martes, 31 de marzo de 2009

Sr. Obispo tengo una pregunta para usted...




Ya lo he comentado alguna vez, la iglesia me produce la sensación de retrotraerme varias décadas en la historia, o como si en vez de adelantar una hora este domingo, nos hubiesen quitado medio siglo de un plumazo. Viendo como el gris y el negro se instalan en nuestras vidas, para llenárnosla de superstición y adoctrinamiento.
Así vemos como las calles de Madrid se llenan con las sotanas de los domingos, las mejores alhajas y los abrigos de visón, que la chacha ha aderezado para la ocasión, esta vez clamando contra el aborto. Los obispos han movilizado a su núcleo duro para señalarnos al resto de mortales como asesinos, ya que ellos, por lo visto son los que reparten los carnets de defensores de la vida y el resto nos hemos quedado fuera de su moral.

Puede que tenga unas entendederas muy cortas, o que al no profesar su fe, no pueda comprender su críptico mensaje, pero alguien me tendrá que responder algún día a algunas preguntas (que nunca lo hacen cuando me paran por la calle, para cualquiera de sus campañas de autobombo); ¿Por qué no admiten la libertad individual de acción? ¿Por qué aún tenemos que escuchar sus papanatadas, en pleno S. XXI? No entienden que como una fe cualquiera, son sólo susceptibles de influir sobre sus creyentes y en consecuencia el resto no tenemos que casarnos con sus caprichos. ¿Por qué no dejan de ocupar la calle y dedican sus horas en predicar su credo en sus iglesias? ¿Por qué ahora se llevan las manos a la cabeza y claman contra el aborto, otra vez? Cuando este debate debería estar ya superado. No se dan cuenta que ellos son competentes en el ámbito moral, para sus feligreses, entonces, ¿Por qué tienen que emitir sus doctrinas sobre temas científicos, con tan poco fundamento, como el que suelen manejar?

Algún día Sres. Obispos deberán contestarme, porque tengo una pregunta para usted…

viernes, 27 de marzo de 2009

una sociedad activa




Estos días atrás, en un curso que estoy realizando sobre gestión sanitaria, la profesora me planteó una pregunta que me ha dado que pensar varios días;

“la estructura del sistema sanitario (publico-privado-universal-....) ya influye en la salud de las personas, pero además los servicios como el español de carácter descentralizado (la gestión la tienen las autonomías) hace que se creen desigualdades en salud dentro del mismo país”

Pienso que estas desigualdades que la profesora me comenta como resultado del trabajo que le entregué, no habría que tomarlas como consecuencia directa del traspaso de competencias que se hizo en su momento. Ya que el fin mismo de este proceso era y es, acercar los servicios, en este caso, la sanidad, a la población, a la sociedad. Por tanto, no tendría sentido acusar a este proceso de provocar el efecto contrario. Mas si que es cierto, que la superposición de administraciones, con diferentes orientaciones políticas puede provocar que no se integren y no se consigan desarrollar los proyectos de forma común y efectiva.
Luego podríamos acusar a los diferentes gobiernos de haber sido más o menos diligentes a la hora de gestionar y encabezar una transformación tan brutal como fue pasar del Sistema Nacional de Salud, a los servicios sanitarios de las CCAA. Aquí evidentemente, más allá de señalar los colores políticos, si que ha influido, en parte.
Mas hay un apartado que creo que es esencial para un correcto desarrollo de un servicio público, que es el de la participación de la sociedad. No debemos olvidar que este era el fin del traspaso de competencias. La sanidad debía de dejar de ser un coloso alejado de la realidad de la población, para acercarlo a la sociedad lo máximo posible. Debía de dejar de construir sus programas de trabajo desde la cúspide de la pirámide, y hacerlo desde la base.
Así la pregunta es, después de este paso ¿Se ha acercado a la sociedad? ¿Se ha permitido a la sociedad tomar parte en las decisiones de la sanidad? ¿Se escuchan las demandas de la población, para luego actuar en consecuencia?



