martes, 25 de abril de 2017

El método Esperansky

Los manuales de todo buen actor están plagados múltiples anotaciones sobre lo que debe y no debe hacer. A saber, debe ser constante, esforzarse, ensayar y observar a los grandes de la profesión en los foros donde actúan. Por desgracia para ellos, el teatro es muy caro, mientras el IVA cultural siga por las nubes.

Pero para compensar esto, ahora los futuros actores pueden ir a los juzgados de Plaza de Castilla y ver a los mejores actores que ha dado la madre patria.



En el primer pase de esta temporada pudimos ver como la Lideresa optaba al Goya a la mejor interpretación femenina. Aunque claro, mucho suponer es que ella, después de una eternidad en la farándula, en mil papeles y conociendo todos los rincones oscuros de la profesión, no supiese nada de lo que se movía entrebambalinas.

Pero realmente, un guión muy similar, ya le valió un premio en un certamen celebrado en Mallorca, a una notable mujer que escribió un drama. En el cual, la protagonista declara que: “todo lo hizo por amor”. Seguramente Antena 3 estará pensando en pasar este lacrimógeno filme, uno de estos próximos sábados después del parte que nos ofrecen desde Venezuela.



Dentro de este reputado método, una ex compañera de compañía de la Lideresa también tuvo una actuación que también fue muy aplaudida, en la película: “El Jaguar del garaje y los confetis de los niños”.



Y así, se nos acumulan ejemplos de grandes actores que no sabían, no pensaban o lo hicieron por amor, según pone su guión.

Grandes histriones, en los que los futuros actores pueden mirarse y ver como nos engañan; con sus miradas vidriosas, con esa voz entrecortada, y su desconcierto en la expresión. Para al final, ver que nos han robado el corazón y con un fervor entusiasta nos levantamos de nuestras butacas y les brindamos una sincera ovación, como muestra de que al final nos hemos creído sus interpretaciones y apostamos por la cándida inocencia del personaje que interpretan.



Así que, sin lugar a dudas, los futuros actores, que quieran triunfar y ser recordados, deben estudiar bajo las permisas del método Esperansky.

lunes, 10 de abril de 2017

Amancio (no) es mi héroe

Hace unas semanas el prócer de los negocios y de la españolidad anunciaba que iba a donar varios cientos de millones para que la sanidad comprase equipamientos sanitarios. Lo que supongo que para muchos habrá sido motivo de algarabía, ejemplo, solidaridad y golpes en el pecho, al menos para mí es una mala noticia, por múltiples motivos.



En lo que respecta a lo fiscal, yo preferiría que Amacio Ortega no usara la ingeniería fiscal para que sus empresas tributen en países más amables con los ricos. Porque de las tributaciones que evade de sus empresas saldría el dinero para comprar esos equipamientos, sin depender que ese dinero llegue aleatoriamente, cuando él lo estime oportuno.

Además del beneficio fiscal que le supondrá hacer esa donación en rentas venideras.



También me parece una mala noticia, porque la sanidad pública no debería depender de financiación externa a la de las Administraciones Públicas. Porque podemos acabar entrando en la arbitrariedad a la hora de repartir el dinero, sin atender a criterios de necesidades sanitarias. Ya que es más fácil donar varios millones a la investigación de la leucemia infantil, pero muy poca gente se rascaría el bolsillo para crear un pabellón donde fuesen tratados los grandes quemados.



Canturreaba Facundo Cabral aquello de que "pobrecito mi patrón, piensa que el pobre soy yo". Hoy, para sorpresa de Facundo de seguir entre nosotros, muchos pobres también piensan que son patrones.

Pero estas alabanzas sí que son síntomas de que nuestra mentalidad colectiva se ha empobrecido, dado que solo somos capaces de valorar el éxito si va ligado a la acumulación de recursos y de dinero.

Por eso, no seré de los que loen a Amancio y ensalcen su capacidad de crear un gran imperio de la nada. Porque detrás de toda su campaña de imagen solo hay lagunas legales, morales e injusticias laborales que comete en los países donde tiene las fábricas.


Tal vez llegue el día en que entendamos que la vida ejemplar de Amancio Ortega es una premisa errónea y concibamos que el ilimitado crecimiento económico es algo que solo lleva a la destrucción en un mundo de recursos limitados.


Esperemos que llegue ese día, pero mientras tanto como cantaba Franco Battiato “la primavera intanto tarda ad arrivare”