miércoles, 16 de septiembre de 2009

¿cómo es posible que no haya alternativa?



¿Por qué creemos que no hay alternativa?
¿Por qué creemos que Europa y el mundo, sólo pueden ser liberales o “azul”?
¿Por qué sólo concebimos como izquierda el comunismo, y en consecuencia lo consideramos extinto desde la caída del muro de Berlín?
¿Por qué no somos capaces de ver que el actual estado del bienestar es herencia directa de las políticas socialdemócratas?

Me opongo a pensar que sólo nos quede ir a llorar por las esquinas. Los socialistas deberíamos ver que los tics y vicios que hemos asumido de las políticas liberales han hecho que poco a poco, nuestro mensaje se difumine, pierda credibilidad y se debilite ideológicamente.
En parte este viaje de la izquierda ha permitido que la derecha se apropie de gran parte del electorado y de los pilares de la lucha ideológica de la izquierda.

Mas es duro pensar que la izquierda está esperando su defunción. Me resigno a caer en este escenario, no por sentimentalismo, sino por convicciones, por ideas, por valores, por el compromiso con los iguales, con los compañeros, con los trabajadores.
No podemos olvidar cual es nuestro mensaje, quienes son los que han confiado una vez en nosotros y a que intereses respondemos. Debemos ser consciente que la izquierda no debe pasar a ser considerada una reliquia del pasado, un elemento decorativo en el parlamento, o una denominación vacía de contenido.
Nos debemos a un programa, una ilusión y una esperanza, por una sociedad más justa, más igualitaria, más comprometida, más solidaria…
No podemos pensar que la izquierda es prescindible, cuando suenan lúgubres ecos que nos piden que la cuerda se rompa por el extremo del trabajador y nuestros derechos.

4 comentarios:

  1. El problema, desde mi punto de vista, es que una vez agotada la agenda política (O mejor dicho, sus grandes temas) que la socialdemocracia sostuvo durante la segunda mitad del s. XX ahora queda el problema de ¿Y ahora que? ¿Convertirnos en los santos custodios del Estado de Bienestar?

    Siempre lo digo: Las ideas viven cuando se debaten sobre ellas, y cuanto más vigorosos sea el debate sobre las ideas mejor viven ellas. Ahora el debate se sobre los detalles, más que sobre las ideas, y en nuestra izquierda cunde el miedo a meterse en nuevas batallas.

    Lo que la izquierda necesita es nuevos campos de batalla ideologicos: Democracia participativa (De verdad), la reforma profunda del capitalismo, la integración de los inmigrantes sin medias tintas, la reforma del panorama internacional... necesitamos meternos en todos esos debates como nos metimos hace medio siglo, con ideas muy novedosas, sin complejos y pidiendo lo máximo de ellas aunque luego podamos llegar a acuerdos.

    O dicho en castellano: "Necesitamos ideas por las que apostar los cojones".

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  2. Estoy de acuerdo contigo... Pero aceptar este dogma sería resignarnos a pensar que estamos en un partido que ha perdido el hambre por seguir cambiando las injusticias que hay. No puede ser que suene a conformismo, no podemos pensar que estamos bien como estamos.

    Si seguimos viviendo de la herencia del pasado, corremos el riesgo de acabar como el abuelo cebolleta, el cual, cuando abre la boca para contar sus batallitas sus nietos corren lejos, cansados de oir como ganaba batallas...

    Habiendo retos y necesidades reales, es una necedad no querer acometerlas desde la óptica de la socialdemocracia.

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  3. Pa' eso estamos los jóvenes, ¿no?

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  4. En parte la renovación ideológica debe venir unida a una renovación generacional. Cada época debe llevar una nueva lucha

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