jueves, 22 de marzo de 2018

La (falsa) Europa de las oportunidades

Sábado 16:58, me pregunto cómo estoy esperando en medio de la nada de una lluviosa explanada a una furgoneta blanca, con un paquete en la mano. ¿Cómo es posible que haya acabado así?

Tal vez, debería retrotraerme varios meses atrás y ver como en esta Europa de las oportunidades, estas no son para todos y están ligadas al país de origen de cada uno.

Debería empezar contando como una pareja de amigos de otro país no pudieron ejercer nunca sus profesiones en España, aunque estuviesen cualificados para ello. Bien porque no se puede vivir en este país del arte y la cultura, bien porque en España las trabas para convalidar las titulaciones universitarias de algunos países de la Unión Europea son infinitas. Y aun después de haber superado todas las trabas y que el tiempo te haya obligado a trabajar de reponedora en una tienda local. La ansiada respuesta, que te permita trabajar en un puesto acorde con tu titulación, nunca llega.

Y así, con resignación y mucha tristeza tienes que decirles: "hasta luego. Buen viaje y nos vemos" Solo te queda desearles buena suerte en su regreso a su país y que allí puedan encontrar una vida mejor que en España se les ha negado.

Viéndolos marchar, dejando detrás sus esperanzas de poder progresar y buscar un lugar para poder vivir mejor, dentro de este maravilloso (sic) marco laboral que ofrece Europa.

Pero todo es mentira. Las oportunidades existen si eres en la Europa rica. Si vienes de un país pobre, solo te quieren para que laves platos y recojas la fruta. Sin importarles cuan cualificado puedas estar, porque las oportunidades no te vienen dadas por tu formación, sino por tu pasaporte.

Finalmente, a las 17:06, llega la furgoneta blanca. Le dejo al conductor un paquete que llegará a mis amigos que echo de menos, en unos días y me marcho. Mientras la lluvia sigue cayendo pesadamente en esta ilusoria Europa de las oportunidades.

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