¿por qué este nombre? hace tiempo escuché esta expresión y pretendo ser sincero, aunque sea molesto... como gatos en el estómago. bienvenidos a éste, mi experimento
domingo, 14 de julio de 2019
Y la lavadora sin poner.
Esta fue la primera respuesta a un vídeo que publicó Irene Montero mostrando su apoyo a la víctima de La Manada, después de conocerse la sentencia de la pasada semana.
Podría hacer una larga diatriba sobre lo soez, cateta, inculta, infantil, incluso ignominiosa que es la respuesta de ese machista anónimo. Pero creo que él solo se retrata lo suficiente, porque con cinco palabras da cobijo a todos los machistas, que por activa o por pasiva ejercen ese vetusto rol. Y lo que es más grave, da hasta pábulo a esos cinco violadores con la estupidez de su respuesta, pero me centraré solo en dos matices al hilo de su respuesta;
1/ Representas la España carpetovetónica que tenemos que superar. Y a pesar de tí y tarugos como tú, el futuro será feminista; vamos a conseguir una sociedad igualitaria, donde “ella” no tenga que poner la lavadora, ni “tú” tengas que ayudar en casa bajando la basura o haciendo la paella del domingo.
2/ Lamento dedicarte esta columna, porque no mereces ni este triste minuto de gloria. Pero espero, si llegas a leer esta columna, que sepas que el futuro va a cambiar, ni tus gracietas de cuñado, ni tus poses machistas van a detener esta revolución. Tú eres el pasado y ya no tienes nada que parar, es triste ver tu rabia porque sabes que ya nadie cuenta contigo, es penoso observar tu frustración porque te ves anclado en un tiempo que ya no es este y sabes que “tu poder” ha desaparecido, pero en el siglo XXI el machismo ya no cabe, y tú tampoco.
Y ahora, ves y pon la lavadora.
miércoles, 27 de marzo de 2019
La enseñanza del 8M
En esta heterogeneidad nos hemos sentido todos cómodos y respaldados unos por los otros y no nos hemos cuestionado que la compañera de cánticos fuese asiática ,argelina o de Torrero. Puesto que lo importante era el objetivo de la lucha y la fuerza que transmitíamos como colectivo. Y en esta base precisamente, es donde hemos sido fuertes y nos hemos sentido fuertes; siendo un grupo, luchando como tal y defendiendo estos principios, desde esa perspectiva.
Ahí es donde reside la fuerza de la clase obrera, sabiendo que somos un colectivo diverso, pero con unos mismos objetivos, y aunque, nuestros modos puedan ser diferentes, en el fondo, deseamos y luchamos por lo mismo: queremos una sociedad más justa, más libre y con más futuro.
Esta debe ser nuestra grandeza y no debemos olvidarla, porque solo así conseguiremos la victoria en las batallas diarias, y en la lucha final (como dicen las viejas tonadillas).
Porque estando unidos, seremos fuertes, seremos más y no caeremos en la incertidumbre.
Porque estando unidos podemos conseguir una sociedad que responda a las necesidades de los trabajadores, más justa y con menos desigualdades sociales.
martes, 13 de febrero de 2018
Empoderándose el cuñadismo.
-¡Míralas! , exclama mientras abre la revista de papel cuché de la semana, Mucho abanico, pero luego resultan que van a los Goyas a enseñar carne. (Exclama en referencia al abanico rojo con el que se intentó seguir visibilizando la defensa del feminismo). ¡Y estas son las mismas que han mandado al paro a las chicas de la Fórmula 1!
...
-Total, si todas están ahí por lo que son. Casi ninguna es buena actriz. Ellas están por enseñar carne.
...
-La culpa no es mía. Si pongo un negocio de lavado de coche con chicas en tanga. Ellas son las que aceptan y el responsable es el cliente que vendría a mi negocio.
...