Al hilo de estas preguntas no hace mucho pude leer una conferencia de Marchioni, un sociólogo que defiende a capa y espada el poder de una sociedad organizada, en la que explicaba una perogrullada, pero tendemos a olvidarla, la base de todo es la sociedad y ella es la que debe tomar las decisiones, siempre. Por ello se debe permitir a la gente que sea partícipe de su propia salud. Para ello hay que dar la formación e información necesarias, las administraciones deben permitir que se creen las redes sociales necesarias y sólo así, la salud será más participativa. Luego los centros de salud, deben crear equipos de trabajo que conjuntamente con dicha red social fuerte, concienciada y movilizada en la localidad, trabajen conjuntamente para desarrollar los proyectos sanitarios que sean los más adecuados para su entorno.
El sumatorio de este trabajo, al final, es una sociedad más responsable de su propia salud, con una mayor implicación con el servicio público y un mejor uso del mismo y, en consecuencia, un mejor desarrollo del sistema sanitario, dado que éste aumenta en eficacia, calidad y eficiencia.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Algo más que altruismo.




Hace tiempo en una serie de televisión, dos de los protagonistas debatieron durante el capítulo, sobre los actos altruistas. Uno defendía que éstos son muy escasos, ya que las personas buscamos, con estos gestos una satisfacción personal, o gratificación.
Poco antes, en un curso que hice en la universidad sobre cooperación al desarrollo, nos explicó un ponente una idea que se engarzaba con esa tesis. La intención de ir a un país a acometer un proyecto (por ejemplo) con una ONG, aunque esté vestido de altruismo, no es así. Ya que detrás de esa escenificación, reside un feed back, en el cual el cooperante (en este caso) recibe algo a cambio de su trabajo. Muchas veces ese “algo”, es interno, no es mesurable, ni cuantificable, siendo una satisfacción por el deber cumplido, pudiendo ser las experiencias que enriquezcan su vida, en la mayoría de los casos, es independiente a obtener una gratificación material.

Durante la ponencia todos estuvimos de acuerdo, en la tesis mantenida por el profesor, pero suscitó varias cuestiones que nos generaron un debate más filosófico que del que se orientaba la exposición. Bajo ese prisma, se perdía el noble romanticismo que rodea a la mayoría de las personas que actúan en pos de los excluidos dejando de lado su tranquila vida y yéndose a los confines del mundo o al mismo corazón del infierno a prestar su ayuda. Bajo esta nueva visión era obvio que lo hacían bajo unos nobles ideales, pero realmente la ayuda no es totalmente desinteresada, ya que esperas con tu trabajo y empeño obtener algo, alimentar el ego que en la mayoría vive y habita, simplemente sentirte bien o útil contigo mismo o purgar alguna miseria del pasado. Cierto es que estos viajes te transforman, te cambian la visión y te alejan de la realidad que has vivido para imbuirte en otra realidad que ni podías imaginar, ni pensabas vivir una vez allá.

Si bien el mayor gancho de estos grupos de acción social son sus actividades internacionales, al final son su escaparate y su mejor publicidad. Aunque ésta sea puntual y filtrada por la prensa, según sus propios intereses, sigue habiendo necesidades en Darfur, o la Malaria sigue azotando África aunque no se hable ya de ello.
Muchas de estas ONG también actúan a nivel local realizando proyectos educativos, formativos, de concienciación, otros para evitar la exclusión social o para facilitar la integración de determinados grupos sociales. Muchas de estas iniciativas pasan desapercibidas, invisibles para el ojo de la sociedad, en general, pero permiten extender una red social, paralela a las administraciones públicas. Donde estas no llegan o no pueden llegar. Realizando así una importante y vital labor social, no sólo para aquellas personas que pueden ser candidatas de recibir una determinada ayuda social. Sino además hay otra actividad social que es muy interesante porque busca cambiar los roles, arquetipos, tópicos, que pesan sobre los diferentes objetivos de actuación de las ONG y que emanan desde la sociedad. Por ello también centran parte de su actividad local en debatir, cuestionar, informar, mostrar esta realidad, desde los centros educativos. Para así intentar crear una sociedad con mayores valores y más justa.

sábado, 21 de marzo de 2009

inocente de mí!




