sábado, 4 de septiembre de 2010

nuestras cálidas trincheras




Será que en mi casa desde que tengo uso de razón, nunca ha valido; “un porque si” o similar.
Será que desde entonces he pensado que los argumentos son siempre más validos que los gritos, los sectarismos o las trincheras ideológicas.
Será que pensar me ha hecho no creerme los estereotipos, y si los múltiples matices que nos conforman.
Será que después de muchos, muchos días viendo, oyendo tertulias, leyendo artículos de opinión, columnas en la prensa. He podido disfrutar con un tertuliano conservador.

Llevo años debatiendo con amigos conservadores, o simplemente melancólicos del blanco y negro sobre que tertulia es más sectaria… si las “suyas” o las “mías”.
Claro, desde mi punto de vista las tertulias de la derecha más casposa, me parecen del todo un disparate, carente de argumentos. En las que solo se mezclan los argumentos, en una ensalada de difícil digestión, para un estómago delicado.
Mientras, ellos me contrarrestaban diciendo que las tertulias de progres trasnochados, eran el reclamo ideológico para mantener la tensión contra la derecha. Pero que sólo eran capaces de lanzar soflamas de fácil digestión, sin ningún valor nutritivo.

Debo reconocer que con el paso de los años y una cierta perspectiva. Cuando pierdes cierta pasión y vas ganando algo de poso y mesura para poder valorar las circunstancias. Te das cuenta que dentro de las trincheras ideológicas que suponen los medios de comunicación es muy difícil encontrar una voz que huya del ruido y la furia y sepa alzar su voz de forma suave, sin estridencias y con un argumentario basado en los hechos, sepa defender su posición.
En contadas excepciones he podido escuchar o leer opiniones que se separen del sesgo ideológico; “mío-buenos; ellos-malos” y además sepan brindarme una opinión madura y razonada...
… pero hoy ha sido uno de esos extraños días.
Cuando he encendido la tele mientras comía, en “la tele del gato” un tertuliano ha acabado siendo fuertemente linchado por sus compañeros de mesa. Por el mero hecho de no caer en el argumentario fácil de denigrar a los socialistas, fuese lo que fuese. O a los catalanes posteriormente, a los nacionalistas…

Creo que algo falla cuando dedico una entrada a una voz independiente que sabe pensar por si mismo, dentro de un extenso mundo de tertulianos serviles, cómplices.

Pienso que la ideología nos tiene que posicionar en la forma de entender la sociedad, las relaciones con el resto de ciudadanos, con los estamentos… Pero esto no debe de colocarnos en ninguna trinchera, ni hacernos perder la capacidad de crítica, de razonamiento.
Por ello, es vital que dejemos nuestras cálidas trincheras ideológicas y demandemos que las tertulias y los debates sean de mayor calidad. Que dejen de ser un gallinero. Donde todos bailan al son del moderador y se ríen mutuamente las gracietas. Es necesario que entre el griterío, comiencen a alzarse voces que expongan sus argumentos, dejando los sectarismos y los estereotipos. Que nos aporten otro punto de vista que nos obligue a pensar. Que nos haga buscar, indagar, comprobar. Que no sea fácil rechazar su argumento y nos haga ver también, así, nuestros errores.

“sapere aude”

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