgueses centralistas.


Porque es vergonzoso ver como la izquierda se ha olvidado que el principal fin de nuestras organizaciones, sería defender los intereses de la clase obrera, desde el principio de la solidaridad internacional. Pero seguimos empeñados en creernos las mentiras de las fronteras. Para, en consecuencia, mirarnos el ombligo y creer que hay pueblos oprimidos en España, como si estos fuesen el pueblo saharaui.


No podemos aceptar que las formaciones de izquierdas prioricen disputas entre burgueses, como parte de la lucha obrera. Cuando lo prioritario es darse cuenta que la hipotética República catalana, no será más que un Estado de derechas ideado y engendrado para responder a los intereses de la burguesía catalana. Tan solo repasando la historia, tan solo repasando las clases básicas de ciencias políticas, podemos discernir que es una lucha de derechas. En la que la izquierda debería saber posicionarse, no con los independentistas, si no con la clase obrera. Para luchar porque la sanidad catalana no estuviese en manos de empresas e intereses privados. Para que la educación pública no fuese un gueto desprestigiado e infradotado. Y que los servicios sociales fuesen públicos y no los gestionasen fundaciones de oscuro patronazgo.


Pero, en vez de eso, y solo por inquina a Rajoy, hemos decidido,de forma torpe, encabezar una causa ajena: la nacionalista catalana.

De esta manera, espero que algún día alguien abra un viejo libro de Marx, de socialismo y se avergüence de haber hecho causa por un Estado y no por la clase que supuestamente deberían haber representado.