viernes, 25 de mayo de 2018

La derecha ha ganado el debate

Estos días hemos capitalizado el debate de política nacional en la importancia del acceso a la vivienda.

¿Hablando del nuevo ascenso del precio de la vivienda, que han celebrado los medios de comunicación? ¿Centrando el debate en los desahucios? ¿Hablando de las necesarias políticas de acceso a la vivienda social? ¿Explicando la importancia de que los ayuntamientos gestionen dichas viviendas y no lo hagan los fondos buitres que las adquirieron (vía casi regalo) de los ayuntamientos del PP?

¡Pues no!

Hemos sido capaces de obviar todo ello y centrar el debate que nos han colocado los medios: la casa de Pablo Iglesias y familia.

Voy a ser claro, es su casa familiar y mientras él se la pague con su dinero es su problema. El coste, la hipoteca y el lugar es su decisión y responsabilidad, eso entra en el ámbito privado.

De este asunto solo me inquietaría que le pagase un ático en Marbella un constructor a cambio de un favor (de esos que el liberalismo cutre de amiguetes padecemos en España).

Pero, ¡oh, casualidad! El mismo día que nos rasgábamos las vestiduras y Facebook, Twitter y demás redes sociales se llenaban de artículos y vacuos posts de indignados con la casa de Pablo Iglesias. Leíamos de soslayo que Pablo Casado (el delfín y mirlo blanco del PP de Madrid) puede ser que tuviera un título universitario algo irregular.

Claro, solo hizo falta ver las tendencias de Twitter durante esta pasada semana para saber qué debate ganó y cual se quiso ocultar.

Nadie llegó a recapacitar y ponderar la importancia de un tema u otro y la noticia de Pablo Casado se consumió sin que nadie le exigiese cuentas. Mientras andamos a vueltas con las baldosas o los remates de los apliques de la casa de Pablo Iglesias.

De esta manera, hemos dejado que la derecha gane el debate, nos despiste de sus tropelías e irregularidades, una vez más. Saliendo impune e indemne del enésimo posible chanchullo.

Así con todo este ruido mediático de confusión y contaminación, no hemos llegado a diferenciar qué es ilegal y qué es estético, en el mejor de los casos. Y hemos acabado haciendo tabla rasa, con todo y aceptando cualquier debate que nos propongan, sin tener la capacidad de ser críticos y analíticos, previamente.

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