martes, 31 de marzo de 2020

No somos héroes.

No somos héroes y no queremos serlo. No tenemos súper poderes que nos protejan de la fatiga, del cansancio y de la frustración. No tenemos una capa que nos aísle del miedo, de la impotencia y la rabia. No tenemos una traje hecho por el profesor X que nos hace inmunes a los pérfidos virus, incluso al último súper villano, el coronavirus Covid-19.

Solo somos personas que un día decidimos estudiar una carrera, una FP (como se decía antes) sanitaria... y nos inscribimos en una bolsa de empleo de un hospital. Solo somos personas con los mismos miedos, incertidumbres y desazones que tú y cualquier otro ciudadano. Lloramos cuando tenemos miedo (y estas semanas lo tenemos), maldecimos cuando vemos una injusticia, a la par que corremos, luchamos y nos apoyamos cuando se nos hunde nuestro mundo, nuestro entorno, nuestro hospital.

Nos somos héroes, solo somos trabajadores que llevamos muchos años quejándonos de las consecuencias de los recortes en sanidad. Diciendo que esos recortes traían más listas de esperas, porque con menos plantilla no se puede atender a más pacientes, porque nuestras manos llegaban hasta donde llegaban. Porque aunque entre todos intentásemos suplir las carencias que nos iban desde las direcciones generando, teníamos un límite físico y profesional.
Y claro, cuando estos recortes sufridos y padecidos desde hace más de una década se encuentran con una crisis sanitaria como la actual se nos ven todas las costuras. Acabamos pidiendo caridad, usando a los amigos y conocidos (nunca os lo podremos agradecer lo suficiente) para que nos hagan unas batas impermeables o nos cedan sus gafas protectoras. Porque la Administración Pública en sus infinitos recortes, nunca tuvo dinero para prever que lo necesitáramos. Claro, justo había para pagar lo básico y lo que se rompía casi nunca se reparaba.
Y esto es lo más triste, lo que demuestra que se nos dejó sin amparo y solo la solidaridad nos está ayudando a salvar la situación.

Porque yo he llorado de frustración y me he peleado contra molinos de viento, a sabiendas que tenía la batalla perdida, como cualquier otro Quijote con bata blanca. Porque en los próximos presupuestos nos volverán a recortar el presupuesto, o ignorarán, por enésima vez, nuestras demandas en las reuniones con las direcciones, bajo los sabidos mantras de: “este año no toca” (como todos), o “este año hay que priorizar otros servicios” (¿y esos cuáles son?).

Por eso, no queremos que se nos romantice con el discurso de héroes desde la misma clase política que hasta hace unos escasos meses nos seguía negando el pan y la sal.
Porque así, mientras se nos categoriza como héroes, se distrae la atención de la verdadera realidad, de que se nos abandonó durante años de forma sistemática y ahora han quedado a la luz las enormes carencias de “la mejor sanidad del mundo”. De esa sanidad que era “la envidia de Europa”, pero no tenemos ni mascarillas quirúrgicas de repuesto en los centros y tenemos que lavarlas todos los días y usarlas al día siguiente, contraviniendo todos los protocoles existentes, con el consiguiente riesgo para nosotros y para los pacientes.

Ningún profesional sanitario queremos ser un héroe, solo queremos trabajar con dignidad, por respeto a nuestra profesión, por el bien de la comunidad y sobre todo por tu salud.

martes, 17 de marzo de 2020

Fuma con responsabilidad

Todos tenemos claro que el tabaco es perjudicial para la salud, pero cuando hablamos de casas de apuestas, nos dicen; “juega con responsabilidad”.

¿Es imaginable que nos dijesen: “fuma con responsabilidad”?

La lacra de las casas de apuestas, de una forma sutil y con una visión amable, se están instalando en nuestros barrios, en nuestros móviles y en nuestras vidas. Para hacernos adictos y generar graves problemas no solo económicos, sino sociales, personales, laborales y de salud.

Esta lacra debe ser tratada desde las Administraciones Públicas con toda la seriedad que se merece y priorizando los intereses de protección de la ciudadanía y la prevención de los problemas de salud pública que genera, sobre los hipotéticos beneficios económicos que produce.

Así, inicialmente, debería ser una buena noticia que un Ministerio se dedique, casi en exclusiva, a atajar esta problemática social, que devasta vidas, futuros y crea miles de personas con problemas de juego patológico anualmente. Mientras los beneficios de estas empresas crecen de forma exponencial.

Pero no es suficiente, la sociedad no podemos permanecer al margen. No podemos ponernos de perfil, en consecuencia desde una acción basada en la conciencia del problema, en la sensibilización y el debate, debemos crear la presión social suficiente para denunciar las malas artes de estas empresas y a la par exigir que desde todas las Administraciones se tomen todas las medidas necesarias para sacar estos locales de nuestros barrios, de los anuncios y de los banner de las app que tenemos en el móvil.

En consecuencia, a medida que desenmascaremos a estas dudosas empresas, creemos más acciones y debate sobre sus prácticas y las terribles consecuencias del juego patológico y la sociedad de forma articulada, serena pero contundentemente nos posicionemos en contra. Aumentaremos la demanda para extirpar esta lacra, y evitaremos esos mensajes perniciosos de “juega con responsabilidad”. Porque lo realmente responsable es prohibir su publicidad, su instalación y perseguirlas hasta erradicarlas.

sábado, 7 de marzo de 2020

Tierra quemada

“La política de tierra quemada es una táctica militar que consiste en destruir absolutamente todo lo que pueda ser de utilidad al enemigo cuando una fuerza avanza a través de un territorio o se retira de él. “

Después de una larga década de recortes; en prestaciones sociales, servicios sanitarios, educación, servicios sociales, etc., perdida de derechos laborales, de sustento social por parte del Estado, además de reformas económicas que han ahondando la brecha social entre ricos y pobres, parecería que la derecha ha dejado el Estado como si fuera tierra quemada y, por ende, sin esperanza de mejora en nuestras vidas. Para hacernos caer en el desánimo y “Abandonar toda esperanza, quienes aquí entráis” como glosa Dante.

Pero ante el infortunio, la desazón y los miles cantos de sirenas que nos susurraron que nos rindiéramos; luchamos, nos levantamos y peleamos porque nuestra voz fuera más fuerte que la tormenta perfecta que orquestaron y cuando ya parecía que no había esperanza seguimos remando en la deriva. Perseverando porque las razones seguían intactas para demostrarles que no fue una crisis, sino una estafa perfectamente dirigida. Que tenía el fin de hacernos más pobres, más débiles y sumisos, pero no calcularon que nunca nos íbamos a rendir, que hasta el último aliento que tuviéramos íbamos a pelear y solo nos detendríamos, nos detendremos, cuando recuperemos todos nuestros derechos, nuestra calidad de vida.

Y con la suma de todo nuestro coraje, nuestras ganas de defender nuestros derechos y sin rendirnos hemos llegado hasta aquí, con las pensiones revalorizadas,una subida del SMI y las nóminas a los funcionarios.

Aunque la derecha dejó el Estado quemado, que nadie dude; no vamos a flaquear, esto es solo el comienzo de nuestra era. Es el momento de recuperar todo lo perdido y de encarar el futuro con un optimismo que ya no recordamos desde hace más de una década.