miércoles, 19 de julio de 2017

Todos tenemos un amigo gay.

En estos tiempos modernos donde ser feminista está denostado y te convierte en un paria de la sociedad. Lo moderno es tener un amigo gay, el cual, poder sacar en las conversaciones de bar y ponerlo como ejemplo, para que todo el mundo entienda lo moderno y abierto de mente que eres.

Así, podemos decir en la misma conversación que: “a ver cuando los hombres podemos celebrar el día de los heterosexuales”, para luego añadir sin pudor alguno: “pero yo soy muy tolerante, tengo un amigo gay”, expresión que todos los tertulianos te alabarán y te ensalzará socialmente.



Tal vez, desde nuestro ombligo de machito ibérico no podemos entender que supone ser homosexual, en nuestra propia sociedad. Porque hay adolescentes que tienen miedo a reconocer su identidad sexual. Ese miedo y además de rechazo e incomprensión, se encontraron los de mi propia generación al romper las barreras y expresar su preferencia sexual.

No hablamos de países lejanos, como Mauritania o Yemen donde está penado con la vida. Si no de nuestro barrio o ciudad, donde ser gay, a día de hoy, sigue suponiendo un escarnio público, acompañado de risas, motes e insultos.



De esta manera, mientras no podamos disfrutar de nuestra sexualidad libremente y tengamos que sufrir humillaciones por amar a otra persona, fuera de los roles del macho patrio, y aun tengamos que aguantar sus frases de cuñado de barra de bar. Será necesario visibilizar la desigualdad que sufren los homosexuales y reivindicar que se deje de juzgar a las personas por a quien aman.

Para, conseguir de esta manera, que las barras de bar, algún día, dejen de estar llenas: “de amigos gays”.

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