Uno en su país de gominolas piensa que los trolls de Internet solo existen en Internet y enseñan las patitas entre los opíparos platos de Nochebuena, cuando los temas de conversación se han agotado y antes de que se abra el silencio en la mesa. Pero empiezo a descubrir que cada día, es más fácil escuchar este tipo de argumentos, fuera de su hábitat natural. Es decir, los rancios españoles están recolonizando espacios de los que habían desaparecido. Para dejar la oscuridad de sus mentes y la frialdad de la red y expandirse por cualquier barra de bar o mesa de merienda.
Por ello, deberíamos reflexionar como hemos llegado a que nos parezca normal que el machismo esté ganando tantos espacios públicos, sin que a nadie le moleste y sin que nos rasguemos las vestiduras. Porque los que emiten estas opiniones se sienten respaldados por una corriente invisible, pero fuerte, de empatía hacia su causa. Que les permite balbucear públicamente estas opiniones, en cualquier situación y ante cualquier tipo de público.
Porque ante esta pantomima de argumentario, nos encontramos que son muchas las mujeres que callan, agachan la cabeza y con el silencio cómplice y cobarde, dan más empaque y fuerza a las barbaridades carentes de sentido que se pueden escuchar. Para solo cuchichear en voz baja: "es que las mujeres nos hemos vuelto muy radicales y prohibimos todo" o recriminar a las que se defienden de las ideas del macho ibérico que: "tal vez se pasó".
¿Se pasó? No, tristemente fue la única de la mesa que defendió los derechos de todas las mujeres, ante el silencio del resto. Las defendió a ellas y no aceptó que el machismo ganara otro espacio público.
miércoles, 22 de noviembre de 2017
Un país absurdo
Me niego a creer que seamos tan catetos como para alentar a unos supuestos criminales y culpabilizar a las víctimas de violencia machista, por: "como vestían o por como actuaban".
No puedo entender que nadie entienda, el escarnio público al que está siendo sometida la última víctima de la barbarie machista. Porque nadie en su sano juicio se imagina un paralelismo entre ella y un afectado por un atentado terrorista o un secuestro, por ejemplo.
"¿Hizo usted todo lo posible por escapar de su agresor?" le preguntaría el letrado "¿Por qué llenó luego su Instagram de fotos con sus amigos, de verdad que está afectado por el secuestro?"
Seguramente estas preguntas nos parecen kafkianas propias del mejor guion de Buñuel. Pero si pensamos que estas preguntas se pueden realizar en un juicio por violación, tal vez resulte que vivimos en un país absurdo e insensible con la víctima.
No puedo creer que, ante estos hechos, estos seres ameboides expelan su odio hacia las mujeres, de forma tan impune por internet. Mientras se acosa a la víctima en el juicio, se le insulta a ella y a todas las mujeres, de forma gratuita en Twitter. Y además, los cabestros de la manada salen vitoreados de la plaza, cuando se siembran sombras de sospecha sobre la violada.
Me niego a creer que hayamos retrocedido al Medievo, que estemos perdiendo valores sociales consolidados en estas últimas décadas. Me indigna pensar que seamos tan palurdos como para llamarlas feminazis y denostar su (nuestra) lucha.
No puedo entender que viva en un absurdo país que permite la violencia contra las mujeres, amparando en horribles tópicos y lamentables clichés a los agresores.
miércoles, 19 de julio de 2017
Todos tenemos un amigo gay.
Así, podemos decir en la misma conversación que: “a ver cuando los hombres podemos celebrar el día de los heterosexuales”, para luego añadir sin pudor alguno: “pero yo soy muy tolerante, tengo un amigo gay”, expresión que todos los tertulianos te alabarán y te ensalzará socialmente.
Tal vez, desde nuestro ombligo de machito ibérico no podemos entender que supone ser homosexual, en nuestra propia sociedad. Porque hay adolescentes que tienen miedo a reconocer su identidad sexual. Ese miedo y además de rechazo e incomprensión, se encontraron los de mi propia generación al romper las barreras y expresar su preferencia sexual.
No hablamos de países lejanos, como Mauritania o Yemen donde está penado con la vida. Si no de nuestro barrio o ciudad, donde ser gay, a día de hoy, sigue suponiendo un escarnio público, acompañado de risas, motes e insultos.
