domingo, 28 de agosto de 2016

La paradoja del PSOE y el fin de las izquierdas.

La geometría del Congreso de los Diputados parecería haber provocado
que Rajoy haya sido expiado por sus pecados de la pasada legislatura,
el PP absuelto por el jurado popular de sus corruptelas y habría
puesto en el ojo del huracán y de los males de esta ingobernable
España (según algunos rotativos) al PSOE.

Antes, el mal lo engendraba Pablo Iglesias y compañía. Ahora pasada
las elecciones, este papel lo ha pasado a encarnar Pedro Sánchez.
Muchos parecen ser los motivos para que el PSOE esté bajo el foco de
la información. A saber, el PP ha conseguido que su marca
blanca/naranja se olvide de las corruptelas del PP y acepten que Rajoy
sea presidente, y en esta situación, el PSOE es el que tiene la llave
de que Rajoy siga desmantelando el Estado y haciendo de la política su
cortijo particular.
Y en una perversión de la política, para acercarla más a los intereses
de Rajoy, el candidato conservador a La Moncloa, ha elegido el 30 de
Agosto para presentarse a la investidura, dado que unas terceras
elecciones serían el Día de Navidad. Lo cual, añade más presión a
Pedro Sánchez para que se vea obligado a formalizar su renuncia al
ideario socialdemócrata y permitir que la derecha pueda seguir
ahondando en la destrucción del Estado y sus servicios.

Pero, ¿por qué este interés en desahuciar al PSOE? Sin duda, es el
rival más débil, pero es necesario que traicione a sus propios
votantes para que esta formación pierda su hipotética credibilidad (y
en consecuencia votantes) y así, no pueda haber en la izquierda
ninguna suma posible para gobernar, ni en las alcaldías, ni en las
autonomías (sobre todo) o posteriormente a nivel estatal.

El PP sabe que puede acabar de dar la estocada perfecta al PSOE, este
puede hincar la rodilla, perder gran parte de sus votantes y con ello,
conseguir que las izquierdas no puedan gobernar en un medio plazo en
España.
Porque, ¿quién votará, otra vez, al PSOE si permite otro gobierno de derechas?

viernes, 5 de agosto de 2016

El país de las hormigas

A todos nos fascina presentarnos y decir que tenemos una, dos o tres
carreras, cuatro másters, un doctorado Cum Laude por la universidad de
Wisconsin, hablamos cuatro idiomas y dominados las últimas novedades
de la informática.
Pero, ¿esto que dice de nosotros? ¿Dice que sabemos pensar, razonar o
ser críticos? O por el contrario, ¿qué sabemos memorizar datos y estos
nos capacitan para hacer un trabajo?
Porque al fin y al cabo, un título no te hace mejor o peor persona,
solo te capacita para desempeñar un trabajo. De esta manera nuestra
educación, ¿nos enseña a pensar o a ser meras hormigas obreras?

Cada vez tengo más dudas de que el objetivo de la educación que
recibimos sea el de crear una sociedad llena de personas con capacidad
de razonamiento, crítica, curiosa y que sea capaz de dudar y buscar
soluciones. Y por el contrario, cada vez percibo como más plausible la
idea de que realmente se busca formar una sociedad con una formación
nivel Trivial, que sepa repetir datos generales y vagos. Con escaso
espíritu crítico y que no presente interés por ir más allá de los
titulares que cada día le lanzan y se adormezca compartiendo fotos
atardeceres con frases de pseudo psicología como cima de su
pensamiento crítico.

De esta manera, en consecuencia, se siguen creando generaciones de
obreros serviles abotargados, mientras seguiremos suspirando porque en
informe PISA nos humilla sistemáticamente y los Nobeles no volverán a
conocer a otro español merecedor de dicha distinción.

¡Viva el país de las hormigas!