miércoles, 24 de abril de 2019

Este San Jorge es nuestra oportunidad

En estas horas previas a San Jorge (cuando estoy escribiendo esta columna) me viene a la mente muchas de las carencias y necesidades que presenta Aragón a día de hoy.

Tal vez la novedad sea doble esta vez, por una parte debemos elegir un gobierno en Madrid que entienda que Aragón no es un territorio ni invisible, ni moneda de cambio y por otra parte, hace unas semanas visibilizamos la lucha de la España Vaciada. El último grito de unas regiones que se ahogan en sus dificultades sin que en 40 años ningún gobierno central o autonómico haya respondido por sus necesidades. Ni el PSOE, ni el PP, ni los partidos bisagra regionales han luchado por evitar la despoblación, la carencia de infraestructuras y de servicios públicos básicos, así como la implementación de un plan económico para reflotar la economía y garantizar el desarrollo de estas comarcas.

Como decía, con estos ingredientes no puedo evitar pensar que ya son 15 años los que llevo trabajando en esta comunidad y he visto, cómo gobierno central tras gobierno central y cómo un gobierno regional tras otro han ninguneado y olvidado las grandes necesidades estructurales de esta comunidad.

Seguimos esperando que llegue el desdoblamiento a Alcañiz, que se liberen los infames peajes hacia Navarra y el de la A2 que salpican de sangre y accidentes las vías. Necesitamos que apuesten por vertebrar Aragón de forma decidida, sin eliminar transporte público rodado, sin obviar las carencias en comunicaciones que hay en muchas comarcas, sin olvidarse de que hay municipios en los que los servicios públicos no llegan o están a más de una hora. Queremos vivir en nuestros pueblos y tener un futuro. Queremos tener un futuro en base a una economía moderna y sostenible medioambientalmente.

No queremos vaciar nuestras localidades y volver solo para las fiestas patronales.

Yo elegí vivir en Aragón, elegí vivir donde vivo y quiero tener los servicios necesarios. No somos ciudadanos de segunda clase. No queremos migajas de unos presupuestos, ni un presidente autonómico que solo mire a Madrid, mientras libra sus batallas internas.

Sin duda, esta semana tenemos la oportunidad de elegir una nueva forma de gobernar, que responda ante los aragoneses.

Es el momento de pensar que los gobiernos anteriores no nos sirvieron, pero que tampoco queremos abrir la puerta a nuevos trasvases del Ebro, como anuncia la derecha liberal y ultraderecha.

Es el momento de votar el cambio que presente a Aragón como una tierra innovadora, orgullosa de sí misma y progresista.

Por eso, no me resigno a que mi voto no cuente. Quiero que mi voto signifique el cambio. Ese cambio en el que se ponga a Aragón en el centro de las políticas, porque somos una tierra con enormes posibilidades y con ganas de demostrarlo.

Este domingo nos jugamos el futuro de Aragón.

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