De esta manera, mientras no podamos disfrutar de nuestra sexualidad libremente y tengamos que sufrir humillaciones por amar a otra persona, fuera de los roles del macho patrio, y aun tengamos que aguantar sus frases de cuñado de barra de bar. Será necesario visibilizar la desigualdad que sufren los homosexuales y reivindicar que se deje de juzgar a las personas por a quien aman.
Para, conseguir de esta manera, que las barras de bar, algún día, dejen de estar llenas: “de amigos gays”.
miércoles, 21 de septiembre de 2016
La estética del machismo
Sin duda una de las imágenes de estos pasados Juegos Olímpicos ha sido
la de la pareja de jugadoras de volley playa que participaron según
los atavíos que impone la religión musulmana. Nos la quisieron vender
como la normalización del deporte en la mujer, fuese cual fuese la
religión de cada deportista o país, pero tuvo un efecto inesperado y
el debate se centró en la imposición de las normas religiosas
musulmanas en la vestimenta deportiva de las jugadoras.
Resulta bastante curioso, aunque supongo que se puede achacar al
desconocimiento que nadie se rasgue las vestiduras por la equipación
que llevan el resto de jugadoras no musulmanas, en dicho deporte.
Dado, por ejemplo, que hace más de una década que su federación
deportiva internacional les obligó a recortar el tamaño de la braga
“para aumentar el espectáculo”. Nos podemos imaginar que tomas se
realizan cuando las jugadoras de agachan en los saques.
Este hecho no es machismo: el imponer una vestimenta más “visual” para
favorecer el show, es una buena medida que nadie criticó, en su
momento, pero ahora mismo, todo han sido clamas y golpes en el pecho,
por esas jugadoras musulmanas.
¿Realmente estábamos defendiendo su libertad de expresión o estábamos
veladamente criticando lo que ellas representaban?
¿Es factible defender una sociedad no machista, cuando queremos, al
mismo tiempo, vestir a nuestra hija de rosa y que el nene sea
futbolista?
¿Queremos acabar con el machismo o solo somos capaces de ayudar en
casa y hacer la paella los domingos?
Al final, es una cuestión de estética defender la libertad de las
musulmanas, mas luego nos olvidamos de lo que hacemos en nuestra casa.
viernes, 25 de noviembre de 2011
la violan, la condenan y callamos

Cuando el miércoles leía en la prensa que un tribunal afgano había condenado a 12 años de prisión a una mujer por ser violada, me vino a la mente que algo muy grave está fallando en el mundo.
Algo estamos haciendo rematadamente mal, como para permitir que en “el mundo civilizado” aún se cometan semejantes tropelías contra los derechos más elementales de las personas, en este caso de las mujeres.
Así, ¿alguien me puede explicar que estamos haciendo en Afganistán? ¿Cómo es posible que los “buenos” fuésemos a democratizar un país y permitamos que su justicia emita semejante aberración, contra la dignidad de las mujeres?
¿Seremos capaces de callar, de manera cómplice, contra este ultraje? ¿Ningún gobierno piensa denunciar este caso y obligar al gobierno afgano a retirar la condena y a reformar sus leyes para que las mujeres tengan el mismo derecho que los hombres?
Es repugnante que a día de hoy, tengamos que convivir con la violencia machista, con los abusos de poder y con que las mujeres, de forma sistemática, cobren menos que los hombres. Y más aún me enerva tener que leer noticias tan lamentables como esta…
¿Hasta cuándo se va a permitir que se sigan vulnerando los derechos humanos en el mundo?¿No debería la ONU actuar con más eficacia, en casos como éste? Y sino actúa, ¿para qué sirve?
Por cierto, irónicamente, hoy 25 de noviembre es el día internacional contra la violencia de género. Seguro que oiremos grandes declaraciones en pos de acabar con esta lacra… pero mientras una joven afgana varios días antes fue condenada, por ser violada y nadie dijo nada…
Publicado en bajoaragondigital.com 25/11/11
martes, 8 de marzo de 2011
de mayor quiero ser papá...

