domingo, 29 de diciembre de 2019

Un tweet lo aguanta todo

Los 140, o ahora ya 280, caracteres de cada tweet son como ese viejo anuncio de pan de molde, que lo aguantaba todo.

Así es, la brevedad del tweet permite soportar cualquier teoría o tesis por descabellada que pueda ser. Porque al no poder ir más allá en la explicación de la misma, solo es necesario buscar una frase redonda para que suene importante, elaborada o elegante y publicarla con orgullo.

Poco importa que la frase sea vacua, falsa, estéril en su base o interesadamente inconexa en sus ideas. Lo particularmente relevante es que suene bien, provoque una sonrisa y lleve los hastags necesarios para seducir a los tuiteros objetivo.

De esta manera, ese eslogan se puede convertir, al ser repetido sin descanso, ni reflexión alguna, en un dogma de fe, digno de ser obra de referencia de la literatura de pensamiento crítico y político. Porque ahí radica la grandeza de esos lemas, en poder ser repetidos, sin descanso, tanto en esa red social, como en la vida diaria. Dan argumentos (por falaces que sean) que no necesitan ser analizados, debatidos, ni razonados. Puesto que son de rápido consumo y mordaces respuestas fácilmente reproducibles.

En consecuencia, los tweets son esa rebanada de pan que sostienen cualquier tesis por disparatada que pueda ser, si nos parásemos a analizarlo durante unos breves segundos.

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