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miércoles, 15 de mayo de 2013

parlem català





Siempre he pensado que los idiomas son para comunicarnos. Y si yo que hablo en catalán, en la variedad propia que aprendí en Mallorca, hablo con uno de Calaceite, Valderrobles o Altorricón y nos entendemos. ¿No será que hablamos catalán, cada uno con las variedades propias de su área?

No deberíamos confundir dialecto, con idioma. Porque por esa regla de tres, me deberían explicar porque el argentino no es un idioma propio y si una variante del castellano. O por la misma razón que consideraríamos una aberración considerar que el andaluz no es castellano.
Por este motivo, jugar a la demagogia y engendrar las bajas pasiones con los idiomas. Sólo responde a egos ajenos a las razones filológicas que deberían sustentar este tipo de decisiones.
Así, considero que denominar Lapao a las variedades o dialectos que se hablan del catalán en la Franja supone un atraso y una barbaridad que poco o nada tiene que ver con razones filológicas. Y si con vendettas personales de ciertos líderes regionalistas.
Porque no es arbitrario crear una ley de lenguas en Aragón que recoja la realidad cultural y lingüística de nuestra comunidad. Es una necesidad, para dar una cobertura legal y una protección formal a dos lenguas minoritarias y minorizadas. Evitando así su desplazamiento y que pudiesen perderse.
A su vez, se hacía necesario crear una base para poder enseñarlas en las escuelas. Con el fin de permitir que en sus zonas los escolares las aprendiesen y supiesen usarla correctamente.
Aspectos que sí recogía la anterior ley de lenguas aprobada por el gobierno socialista. Y que esta nueva ley nacida entre los prejuicios conservadores y la ignorancia regionalista ha exterminado. Relegando las lenguas a denominaciones artificiales y un uso fuera de los ámbitos formales.

martes, 26 de mayo de 2009

una lengua diferente.



Es cierto aquello que dicen que una mentira repetida mil veces se transforma en verdad. Ejemplos tenemos muchos pero el último me salpicó el otro día en el trabajo, cuando una compañera refiriéndose al catalán que se habla en zona oriental de Aragón nos dijo; “Nosotros hablamos una lengua diferente. No hablamos catalán. Hablamos chapurreao”.

Cuando llegué a esta zona a vivir me produjo cierta sorpresa oír este tipo de afirmaciones, porque me parecían más anecdóticas que válidas, por el poco rigor que emanan, por sí mismas. Pero con el paso del tiempo he podido comprobar que no es una rareza de esta zona sino que esta sensación ha calado en el ideario popular de muchas localidades catalanoparlantes de Aragón. Mas si se hace una búsqueda por internet, puedes encontrar desafortunadas y muy poco rigurosas explicaciones para alegar que el chapurreao no es un dialecto del catalán. A la vez, éstas se entrelazan con historias propias de conspiraciones que, en el mejor de los casos, servirían para una reedición de Expediente X.
Me produce mucha tristeza que desde la mala fe, se haya alimentado este odio hacia la verdad, queriendo exponer que el catalán y el chapurreao, poco tienen que ver. Usando argumentos tan poco válidos como que poseen palabras diferentes, que el chapurreao no tiene una gramática escrita… pero cuando cara a cara rebates este argumentario propio de Catón ves que no hay ni un solo argumento que pueda sostener sus dogmas de fe que expresan.

Con esta defensa del catalán que hago, no busco una anexión de esta zona a Cataluña (siendo este argumento de chirigota propia de los carnavales). Sino que sólo abogo por buscar, como ya he comentado alguna vez, un marco legal y lingüístico necesario y adecuado para el dialecto de la zona oriental de Aragón, para así evitar el proceso de perdida de ámbitos que está sufriendo. Ya que es trágico oir la gran cantidad de castellanismos que se usan en el día a día, en una conversación ordinaria, con el consiguiente empobrecimiento de su dialecto.