viernes, 9 de noviembre de 2018

La carrera de la crispación.

Exclamaba este domingo Rivera en Altsasu: "El día que los demócratas permanezcamos indiferentes a las agresiones de los antidemócratas, ese día, morirá la democracia."

La verdad que no me queda más remedio que darle la razón. Porque el día que permitamos que haya desahucios, que el Ibex 35 (y no la ciudadanía) marque la agenda política, social, legislativa,o incluso judicial. El día que salga más barato robar que opinar, pagar sobrecostes que rapear. El día que se vigilen a los humoristas, pero tengamos a dictadores con honores. El día que desde el Estado se financie a oscuras asociaciones que promulgan el ignominioso pasado franquista. Ese día podremos decir que la democracia morirá.

Pero espera, tal vez Rivera no se refería a esto y ha preferido ir a Alsasua a señalar a los buenos y a los malos de esta escena de olor a naftalina que se está gestando. Tal vez, Rivera de los bancos y la justicia no ha dicho nada. Y puede incluso que no se haya pronunciando sobre la pobreza energética, o al respecto de porqué le parece mal que se suba el Salario Mínimo Interprofesional.
Cabe incluso que solo haya ido a este acto dominical a ganar un puñado de votos a costa de volver a dividir y crear más tensión.

Y por ello, me inquieta pensar que este quiere ser su bagaje, con el que presentarse en las próximas elecciones generales. Como el campeón de la crispación. Como el pirómano de la política. Ya que no le bastaron las imágenes de tensión de Barcelona, si no que además repite un segundo bolo.

Y así viendo el elenco de actores de la derecha, varias preguntas me rondan por la cabeza: ¿Por qué los principales líderes de la derecha solo entienden la política desde la crispación y la división? ¿Por qué no hablan de diálogo y sí de trincheras? ¿Cuál será su método de resolución de conflictos, antes los hechos que están capitalizando y protagonizando? ¿Cómo quieren, luego, calmar la tensión que sus declaraciones generan?

Incierto futuro nos espera en este país, con esta dura lucha entre la derecha, porque en sus actos no se formulan propuestas en términos ideológicos, sobre la realidad política del país. Si no que sus últimas actividades públicas solo se centran en acaparar los sentimientos, sin saber que nos proponen ideológicamente cada uno de ellos. Acabando en una carrera de ver: "quien es el más pirómano".

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