Recuerdo que durante mi estancia en Londres, podía ver cada día en la boca del metro, los diarios gratuitos que se repartían y en ellos era una práctica habitual, que la portada estuviera ocupada por un primer plano de un supuesto asesino, violador, psicópata que campaba por los barrios de Londres haciendo sus desmanes… cabe decir que el juicio popular lo hacía ya el diario, en cuestión y que este amarillismo informativo no era exclusivo de los diarios gratuitos, sino que era una fiel extensión del contenido de muchos de los diarios ingleses.

Este sensacionalismo me produjo cierta sorpresa y pensaba para mí; “suerte que en España este amarillismo en los diarios o telediarios no existe”… inocente de mí!


Con el paso de los años y de las noticias más truculentas y morbosas, veo como se cumple aquella frase que dice; “se pega todo menos lo bonito”. Qué cierto! No podemos haber copiado el sistema de financiación de la BBC o la calidad de la misma, no. Lo que hemos importado es ese tufillo a carne, a sangre, a morbo con las que se adereza muchas noticias de sucesos a las que se les da un toque “más humano y social”.

No entiendo el interés de meter un micrófono delante de un pariente que acaba de perder a un familiar, para conseguir la declaración más soez, más sensiblera. ¿esto es informar? ¿Informar es mostrar la cara más amarillista y sensacionalista de las personas? ¿Para eso tienen que estudiar 5 años en una universidad una carrera?


Pienso que informaciones como las que abundan en las mañanas de las televisiones o en sus sobremesas, aunque las quieran vestir de seriedad, engalanar con profesionalidad, enmascarar con seriedad, flaco favor hacen a los medios que cobijan en su parrilla estos sucedáneos de entretenimiento. Dan sólo carnaza para saciar la sed de morbo, de imágenes truculentas y declaraciones prescindibles, por su bajo contenido informativo.

Mas, pienso que el problema lejos de ser de quien pone en antena este tipo de contenidos, sea de quien lo respalda, con su seguimiento televisivo. No podemos satanizar, exclusivamente, a los programadores, cuando hay gente que disfruta con este nuevo tipo de circo romano televisivo. Cuando semana tras semana nos preguntamos; ¿dónde está el corazón?, vamos a la tele a contar mentiras sobre nuestra vida, por unos míseros euros o nos sentamos delante de una cámara para contar a media España los dilemas que nos inundan y no sabemos solucionar… ¿Y la tele lo hará?



miércoles, 18 de marzo de 2009

La "X" de la declaración de la renta



Hay días que me levanto por la mañana y me planteo seriamente si no me he zambullido, mientras dormía, en un bucle y me he despertado a mediados del siglo pasado. Cuando un sátrapa mangoneaba España o hace unos cuantos siglos, cuando en el calor de las hogueras se emitía la justicia más cañí y sectaria. Luego con cierta resignación veo que no. Que hay viejos tópicos, vicios del pasado que hoy aún arrastramos y no sabemos, no podemos, dejar de lado, dar un paso al frente y desprendernos de cierta caspa que reposa en nuestros hombros.

Desde hace unos días la curia, supongo que aburrida de predicar en vacías iglesias, ha decidido ocupar su (enésimo) minuto de fama y nos ha recordado lo malos y pecadores que somos los infieles españoles, por apoyar la ley del aborto (¿no existía ya?), por no querer contraer el SIDA o alguna otra enfermedad venérea, porque España se rompe… (ah! Que hoy no toca esta cantinela…)
Lo que decía, en los últimos días vemos donde va a parar el dinero que el estado da a los miembros de la iglesia y lo que hacen con lo que recaudan de la famosa “X” de la casilla de la declaración de la renta. Van a recordarnos que somos unos pérfidos seres demoníacos porque protegemos más a los linces que a los no nacidos, con su mega campaña de publicidad anti aborto.

