Uno de los diálogos más memorables de: "Amanece, que no es poco" dice así: "Y ahora me dicen que ha escrito usted "Luz de agosto", la novela de Faulkner, ¡de William Faulkner! [...] ¿es que no sabe que en este pueblo es verdadera devoción lo que hay por Faulkner?. Pero hombre, copiar a Faulkner."
A muchos de nuestros políticos les está ocurriendo eso mismo. Pensando que no conocemos al susodicho se estaban dedicando a copiar trabajos, fragmentos de tesis o a inventarse masters o doctorados que nunca han realizado. Pero al final resulta que "en este pueblo es verdadera devoción lo que hay por Faulkner" y les hemos acabado pillando.
Una presidenta dimitió por un master poco claro, la ministra fue dimitida por unas sospechas, Ribera ha modificado su currículum en varias ocasiones, Pedro Sánchez se dedicaba a copiar ideas ajenas para su tesis, sin citarlas luego y Casado anda agradecido al buen hacer de la Fiscalía que le ha eximido de rendir cuentas por las dudas que no se han despejado.
De toda esta lamentable historia, lo que mayor gravedad reviste, para mí, es el peligroso descrédito que supone estas corruptelas y opacidades para la imagen de la Universidad y de sus alumnos. Los cuales, con mucho esfuerzo, y en numerosos casos por los recortes de becas, con verdaderas dificultades económicas hemos tenido que costearnos nuestra formación universitaria y de posgrado. Para acabar viendo como los títulos, en la bancada de enfrente se regalan por llevar el carné adecuado.
Estos hechos constatan con la manida: "cultura del esfuerzo" que desde la política nos han querido vender a los hijos de los obreros. En base a la cual, nada se nos regalaba y los títulos universitarios solo se obtenían en base a la dedicación y a horas de estudio. Esta patraña hemos podido comprobar como se cae, y los tentáculos de la corrupción política llegan hasta los ámbitos académicos y los títulos se conceden, con más facilidad si sabes citar de forma oportuna a Faulker. Privilegio que los hijos de los obreros nunca hemos tenido.
¿por qué este nombre? hace tiempo escuché esta expresión y pretendo ser sincero, aunque sea molesto... como gatos en el estómago. bienvenidos a éste, mi experimento
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miércoles, 3 de octubre de 2018
miércoles, 16 de mayo de 2018
Error 404: izquierda not found
Estas últimas semanas con las rancias noticias de ministros cantando vetustas canciones sobre hombres del espacio imaginarios. Los opacos y funestos negocios con potencias árabes, el (no) máster de Cifuentes, la vergonzosa subida de las pensiones, he descubierto que todas estas noticias, acababan en un punto muerto: ¿dónde está la izquierda? ¿Por qué no percibimos, sus votantes, que la izquierda esté dando la batalla en estos campos?
Porque los militantes, de estas corrientes ideológicas, no solo queremos ver un tweet o una gracieta por Internet. Queremos ver como dan la cara y ponen el foco en las corruptelas y ese ignominioso pasado que siempre vuelve. Queremos verlos activos haciendo frente a los desmanes de la derecha contra el Estado del Bienestar, contra los derechos esquilmados, contra la dignidad arrebatada y por el respeto a la memoria histórica.
Pero, en vez de eso, acabamos apesadumbrados, buscando entre las noticias donde está ese fervor, esa intensa lucha y no la percibimos. Solo breves chistes o juegos de palabras, pero sin la suficiente carga ideológica. Solo eslóganes fáciles y frases hechas, para cortar y pegar, pero sin un fundamento.
Porque, por ejemplo, en el caso del máster de Cifuentes los más críticos y, a la vez, la mayor defensa de la dignidad, honradez y honestidad, ha venido desde algunos medios de comunicación. No ha venido desde los partidos de izquierdas. Ya que muchos se han sumado a este carro solo desde sus altavoces de 140 caracteres, pero no han profundizado en lo que supone este supuesto caso para la imagen de la universidad pública.
Así, al final, a muchos votantes de izquierdas nos queda la sensación que la defensa de nuestros intereses, se hace desde una teatralización y echamos en falta, una mayor carga ideológica y un mayor énfasis y aplomo en la defensa de los argumentos.
Porque los militantes, de estas corrientes ideológicas, no solo queremos ver un tweet o una gracieta por Internet. Queremos ver como dan la cara y ponen el foco en las corruptelas y ese ignominioso pasado que siempre vuelve. Queremos verlos activos haciendo frente a los desmanes de la derecha contra el Estado del Bienestar, contra los derechos esquilmados, contra la dignidad arrebatada y por el respeto a la memoria histórica.
Pero, en vez de eso, acabamos apesadumbrados, buscando entre las noticias donde está ese fervor, esa intensa lucha y no la percibimos. Solo breves chistes o juegos de palabras, pero sin la suficiente carga ideológica. Solo eslóganes fáciles y frases hechas, para cortar y pegar, pero sin un fundamento.
