lunes, 13 de agosto de 2018

¿Lo que nos interesa?

Mi madre siempre me solía decir que ella tenía sordera selectiva, oía lo que le interesaba. Y ciertamente, creo que algo de eso tenemos en la sociedad.

Llevo un tiempo observando los comportamientos de mis amistades en Facebook y como reaccionan a mis publicaciones.

En este tiempo, he llegado a la reflexión de que la mayoría de ellas me leen lo que escribo, pero pasan de soslayo si estas les molestan ideológicamente. A saber, si critico al nuevo gobierno socialista, porque su política se basa en grandilocuentes anuncios para encandilar a su potencial electorado y luego con el paso de los días vemos que no cumplen lo anunciado. Los votantes socialistas callan y me caen los "me gusta" de la derecha. Pero si, por el contrario, rechazo la demagogia de Pablo Casado y su supuesto master o la última medida fascista propuesta por el gobierno italiano, la derecha calla y las loas me llegan de esos socialistas que antes evitaron mis publicaciones.

Esta situación, me lleva a pensar que aunque podemos confrontar información de forma muy fácil en Facebook, por ejemplo, y debatir con ella o reflexionar sobre ella. Evitamos a toda costa este debate, seguimos encerrados en nuestras ideas políticas, como si fuesen una trinchera desde la que disparar a la otra persona. Que, a la postre, consideramos un rival. Evitando de esta manera, en todos los casos, que nos puedan hacer ver la realidad de otra manera posible, porque nuestra fe sucumbiría. Y me parece peligroso este punto, porque la ideología no debe ser un acto de fe, sino la consecución de un razonamiento lógico y madurado en el tiempo. No creo que debamos ser de uno u otro: "porque sí". Sino en base a unos valores que hemos incorporado a nuestra vida y sabemos defender. A la par que debemos estar dispuestos a contrastar, sin miedos o tapujos.

Porque solo desde el debate y contrastando las ideas podemos crecer y llegar a reflexiones que nos permitan entender como es la realidad que nos rodea. Pudiendo discernir errores y aciertos, mentiras y ambigüedades. Solo así podremos ser críticos con nuestros políticos y exigirles, siempre, las acciones que necesitamos y no loarlos, solo, según su color politico.

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