No ya por lo caduco de su imagen y por la poca credibilidad que me merecen ellos que no la religión católica, ni los católicos que los soportan. Considero que es imperiosamente necesario que la conferencia episcopal deje de depender de papá estado. Es absolutamente imprescindible que el estado sea totalmente laico y no tenga a los de siempre montándoles manifas (¿esto no era de pancarteros comeflores que no querían la guerra de Irak?), cada vez que respiran.
¿Y por qué defiendo un estado laico? Porque quiero que se respeten las decisiones políticas sin tener que ser valoradas desde un prisma subjetivo como es la religión y a su vez no debe ser usada como arma coactiva de nuestras libertades. Porque la religión debe ser enseñada sólo en las iglesias y no en las escuelas y, en consecuencia, no se debe mantener ninguna escuela religiosa, mediante conciertos. Porque no quiero que los símbolos religiosos sean los que presidan las juras de cargos, los actos oficiales. Porque no quiero encender la tele y ver un acto católico en una televisión pública y sobretodo porque, como se suele decir que cada palo aguante su vela, es decir que se autofinancien y no dependan del dinero de todos, para sus objetivos particulares. Porque es el siguiente paso de nuestra Constitución, eliminar las reminiscencias del nacional catolicismo que aún conservamos.

Todo esto por no hablar del flaco favor que hace el papa en sus viajes evangelizadores, por el mundo, diciendo que el preservativo es un elemento perniciosos que no ayuda a detener el SIDA, sino que aumenta dicha problemática...

Así no estoy pidiendo cometer purgas de católicos, quemas de iglesias y profanaciones de tumbas (esto son hechos de nuestro lamentable pasado) sólo pido que la iglesia ocupe el lugar que la propia sociedad le otorgue, como a cualquier otra religión, ONG o movimiento social.

viernes, 13 de marzo de 2009

escéptico ante Bolonia y su futuro



Hoy los universitarios y estudiantes de instituto han cambiado las aulas por las pancartas, la calle y las protestas contra el plan Bolonia. Un plan que como la mayoría a estas alturas de la vida todos sabemos que lo que pretende al final es permitir la entrada de dinero privado en la universidad pública. Lo que en otros sectores públicos se llama privatizar.

Mucha gente con la que he discutido, debatido sobre Bolonia me han acusado de que las protestas llegan tarde, o mejor dicho demasiado tarde. Ya que los estudiantes se rebelan contra esta reforma cuando es inminente, pero encontrar información sobre la verdadera magnitud de esta propuesta educativa, nunca ha sido fácil. No en vano uno de los caballos de batalla es el oscurantismo con el que se ha desarrollado este proyecto y la falta de debate con la comunidad universitaria en general y no sólo con los equipos directivos.

Recuerdo la primera vez que escuché mencionar el plan Bolonia. Yo por aquel entonces aún estaba en la universidad y fue un día al entrar en la facultad de Económicas (no recuerdo el motivo, del porque yo estaba allá) y me sorprendió un cartel colocado, en el cual se felicitaban por el acuerdo que daba como fruto el susodicho plan. Tengo que reconocer que en ese momento muy poca información pude encontrar, en los canales que usaba como información (el sindicato, prensa, internet) más allá de que se explicaba que era un proyecto para equiparar todas las carreras en Europa y permitir una mayor movilidad (vamos la quimera que 6-7 años después aún siguen vendiendo). Pero si que me dio mala espina que aquel reducto de mocasines, polos marineros y jerseys de pico, que era la facultad de económicas y derecho celebrara de esa manera la aprobación de dicho plan. Luego con el paso del tiempo Bolonia desapareció de la mente de los universitarios y se olvidó quedando como un proyecto que cuando preguntabas a los profesores apenas sabían explicar que la carrera pasaría a tener 4 años, en vez de los 3 actuales.

Así hemos llegado al día de hoy, con protestas por parte de la comunidad universitaria, pidiendo que no se privatice que no se permita que las empresas privadas inviertan en la universidad pública, ya que esto supondrá en fin de la educación universitaria, tal y como la conocemos y acabará siendo la universidad una extensión barata de las empresas. Donde formarán a sus empleados del futuro. Por cierto, un pregunta fácil, ¿cuántas empresas invertirán en carreras como filología catalana o historia del arte?