Porque, por ejemplo, en el caso del máster de Cifuentes los más críticos y, a la vez, la mayor defensa de la dignidad, honradez y honestidad, ha venido desde algunos medios de comunicación. No ha venido desde los partidos de izquierdas. Ya que muchos se han sumado a este carro solo desde sus altavoces de 140 caracteres, pero no han profundizado en lo que supone este supuesto caso para la imagen de la universidad pública.
Así, al final, a muchos votantes de izquierdas nos queda la sensación que la defensa de nuestros intereses, se hace desde una teatralización y echamos en falta, una mayor carga ideológica y un mayor énfasis y aplomo en la defensa de los argumentos.
jueves, 30 de enero de 2014
mis amigos no son números
Hablar de la realidad con datos, estadísticas o porcentajes hace que quede desvirtualizada y nos hace perder la referencia de en que situación estamos.
Es diferente hablar de la tasa de paro juvenil que hay en España a pensar en cómo afecta el paro a mis amigos.
Recuerdo que en los albores de la crisis, nos vendían que los universitarios quedaríamos al margen de la crisis. Que íbamos a ser el motor de la España del futuro. Que no tendríamos que temer por nuestros puestos de trabajos, porque somos la generación mejor formada. Esto nos contaban allá por el 2008, con el paso del tiempo ves que la realidad es diferente y en el 2014 compruebas como la crisis se ha cebado con todos, y ha dado igual la preparación académica de cada uno.
Los jóvenes, esa generación tan bien preparada, vivimos un; "sálvese quien pueda" y algunos miramos más allá de las fronteras, porque no queremos caer en las tristes cifras del paro y la rabia por ver cercenado un futuro que nunca hemos podido disfrutar.
Antes lo comentaba, las cifras cambian cuando hablas de la realidad cercana y ves a amigos que prestan sus servicios de forma altruista a instituciones académicas, para poder algún día hacer el doctorado. Otros luchan por encontrar un esquivo trabajo, mientras siguen estudiando o esperando unas oposiciones que nunca llegan. O hablas con algún otro que te comenta que hasta hace poco lo iban renovado mes a mes y ahora le han hecho un "extraño contrato" para poder seguir trabajando.
La realidad es peor cuando le pones caras y máxime si esas caras son las de tus amigos. Vivimos malos tiempos y me queda la sensación amarga en la boca que vamos a tener que sobrevivir y capear el temporal, a la espera que éste pase. Para que una vez que empecemos a sacar cabeza, si aún estamos en España, ver que futuro podemos tener.
Es diferente hablar de la tasa de paro juvenil que hay en España a pensar en cómo afecta el paro a mis amigos.
Recuerdo que en los albores de la crisis, nos vendían que los universitarios quedaríamos al margen de la crisis. Que íbamos a ser el motor de la España del futuro. Que no tendríamos que temer por nuestros puestos de trabajos, porque somos la generación mejor formada. Esto nos contaban allá por el 2008, con el paso del tiempo ves que la realidad es diferente y en el 2014 compruebas como la crisis se ha cebado con todos, y ha dado igual la preparación académica de cada uno.
Los jóvenes, esa generación tan bien preparada, vivimos un; "sálvese quien pueda" y algunos miramos más allá de las fronteras, porque no queremos caer en las tristes cifras del paro y la rabia por ver cercenado un futuro que nunca hemos podido disfrutar.
Antes lo comentaba, las cifras cambian cuando hablas de la realidad cercana y ves a amigos que prestan sus servicios de forma altruista a instituciones académicas, para poder algún día hacer el doctorado. Otros luchan por encontrar un esquivo trabajo, mientras siguen estudiando o esperando unas oposiciones que nunca llegan. O hablas con algún otro que te comenta que hasta hace poco lo iban renovado mes a mes y ahora le han hecho un "extraño contrato" para poder seguir trabajando.
La realidad es peor cuando le pones caras y máxime si esas caras son las de tus amigos. Vivimos malos tiempos y me queda la sensación amarga en la boca que vamos a tener que sobrevivir y capear el temporal, a la espera que éste pase. Para que una vez que empecemos a sacar cabeza, si aún estamos en España, ver que futuro podemos tener.
sábado, 2 de junio de 2012
somos la generación engañada
Siento que a mi generación se nos ha engañado.
Nosotros somos aquellos que nacimos en los albores de los 80. Nos cantaron nanas con Naranjito de fondo, recordamos las olimpiadas de Barcelona ´92 y fuimos hijos de la EGB. Sí, aquellos cada curso nos repetían; “estudia y el día de mañana tendrás un futuro mejor que el nuestro”, nos decían nuestros padres, porque la sociedad así se lo dictaba. Mientras nos cerraban la puerta de la habitación y nos dejaban entre trigonometría, formulación inorgánica y subordinadas.
