martes, 28 de marzo de 2017

El futbol es de hooligans

Saber que en tu trabajo todo el mundo se va a referir a ti, en términos como: "ladrón", "no sirves ni para correr" o "solo vienes a robar". Es evidente que no es un ambiente que favorezca desarrollar bien tu cometido. Aunque peor, si cabe, es pensar que de forma específica estos insultos los recibe alguien en un contexto que debería ser lúdico y educativo. como es en deporte, y más concretamente en el fútbol.

¿Qué enseñanzas reciben los chavales durante un partido de fútbol, cuando ven que sus padres, su entrenador o un aficionado de su equipo insulta impunemente a un árbitro o le anima a que se salte las normas?

¿Qué interiorizan estos jugadores, en edad escolar, cuando ven como sus padres se insultan en la grada, se retan a pegarse o emprenden lamentables escaramuzas que acaban con persecuciones, golpes al aire y vergonzosas imágenes que luego todos lamentamos?

Aunque muy probablemente estos lamentos llegan tarde. Luego todo son manifestaciones públicas de reproche y solidaridad, reuniones, minutos de silencio, protestas. Pero el caldo diario de odio e incultura deportiva se siembra cada día, en cada partido, cuando los "pequeños insultos" se reproducen, se ríen y se corean, como trofeos de guerra.

Solo así se entiende que al final unos padres se peguen, un árbitro sea vejado o un jugador acabe en un hospital con un puñetazo.

Esto nos debería hacer reflexionar qué valores inculcamos a los jugadores de fútbol base en sus entrenamientos, y si tal vez, primero habría que educar a muchos de esos padres, entrenadores, directivos y aficionados que calientan desde la grada. Porque si no daremos por válida esa mítica frase británica que nos dice que: "el futbol es un deporte de caballeros jugado por hooligans"

lunes, 13 de marzo de 2017

Consejos de belleza

Mientras varias decenas de mujeres realizan una huelga de hambre en la madrileña plaza de Sol, durante casi un mes. Con el objetivo de no solo visibilizar el problema de la violencia machista. Sino para que, de una vez por todas, este entre en la agenda política y se trate con todas las herramientas que tiene el Estado, para erradicarlo. Muy al sur, el PP de Rota decidía que la mejor manera de rendir tributo a la lucha de las mujeres era darles cuatro consejos de belleza y bienestar femenino.



Tengo la clara percepción que no sabemos que significa el Día de la mujer trabajadora. No es un día para regalar flores, para dar: “enhorabuenas”, como escuché en el trabajo ese día. Ni tan siquiera para sentirse orgulloso de que exista, porque si se marca en el calendario, es porque aun existe una brecha solo por el hecho de tener pene o vagina, sin más. Porque al final solo se reduce a esto. Llamarte Mario o María limita o expande tus oportunidades y hará que cobres menos o te digan lo guapa que eres cuando hagas bien tu trabajo.

Yo no quiero oír aquello de: “¡Qué guapa es tu compañera!”, cuando se alude a ella por sus actitudes profesionales. ¿Alguien piensa que un paciente diría lo mismo de mí, después de haberle aplicado un tratamiento o haberlo atendido en planta? O en cambio, pondría en valor mi actitud frente a su patología y como la abordé.



Por ello, no creo que sea un día para celebrar nada. Si no para seguir luchando, como el resto del año, para que en un futuro sí pueda ser una fecha festiva o simplemente, quede como una fecha histórica, porque ese día hace más de un siglo ya, empezó esta batalla.



De esta manera, necesitamos menos consejos de belleza, menos parabienes y tomar más conciencia que solo luchando y visibilizando el problema podremos acabar con esta desigualdad.

miércoles, 1 de marzo de 2017

Con dinero chufletes

Este final de semana me reía con la afilada ironía de El Roto, cuando retrataba a la justicia (y quién sabe si algo más) con una sentencia para la historia: "la justicia es para todos igual, las sentencias no".

Y es que, inevitablemente, estas semanas sirven para confirmar que la justicia es para quien se la puede permitir. Podemos divagar sobre si las tarjetas, las facturas falsas o si lo hizo por amor y ella era muy confiada. Pero, mientras, nos perdemos en el espectáculo mediático, a abuelas analfabetas les han dicho que: "debían saber lo que firmaban", cuando estalló el escándalo de las Preferentes. Me da la impresión que como comparación, para ilustrar el asunto sirve.


Siguiendo con la reflexión de El Roto, podríamos pensar que la justicia solo existe para quien se la puede pagar.

Pero, sería un craso error pensar mal de una institución vital para la credibilidad de un Estado o, tal vez, un infantilismo pensar lo contrario si leo los titulares de prensa de estos días. Porque al final, la amarga sensación es que la justicia tiene dos varas de medir, y según la minuta que cobre el abogado de turno, así será la sentencia.


Ante esta desagradable percepción de la justicia, me salpican muchas dudas: ¿los jueces hacen diferente su trabajo, solo por quien se sienta como acusado? Terrible respuesta según la que se conceda, es impensable pensar que se puede ejecutar una sentencia en un sentido o en otro. Por eso, no puedo creer que estén influidos por la importancia del acusado.

Dando por hecho que sobre ellos no tengo ninguna sospecha, ¿las leyes están capacitadas para juzgar igual al ladrón de guante blanco, o solo se hicieron para el pobre roba gallinas?

Tal vez esta sea el centro de toda disquisición, y si así fuese: hay alguna voluntad política para cambiar este doble baremo.


En consecuencia, cuando pase el show de la prensa y los platós televisivos, deberíamos reflexionar sosegadamente si esta justicia nos sirve y porque falla. Dado que los ricos salen indemnes y los pobres pagamos los desperfectos de este sistema.

Porque sino como dice la sabiduria popular: seguiremos viendo que con dinero chufletes.