Tal vez parar Bolonia sea difícil pero los estudiantes si que se merecen que los políticos y rectores los tomen en cuenta, no sólo vale pedir que se movilicen cuando les interesa. Ahora los estudiantes se han movilizado, llevan meses protestando, haciendo encierros, charlas, concentraciones, manifestaciones contra la instauración de este plan, ahora no sirve la excusa; “son demasiado jóvenes para entenderlo”. Demostrando su implicación con los problemas que les rodean, no pueden decir que no se mueven por nada. Entonces los equipos de gobierno de las facultades y los responsables políticos deben pararse y atender las demandas, preguntas, quejas, sugerencias que los universitarios están expresando…

… pero al final será estéril. Llegará septiembre y con un sabor agrio empezará el curso y los chavales que ahora hacen 2º de Bachiller comprenderán lo que significa Bolonia. Que luego les digan que se movilicen y que les van a escuchar. Que son el futuro de la sociedad…

martes, 10 de marzo de 2009

¿Savia nueva?



Hace un año por estas fechas estábamos recontando los últimos votos que daban la victoria a Zapatero en las elecciones generales. No deja de ser sorprendente lo rápido que pasa el tiempo, a pesar de la que está cayendo.
Pasado este año se empieza a especular conque Zapatero va a cambiar varios naipes de su mano de cartas. Supongo que querrá dar un aire nuevo y fresco al consejo de ministros. Nueva savia que cambie la dinámica de derrotismo que en circunstancias se transmite. Nuevas ideas para afrontar esta delicada situación, en la que cada día aparecen datos y estadísticas que nos añaden más dosis de pesimismo.
Desde el exterior de la cocina de Moncloa, si que parece patente que algunos ministros han perdido algo de impulso y parecen más cansados que ilusionados, por ello no creo que sea descabellado reestructurar el gobierno para desde las áreas más relevantes en este momento dar un nuevo impulso y hacer una labor de gobierno más enérgica y decidida.

Al día siguiente de las elecciones se pronosticaba una legislatura menos tensa y, casi, más fácil para el gobierno; el PP estaba dejando la senda del continuo enfrentamiento y estaba (está) fuertemente dividido en intereses y sectores, respectivamente. Pero con el paso del tiempo la inercia ha hecho que el PP vea como su oposición se ve reforzada, aún con sus pocas ideas y parecen estar a la espera de asestar la estocada a un ejecutivo que da la sensación de estar menos activo y vital que en tiempos atrás.
Supongo que los resultados de las elecciones gallegas han acelerado las ideas de reforma y el temor a que este resultado sirva de acicate para el PP de cara a las elecciones europeas y en el día a día parlamentario. Y también, con la intención de impulsar la imagen del gobierno.

Así si se ejecuta esta reforma del ejecutivo, desde mi punto de vista, podría ser un acierto, para cambiar esa (aparente) dinámica, en la que el gobierno está estancado, en medio de la crisis y serviría como estímulo de cara a lo que queda de legislatura, para afrontar este tiempo con nuevas ideas y nuevas ilusiones.

jueves, 5 de marzo de 2009

Un nuevo paso para las mujeres


Hoy puede ser un gran día. A pesar del fuerte viento que ha soplado en la zona, que nos llevaba a todos doblados, del granizo, la lluvia y el frío cortante que nos ha recordado que aún no es primavera y que no escondamos la chaqueta, porque lo lamentaremos.

Lo que decía, hoy puede ser un gran día. Después de mucho tiempo esperando, mintiendo, escondiendo la verdad, las mujeres van a ser libres para poder ejercer su sexualidad y su vida de forma independiente, responsable y sin miedos.
Hoy se ha presentado las conclusiones de la futura (esperemos) ley del aborto, en la que podemos ver como éste será libre hasta las 14 semanas, entre otros aspectos destacados. Sobretodo por la dantesca situación a la que se tenía que recurrir, cuando una mujer o una pareja decidía abortar. Ya que sólo lo podías hacer si afirmabas unos supuestos que en muchas ocasiones no pasaban de ser ficticios. Por fin se acaba con una mentira. Se deja de ver a las mujeres como víctimas, como (hipotéticas) enfermas mentales, para darles las riendas de sus decisiones. Para que sean responsables de sus vidas y tengan ese derecho a decidir, que antes su escondía en subterfugios.
Con esta futura ley también se acabará el acoso, la persecución de las mujeres que han abortado, ya que no podrán ser perseguidas, como podía ocurrir hasta la fecha.

