martes, 1 de febrero de 2011

la estaca



Será que nos separa el Mediterráneo. Será que entre nosotros hay importantes diferencias culturales o religiosas. O será que los sentimos muy lejos, pero nadie nos hemos rasgado las vestiduras, ni hemos enarbolado banderas, para defender las manifestaciones de estas semanas que se han producido en el Norte de África.
Será que no es tan molón defender los derechos de los egipcios, como los derechos de otros pueblos del Norte de África que pueden vivir bajo el yugo de una dictadura.
Mas siempre es una buena noticia que los países que están bajo los caprichos de un sátrapa, puedan salir de esa cueva de miedo, persecución y culto al líder, para poder convertirse en una democracia.

Así estas revueltas buscan acabar con regimenes oscuros, corruptos, tiránicos y represivos. Regimenes, que algunos amparados en pseudodemocracias, han mantenido su puño de hierro sobre el país.
Regimenes que han subsistido hasta que los ciudadanos han descubierto que la estaca, a la que estaban sujetos, está podrida y con el impulso de todos pueden hacerla caer

Es un buen síntoma, pero no debemos perder la perspectiva que aún quedan muchas dictaduras en el mundo. Muchas zonas donde los derechos son callados, con la violencia. Las libertades son violadas y la paz es silenciada con el ruido de los fusiles.

Por ende, y sin titubeos, debemos ser valientes y respetar los procesos democratizadores y no intervenir en ellos negativamente, por intereses ajenos al propio desarrollo del país. Ya que la democracia no son contingentes de militares, ni escuadrones de la muerte, y sí es humanismo y conciliación, como defendía Olof Palme.
Hay que acabar con las dictaduras, pero a la vez, hay que conseguir que las incipientes democracias sean buenas para sus propios intereses. Que no nazcan cercenadas, por los mismos intereses que planeaban sobre el anterior tirano y no se conviertan en una cortina de humo para salvar la conciencia de los gobiernos industrializados.
Por ello hay que apostar por la defensa de las nuevas democracias que surjan, respetando sus soberanías nacionales.

Ya que el compromiso internacional se tendría que basar;” en el mentado derecho de autodeterminación, en una mayor justicia social, más libertad para los pueblos y naciones y como objetivo final de esta ecuación; la paz”. (Olof Palme)

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