Siempre me he imaginado el siglo XXI, como el siglo, en el cual, los coches volarán entre los edificios y los robots serán casi humanos y nos ayudarán en nuestra vida diaria.
Pensaba que estaríamos en una sociedad moderna y avanzada. Alejada de los viejos clichés de oscuras épocas y no nos detendríamos en repetir los viejos tópicos de nuestros abuelos.
Pero, especialmente, esta semana se ha empeñado en demostrarme que, a veces, parece que damos pasitos hacía el pasado. Alejándonos de esa idea futurista que pulula por mi cabeza.
Resulta lesivo para el sentido común, como una compañia aérea quiere obligar a las azafatas a llevar faldas, como uniforme de trabajo. Ya no entraré en si es cómodo o no, para su cometido (aunque azafatas que conozco me han dicho que es más cómodo ir en pantalones). Sino que me sorprende que antepongan el viejo cliché de la estética femenina; de su sensualidad, de su erotismo. A la libertad básica que supondría que ellas pudieran elegir, entre un pantalón o una falda adecuada para su trabajo.
Me exaspera. Pero el remate me llega, cuando cambio la emisora y una voz infantil me vende un seguro diciéndome que; "de mayor quiere ser papá para proteger a su familia".
Así seguimos explotando el otro tópico que nos quedaba, por sacar a relucir, para cuadrar el círculo; el macho protector de mujeres desvalidas.
Cansa mucho tener que recibir constantemente este tipo de información y ver como la asumimos con naturalidad. Como la aceptamos y sin crispar el rostro seguimos permitiendo que se perpetue estos caducos roles.
Debemos dar un golpe en la mesa y concienciarnos de que educar en igualdad, no es regalar un balón a un niña.Y sí es romper con las viejas reglas, con los casposos estereotipos que nos atenazan. Educar en igualdad es valorar a las personas, por lo que son y no por su sexo.
Aunque irremediablemente... el futuro, aún queda muy lejos.
Publicado en bajoaragondigital.com 07/03/2011
sábado, 11 de abril de 2009
posesión

“Eres mía o de nadie” le habrá dicho, antes de matarla, o en el mejor de los casos de dejarla herida, con el cuchillo de la cocina, con el palo del coche, con la escopeta de cazar.
Este sentimiento de posesión, de dominación sobre tu pareja es algo que me produce cierta sorpresa, porque ninguna persona pertenece a nadie más que a si misma. Por tanto, me cuesta llegar a pensar que puedas desde humillarla, con amenazas, con desprecios, con bofetadas o palizas, hasta querer finiquitar su vida…
Así este tipo de noticias que de forma recurrente nos salpican, durante el desayuno me producen una extraña sensación amarga. No comprendo como es posible llegar a matar a alguien, cuando esta no quiere seguir conviviendo contigo, no quiere seguir pasando miedo por el día, a que llegue el lobo feroz y ocultando, luego los recuerdos de sus palizas.
El mundo está lleno de garrulos, de eso no cabe duda alguna. Mas no justifica actos como estos, en los que la inteligencia humana queda retratada, bajo los tópicos, la ignorancia, la costumbre, los vicios heredados durante generaciones. Por ello, creo que este tipo de violencia necesita un enfoque mucho más directo y más amplio. No sólo se debe combatir a estos maleantes con la justicia, sino que se hace imperiosamente necesario que se aborden todos los espectros que rodean y justifican sus actos, destruyendo los nocivos hábitos que desde tiempos pasados arrastramos. Por ello es imprescindible acompasar toda reforma legal que se haga en materia de protección, con una ardua tarea, en la que la piedra angular sea una educación que nos enseñe, nos muestre, de forma certera y sin lugar a dudas, que no es que somos todos iguales, sino que además no somos nadie para maltratar, amedrentar, violentar, agredir, por supuesto matar a otra persona.
Creando de esta manera no sólo una nueva conciencia dentro de las generaciones futuras que rechazaran este tipo de actos, sino que además serán más sensibles ante hechos como estos y la presión social, contra el agresor será mayor.