Son pequeños pasos, pero con tremendas repercusiones. Mas el camino no acaba aquí, esto no debe ser una barra libre, donde el aborto libre sea la panacea de los embarazos no deseados. El aborto debe aplicarse como última medida, para prevenir un embarazo no deseado. Es necesario que antes de llegar a este punto las parejas dispongan de los medios necesarios para poder evitar estas situaciones. Claro que me refiero a información, anticonceptivos, ayuda sanitaria profesional… pero hay una pregunta; ¿funciona? A la vista de los resultados, de la gran cantidad de embarazos en gente joven o muy joven que se interrumpen o no, creo que podemos decir que la información no llega.
Es necesario que las administraciones se impliquen con el tejido asociativo, creando una comunidad responsable de sí misma. Porque esta, así es capaz de intervenir en las decisiones que les atañen y en consecuencia se implican en buscar soluciones a los problemas que se les plantean como grupo. Sólo así, con la participación activa de los grupos sociales se conseguirá trasmitir un mensaje para una correcta salud sexual. Sólo con la implicación de los receptores se podrá cambiar las actitudes y hacerles sentir en ellos su poder de decisión y la importancia de él.

miércoles, 4 de marzo de 2009

algo falla



Estos días atrás ha salido el juicio a unos jóvenes que se dedicaron a dar una paliza a un abuelo que les llamó la atención… ¿Cuál fue su pecado? Decirles que no mearan en plena calle… y el resultado? El anciano presenta una fractura de muñeca, así como diversas heridas y contusiones… los hechos ocurrieron en Huesca.

Hechos como estos (las meadas públicas y alguna desde algún puente… "que bonito es ver como cae la meada al río o mar en cuestión...") son relativamente frecuentes y no me pondré el título honorífico de guardián de las buenas costumbres y de tener la piel fina, pero si bien es reprochable que unos zagales se meen en plena calle pública, mucho más lo es que zumbes a otra persona por hacerte ver que tu conducta es cuanto menos, muy, muy dudosa y que va contra esas normas básicas de conducta y convivencia que se suponen que deberíamos todos respetar.

Me parece triste que ante reacciones desproporcionadas como estas, de cuatro salvajes descerebrados se pueda criminalizar a un grupo de edad, una generación. Y puedan hacernos ver que todos los jóvenes somos iguales que ante una desaprobación pública nos liamos a gorrazos con el primero que nos reprocha un acto de incivismo. Tampoco perdamos el sentido y pensemos que los que nacimos con la democracia, somos la generación “X”; perdida y sin rumbo, ni valores. Más bien pienso que es un fallo en la trasmisión de unos valores básicos de convivencia y respeto por todo lo que te rodea que deberían haberse inculcado desde la más tierna infancia, cuando considerabas que todo lo que veías era tuyo. Y es evidente que el algunos casos ha sido así… que algo se perdió o falló por el camino y esa educación para ser un buen ciudadano nunca se dio… y luego alguno lamenta que se imparta Educación para la Ciudadanía…

Por otra parte, estos sucesos sólo vienen a demostrar la desprotección que se sufre, en la que es mejor callarse a mojarles la oreja. Así como la falta de respeto hacia los bienes públicos, que son para el uso y disfrute de todos y una importante falta de algunos valores elementales de conducta.
Algo falla cuando el único recurso que se dispone para interaccionar socialmente es la violencia, verbal o física, y sólo sabes buscar la agresividad cuando alguien se muestra disconforme con tu actitud.
En algo nos hemos equivocado, o tal vez no estemos tan lejos de los animales.