Ese futuro, siempre nos lo pintaron con un buen trabajo que nos reconociera socialmente, que nos diera capacidad económica. Para así permitirnos tener un coche , un apartamento en la playa o en la montaña.
Ese futuro pasaba por estudiar; por acabar el instituto y sin dilación seguir estudiando en la universidad, una carrera. Para después sacarnos algún máster y, si nos sobraba tiempo, aprender algo de inglés, mejor aun.
Pues resulta que hemos llegado a ese futuro que nos vendieron y nosotros, sí, hemos cumplido. Nos formamos. Estudiamos hasta la extenuación, sin dudar en que nuestro futuro no sería como nos vendieron.
Pero lo que teníamos que ser la generación mejor formada, así nos llamaban, estamos con una mano delante y otra detrás. Estamos cansados de mentiras y del castillo de naipes que nos construyeron.
Nos sentimos defraudados, porque nos han engañado. No tenemos ni el trabajo que nos dibujaron en la cabeza. Ni podemos irnos de casa de nuestros padres, a la edad que se suponía que nos teníamos que comer el mundo para desayunar.
Pero sobre todo, estamos decepcionados por pensar que ese futuro que nos espera no será mejor que el presente que tenemos, como nos vendieron.
Publicado en bajoaragondigital.com 01/06/2012
viernes, 13 de marzo de 2009
escéptico ante Bolonia y su futuro

Hoy los universitarios y estudiantes de instituto han cambiado las aulas por las pancartas, la calle y las protestas contra el plan Bolonia. Un plan que como la mayoría a estas alturas de la vida todos sabemos que lo que pretende al final es permitir la entrada de dinero privado en la universidad pública. Lo que en otros sectores públicos se llama privatizar.
Mucha gente con la que he discutido, debatido sobre Bolonia me han acusado de que las protestas llegan tarde, o mejor dicho demasiado tarde. Ya que los estudiantes se rebelan contra esta reforma cuando es inminente, pero encontrar información sobre la verdadera magnitud de esta propuesta educativa, nunca ha sido fácil. No en vano uno de los caballos de batalla es el oscurantismo con el que se ha desarrollado este proyecto y la falta de debate con la comunidad universitaria en general y no sólo con los equipos directivos.
Recuerdo la primera vez que escuché mencionar el plan Bolonia. Yo por aquel entonces aún estaba en la universidad y fue un día al entrar en la facultad de Económicas (no recuerdo el motivo, del porque yo estaba allá) y me sorprendió un cartel colocado, en el cual se felicitaban por el acuerdo que daba como fruto el susodicho plan. Tengo que reconocer que en ese momento muy poca información pude encontrar, en los canales que usaba como información (el sindicato, prensa, internet) más allá de que se explicaba que era un proyecto para equiparar todas las carreras en Europa y permitir una mayor movilidad (vamos la quimera que 6-7 años después aún siguen vendiendo). Pero si que me dio mala espina que aquel reducto de mocasines, polos marineros y jerseys de pico, que era la facultad de económicas y derecho celebrara de esa manera la aprobación de dicho plan. Luego con el paso del tiempo Bolonia desapareció de la mente de los universitarios y se olvidó quedando como un proyecto que cuando preguntabas a los profesores apenas sabían explicar que la carrera pasaría a tener 4 años, en vez de los 3 actuales.
Así hemos llegado al día de hoy, con protestas por parte de la comunidad universitaria, pidiendo que no se privatice que no se permita que las empresas privadas inviertan en la universidad pública, ya que esto supondrá en fin de la educación universitaria, tal y como la conocemos y acabará siendo la universidad una extensión barata de las empresas. Donde formarán a sus empleados del futuro. Por cierto, un pregunta fácil, ¿cuántas empresas invertirán en carreras como filología catalana o historia del arte?
Tal vez parar Bolonia sea difícil pero los estudiantes si que se merecen que los políticos y rectores los tomen en cuenta, no sólo vale pedir que se movilicen cuando les interesa. Ahora los estudiantes se han movilizado, llevan meses protestando, haciendo encierros, charlas, concentraciones, manifestaciones contra la instauración de este plan, ahora no sirve la excusa; “son demasiado jóvenes para entenderlo”. Demostrando su implicación con los problemas que les rodean, no pueden decir que no se mueven por nada. Entonces los equipos de gobierno de las facultades y los responsables políticos deben pararse y atender las demandas, preguntas, quejas, sugerencias que los universitarios están expresando…
… pero al final será estéril. Llegará septiembre y con un sabor agrio empezará el curso y los chavales que ahora hacen 2º de Bachiller comprenderán lo que significa Bolonia. Que luego les digan que se movilicen y que les van a escuchar. Que son el futuro de la sociedad…
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