miércoles, 28 de febrero de 2018

¡Qué peligroso es el arte!

He pasado la semana pensando como no usar ninguna referencia artística, para expresar las reflexiones que me han ido surgiendo a raíz de las noticias.

Por ello, voy a evitar decir que esta semana habría alimentado varios libretos más de Valle-Inclán, o que con los titulares de prensa Berlanga o Buñuel tendrían muchos argumentos para sus largometrajes.

Poco nos debe importar que un diario de referencia mundial, se asuste porque entienda que la libertad de expresión en España está en peligro porque se censura una exposición en ARCO.

Realmente, a mí me parece más inquietante la tenue ola de protestas que ha desatado que se retirara dicha muestra artística de ARCO y que se celebrara dicho acto con fervor y chanza entre la rancia derecha. Me asusta pensar que bajo el epígrafe de incitación al odio, pueda una expresión artística ser censurada o retirada de una exposición. Cuando deberíamos tener presente que el arte no son solo bodegones de fondo marrón y rancias naranjas en primer plano, sino que el arte debe provocarnos, impactarnos y hacernos reflexionar.

Aunque claro, hablamos de expresiones artísticas libres y podemos ver que tampoco se puede rapear. Porque significa un mayor delito que robar los ahorros de los abuelos, o limpiar los fondos públicos y repartirlos entre los amiguetes.

Y sí, es absolutamente increíble que rapear sea delito y me solidarizo con todos los artistas que solo por desafiar el pensamiento único acaban en la cárcel. Supongo que será mucho mejor ser un patriohortera cursi de los que van poniendo letra al himno español y pagan sus impuestos fuera de nuestras fronteras.

El arte siempre ha buscado provocar y desafiar nuestro pensamiento, presentarnos otra realidad y hacernos reflexionar sobre la situación que vivimos y como interpretamos la realidad. Mal futuro nos espera si aceptamos que censuren el arte en España y permitimos que impongan el pensamiento único hortera y olé en la cultura.

Es el momento de rapear más, leer más a Valle-Inclán y ver más asiduamente a los maestros Buñuel y Berlanga.

martes, 13 de febrero de 2018

Empoderándose el cuñadismo.


-¡Míralas! , exclama mientras abre la revista de papel cuché de la semana, Mucho abanico, pero luego resultan que van a los Goyas a enseñar carne. (Exclama en referencia al abanico rojo con el que se intentó seguir visibilizando la defensa del feminismo). ¡Y estas son las mismas que han mandado al paro a las chicas de la Fórmula 1!

...

-Total, si todas están ahí por lo que son. Casi ninguna es buena actriz. Ellas están por enseñar carne.

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-La culpa no es mía. Si pongo un negocio de lavado de coche con chicas en tanga. Ellas son las que aceptan y el responsable es el cliente que vendría a mi negocio.

...


Uno en su país de gominolas piensa que los trolls de Internet solo existen en Internet y enseñan las patitas entre los opíparos platos de Nochebuena, cuando los temas de conversación se han agotado y antes de que se abra el silencio en la mesa. Pero empiezo a descubrir que cada día, es más fácil escuchar este tipo de argumentos, fuera de su hábitat natural. Es decir, los rancios españoles están recolonizando espacios de los que habían desaparecido. Para dejar la oscuridad de sus mentes y la frialdad de la red y expandirse por cualquier barra de bar o mesa de merienda.


Por ello, deberíamos reflexionar como hemos llegado a que nos parezca normal que el machismo esté ganando tantos espacios públicos, sin que a nadie le moleste y sin que nos rasguemos las vestiduras. Porque los que emiten estas opiniones se sienten respaldados por una corriente invisible, pero fuerte, de empatía hacia su causa. Que les permite balbucear públicamente estas opiniones, en cualquier situación y ante cualquier tipo de público.



Porque ante esta pantomima de argumentario, nos encontramos que son muchas las mujeres que callan, agachan la cabeza y con el silencio cómplice y cobarde, dan más empaque y fuerza a las barbaridades carentes de sentido que se pueden escuchar. Para solo cuchichear en voz baja: "es que las mujeres nos hemos vuelto muy radicales y prohibimos todo" o recriminar a las que se defienden de las ideas del macho ibérico que: "tal vez se pasó".



¿Se pasó? No, tristemente fue la única de la mesa que defendió los derechos de todas las mujeres, ante el silencio del resto. Las defendió a ellas y no aceptó que el machismo ganara otro espacio público.