lunes, 2 de junio de 2014

La hora del referéndum

Tal vez la menor noticia es que abdique el Rey. El hombre por salud, edad y su reciente pasado había quedado en una difícil situación para poder ejercer sus funciones con la imagen y solvencia suficientes.
Por ello, la noticia más relevante es que todos los elementos del sistema de la Transición se han terminado de colapsar, como escuchaba esta mañana a Iñaki Gabilondo; los partidos, los sindicatos, los medios de comunicación están en su travesía en el desierto y hoy se ha cristalizado la ultima figura de este puzzle; la Corona. El rey ha escenificado el colapso de su figura y el fin de un ciclo en España.

Así con su renuncia se fragua el fin de lo que mis padres y sus coetáneos llamaron Transición, y ahora los de mi generación debemos liderar un nuevo ciclo para este país. Pero para ello es imprescindible que entre todo decidamos como queremos que sea, y para esto debemos opinar, formular las preguntas necesarias y aunque sean incómodas tenemos que buscar las respuestas válidas. No podemos usar las mismas respuestas que nuestros padres usaron en 1977, para el día de hoy. Será el fracaso de lo que gestemos, y además anticiparemos su caída, sólo por no haber podido cuestionarnos que queremos y acomodarnos a lo que heredamos.

De esta manera, estamos en la tesitura de plantearnos que no podemos permitir que los partidos del sistema nos hurten el derecho a elegir, a decidir, a opinar como queremos que sea el estado.
Con la abdicación del Rey todos los españoles tenemos que poder elegir que queremos, en un referéndum donde libremente cada uno exprese su adhesión a su idea y entre todos, desde el respeto al resultado mayoritario, construyamos un nuevo modelo de democracia con valores nuevos que nos permita seguir construyendo una nueva sociedad más participativa, tolerante, respetuosa, social, activa, responsable.

Y el primer paso, es elegir en referéndum si queremos un nuevo rey, y sus valores u optamos por una república con los valores que ella representa.
Esta tarde es innegable que un movimiento se ha hecho patente y miles de personas han salido a las plazas de sus pueblos y ciudades para reclamar su derecho a opinar, a hablar de política, a significarse.
Porque esto no debe ser sólo una decisión de 200 diputados y sus dos direcciones políticas. Esto debe ser una decisión donde los 45 millones de españoles podamos debatir, charlar y luego votar. Porque nos compromete a todos y los partidos del sistema deben ser valientes y vincular nuestra opinión a su voto en el Congreso.

No nos pueden robar nuestro derecho a opinar.

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