jueves, 10 de julio de 2014

Rajoy y el miedo a la soledad

Y a Rajoy se le encendió la bombilla (aunque con lo cara que va la luz habrá durado poco la idea) y se descolgó esta semana con una idea que salvaría a la democracia española de todos sus males.

¿Más democracia participativa? ¿Primarias obligatorias? ¿Referéndums vinculantes? ¿Tolerancia cero con los casos de corrupción en los partidos, alcaldías…? ¿Transparencias en las cuentas de los partidos y políticos? ¿Una mayor relación diputado-electores? ¿El fin de las "puertas giratorias"?

Pues no! Ya he dicho que la luz va cara y la idea fue corta. Ha pensado que lo mejor es perpetuar el servilismo en las alcaldías, y convertirlas en reductos de caciques.

Porque eso es lo que subyace debajo de la idea de que gobierne siempre la lista más votada. Que los caciques se “examinen” antes los electores (obviando el plano judicial). Y los votantes les perdonen las tropelías que “se inventan” los sediciosos de la prensa o la oposición.

Además esta premisa se superpone a la posibilidad de que el PP vaya a perder las cómodas mayorías absolutas que ostenta en muchas localidades. Sabiendo que va a tener muy complicado gobernar en muchas comunidades y ciudades importantes de España.

Por tanto, lo que busca Rajoy es que el PP mantenga sus cuotas de poder y sus redes de contactos en sus feudos. Evitando, de esta manera, perder la influencia y ver como sus diputados y concejales los fríos sillones de la oposición.

Así, no nos podemos engatusar con la idea de que la democracia española va a mejorar con las medidas que proponga la derecha, porque a la sazón, no responde a ninguna de las preguntas que he formulado al principio de la columna.

La idea de la bombilla de Rajoy sólo responde al miedo que tiene el PP a la soledad política que siente.

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