sábado, 11 de abril de 2009

posesión



“Eres mía o de nadie” le habrá dicho, antes de matarla, o en el mejor de los casos de dejarla herida, con el cuchillo de la cocina, con el palo del coche, con la escopeta de cazar.

Este sentimiento de posesión, de dominación sobre tu pareja es algo que me produce cierta sorpresa, porque ninguna persona pertenece a nadie más que a si misma. Por tanto, me cuesta llegar a pensar que puedas desde humillarla, con amenazas, con desprecios, con bofetadas o palizas, hasta querer finiquitar su vida…
Así este tipo de noticias que de forma recurrente nos salpican, durante el desayuno me producen una extraña sensación amarga. No comprendo como es posible llegar a matar a alguien, cuando esta no quiere seguir conviviendo contigo, no quiere seguir pasando miedo por el día, a que llegue el lobo feroz y ocultando, luego los recuerdos de sus palizas.

El mundo está lleno de garrulos, de eso no cabe duda alguna. Mas no justifica actos como estos, en los que la inteligencia humana queda retratada, bajo los tópicos, la ignorancia, la costumbre, los vicios heredados durante generaciones. Por ello, creo que este tipo de violencia necesita un enfoque mucho más directo y más amplio. No sólo se debe combatir a estos maleantes con la justicia, sino que se hace imperiosamente necesario que se aborden todos los espectros que rodean y justifican sus actos, destruyendo los nocivos hábitos que desde tiempos pasados arrastramos. Por ello es imprescindible acompasar toda reforma legal que se haga en materia de protección, con una ardua tarea, en la que la piedra angular sea una educación que nos enseñe, nos muestre, de forma certera y sin lugar a dudas, que no es que somos todos iguales, sino que además no somos nadie para maltratar, amedrentar, violentar, agredir, por supuesto matar a otra persona.
Creando de esta manera no sólo una nueva conciencia dentro de las generaciones futuras que rechazaran este tipo de actos, sino que además serán más sensibles ante hechos como estos y la presión social, contra el agresor será mayor.

3 comentarios:

  1. Estamos buenos entre los maltratadores y los homofobos.

    Me encanta el texto Alfonso.

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  2. Cierto... necesitamos, como sociedad, cambiar los clichés.

    la verdad que vaya casualidad hablar los dos de temas similares...

    Gracias!

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  3. xD

    Los maltratadores y las maltratadoras, necesitamos el bien, la paz y el amor.

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