jueves, 16 de enero de 2014

desconexión mental

Puede que suene extraño, pero desde el jueves por la noche no se que ha pasado en el mundo. Supongo que habrá seguido su curso normal y habrá ido todo igual de mal y aún estaremos al borde del precipicio que nos abocan.
En estos momentos en los que sólo con encender el móvil podemos saber que piensa un agricultor de Nueva Zelanda o que opina nuestro vecino con un sólo click, esta terapia de higiene mental que he tenido me ha regenerado. Me parece muy lejana en el tiempo la última noticia que recuerdo y en cambio rememoro con bastante placidez estos tres últimos días de desconexión mental.

Y sinceramente, no he extrañado encender la televisión para ver el telediario o como Messi mete un gol (aunque por lo que he visto hoy, no es un buen ejemplo). Evoco esos fines de semana que empezaba a añorar en los que no encender la tele o la radio era desconectar, porque no llegaba internet al móvil y éste acababa arrinconado en la mesilla, todo el fin de semana.
Ahora puede que suene ermitaño o anti social, en esta época en la que parte de nuestra vida pivota alrededor del móvil. Pero me he recordado a mí mismo, lo agradable que es vivir sin mirar internet y usar el móvil, sólo para comunicarte y hablar con los amigos o familiares.

Ha sido agradable, estos días de desconexión mental. Vivir para disfrutar de la compañía, de las charlas, de las risas y las cañas. Olvidándome que Twitter se incendia cada tarde por una u otra causa y posponer mi tweet sarcástico y con rabia contenida hasta que esta tarde retome mi rutina diaria, ahora que me he llenado de paz interior, para seguir en la lucha diaria que nos han inmerso.

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