miércoles, 25 de junio de 2014

La responsabilidad de gestionar nuestra salud

Hace unos meses escuchaba a un ex consejero de Sanidad del gobierno Vasco que actualmente es asesor de Obama en materia sanitaria, como explicaba las reformas sanitarias que había empezado a ejecutar en su período de gobierno, y lo reconozco sentí envidia.

Porque lo importante para que un servicio funcione no es colocar a un “señor de los números” o a un profesional “de dilatada trayectoria política” en otro ámbito, al frente de una consejeria.

Sino buscar a profesionales, que conozcan el gremio, que sepan innovar e investigar para hacer los servicios más eficaces. Porque la receta milagrosa no es cerrar el grifo, recortar plantillas, cerrar camas y quirófanos. Estas actitudes sólo generan que el sistema se trabe más aún y no pueda ser útil, ni funcional.

Por ello, es necesario que los dirigentes políticos, no sólo se dediquen a restar capital humano a la sanidad pública, sino que innoven en los puntos oscuros que tenemos y mejoren las prestaciones sin eliminar profesionales, sin privatizar centros, ni hacernos trabajar cada día con mayor precariedad.

Somos muchas comunidades donde vemos como los gestores se dedican en exclusiva a recortar la inversión, como mantra sagrado. Sin prestar atención a las verdaderas demandas que el sistema sanitario puede necesitar para que funcionemos mejor, demos un mejor servicio y de mayor calidad. Porque a nadie le extrañará que con menos profesionales, no se llegue a donde se llegaba antes.

De esta manera, cerrando camas en verano y quirófanos por las tardes, quitando personal de los centros, sólo consiguen que cada día los servicios sean más torpes y menos eficaces, porque se prestan peor, con una menor calidad, con un menor tiempo para cada atención sanitaria y además las listas de espera aumentan exponencialmente, día a día, hasta límites intolerables.

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