miércoles, 16 de octubre de 2013

¿La justicia es igual para todos?

La justicia es para todos igual.
Eso debe rezar algún cartel olvidado en un rincón mohoso y olvidado en un sótano de los juzgados.

La justicia es lenta, pero implacable con el pobre ciudadano que no tiene recursos. Se ejecuta sobre él, todo el peso de la ley y sin pudor alguno, paga toda la condena por su pecado. Mientras otra justicia más benévola, más lenta y entorpecida, que a veces no se ejecuta, es seducida por el olor a poder, de los ladrones de corbata y puños con gemelos. Seres que son llevados en volandas, entre una turba de abogados de alto coste.
Mientras nuestro delito es robar un bolso o una cartera. Ellos son ladrones de estado; corrompen las estructuras del estado. Usando sus influencias para enriquecerse y lucrarse. A sabiendas de que luego sus contactos y su poder les eximirá de todo pecado. Quedando exonerados de sus delitos, o en última instancia siendo liberados del error del juez, en forma de indulto del ministro de turno.

De esta manera, y con esta perspectiva, ¿cómo podemos creer en la justicia, para los ladrones con corbata? ¿En qué se pueden basar para que creamos que la justicia es igual para todos y ciega?
Si vemos como el poder influye en las sentencias, en su tramitación, en los juicios y al final ninguno pena por sus delitos, ¿qué elemento nos debería hacer confiar en la justicia?

Es trágico desconfiar de la justicia. Pero cuando las élites pasan por el banquillo sabemos que ninguno penará por sus sobres, por sus recalificaciones, por sus extraños ERE´s, por sus representaciones reales.
Por cierto... ¿qué fue del caso Molinos?

Lo dicho la justicia es para todos igual... siempre que la puedas pagar, por igual.

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