viernes, 13 de marzo de 2009

escéptico ante Bolonia y su futuro



Hoy los universitarios y estudiantes de instituto han cambiado las aulas por las pancartas, la calle y las protestas contra el plan Bolonia. Un plan que como la mayoría a estas alturas de la vida todos sabemos que lo que pretende al final es permitir la entrada de dinero privado en la universidad pública. Lo que en otros sectores públicos se llama privatizar.

Mucha gente con la que he discutido, debatido sobre Bolonia me han acusado de que las protestas llegan tarde, o mejor dicho demasiado tarde. Ya que los estudiantes se rebelan contra esta reforma cuando es inminente, pero encontrar información sobre la verdadera magnitud de esta propuesta educativa, nunca ha sido fácil. No en vano uno de los caballos de batalla es el oscurantismo con el que se ha desarrollado este proyecto y la falta de debate con la comunidad universitaria en general y no sólo con los equipos directivos.

Recuerdo la primera vez que escuché mencionar el plan Bolonia. Yo por aquel entonces aún estaba en la universidad y fue un día al entrar en la facultad de Económicas (no recuerdo el motivo, del porque yo estaba allá) y me sorprendió un cartel colocado, en el cual se felicitaban por el acuerdo que daba como fruto el susodicho plan. Tengo que reconocer que en ese momento muy poca información pude encontrar, en los canales que usaba como información (el sindicato, prensa, internet) más allá de que se explicaba que era un proyecto para equiparar todas las carreras en Europa y permitir una mayor movilidad (vamos la quimera que 6-7 años después aún siguen vendiendo). Pero si que me dio mala espina que aquel reducto de mocasines, polos marineros y jerseys de pico, que era la facultad de económicas y derecho celebrara de esa manera la aprobación de dicho plan. Luego con el paso del tiempo Bolonia desapareció de la mente de los universitarios y se olvidó quedando como un proyecto que cuando preguntabas a los profesores apenas sabían explicar que la carrera pasaría a tener 4 años, en vez de los 3 actuales.

Así hemos llegado al día de hoy, con protestas por parte de la comunidad universitaria, pidiendo que no se privatice que no se permita que las empresas privadas inviertan en la universidad pública, ya que esto supondrá en fin de la educación universitaria, tal y como la conocemos y acabará siendo la universidad una extensión barata de las empresas. Donde formarán a sus empleados del futuro. Por cierto, un pregunta fácil, ¿cuántas empresas invertirán en carreras como filología catalana o historia del arte?

Tal vez parar Bolonia sea difícil pero los estudiantes si que se merecen que los políticos y rectores los tomen en cuenta, no sólo vale pedir que se movilicen cuando les interesa. Ahora los estudiantes se han movilizado, llevan meses protestando, haciendo encierros, charlas, concentraciones, manifestaciones contra la instauración de este plan, ahora no sirve la excusa; “son demasiado jóvenes para entenderlo”. Demostrando su implicación con los problemas que les rodean, no pueden decir que no se mueven por nada. Entonces los equipos de gobierno de las facultades y los responsables políticos deben pararse y atender las demandas, preguntas, quejas, sugerencias que los universitarios están expresando…

… pero al final será estéril. Llegará septiembre y con un sabor agrio empezará el curso y los chavales que ahora hacen 2º de Bachiller comprenderán lo que significa Bolonia. Que luego les digan que se movilicen y que les van a escuchar. Que son el futuro de la sociedad…

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