martes, 27 de enero de 2009

apuesto todo por la paz



Llevamos mucho tiempo caminando sobre la delicada línea que divide la paz y la guerra, la violencia y el entendimiento, la educación y los extremismos. El mundo que tenemos entre nuestras manos, no es tan diferente al que nuestros padres nos dieron o incluso nuestros abuelos. La tierra sigue siendo un lugar peligroso, donde la violencia se ampara en cada recodo. Donde la guerra armamentística lejos de ocupar las principales portadas, para alertarnos de sus peligros avanza desaforadamente y sin control. Donde la paz es casi una utopía y una zafia excusa para seguir guerreando. Un lugar donde la pobreza, el hambre, la desconfianza, los extremismos, la insolidaridad, se alimentan con cada declaración hostil y la falta de respeto por los derechos humanos y las soberanías nacionales son evidentes cada día, por las grandes potencias.

Así tenemos, debemos crear una nueva línea política exterior, basada en los principios que los socialistas siempre hemos defendido. Tenemos la obligación moral de ser un ejemplo ante el mundo. Un nuevo referente. Una nueva ilusión y un faro para todos aquellos que se apunten a este cambio. Y es posible. Estos valores; la solidaridad, la justicia, la educación, la paz, la neutralidad internacional, la defensa del diálogo como arma para superar todos los obstáculos y sobretodo la valentía que tiene que llevar asociada esta nueva determinación debemos encontrarla. La deberíamos recoger de la propia experiencia que nos ha dado nuestra larga historia y de grandes referentes en el socialismo europeo, como fueron el alemán Brandt y el ex Primer Ministro sueco Olof Palme, especialmente éste último fue un gran defensor de éstos valores y consiguió con su tenacidad y con su fidelidad a sus ideales, a nuestros ideales; los socialistas, ser un referente no sólo dentro del socialismo, no sólo en Europa, si no que el día que murió asesinado se demostró que gran parte de los países sin voz y olvidados históricamente le lloraron. Porque él siempre defendió sus derechos por encima de los intereses de cualquier potencia mundial. Él siempre fue capaz de alzar la voz y denunciar las tropelías que se cometieron en Nicaragua, en Vietnam o en Sur África. Entonces, esta es la ilusión que los socialistas españoles debemos albergar en nuestros corazones, este es el valor que debemos reunir, la firmeza y sobretodo la independencia necesaria para defender los ideales de la justicia en cualquier lugar.



Mas esto no se consigue con bonitas palabras, sino hay un duro y fuerte trabajo detrás. Esto no se conseguirá jamás si la apuesta que hagamos no es decidida. Si no apostamos verdaderamente por la democracia y la respetamos independientemente de su color político. Ya que hay que permitir que ésta se expanda a aquellas zonas que no ha sido posible su implantación o ha sido aniquilada, quedando como un triste sueño de juventud. Por ello hay que respetar los procesos democratizadores y no intervenir en ellos negativamente, por intereses ajenos al propio desarrollo del país. Ya que la democracia no son contingentes de militares, ni escuadrones de la muerte, y sí es humanismo y conciliación, como exclamaba Olof Palme. Se tienen que respetar las soberanías nacionales y España tiene la obligación de estar vigilante y denunciar las posibles violaciones de éste derecho internacional, especialmente en aquellas zonas que históricamente han sido y están hermanadas con el estado español; como los países latinoamericanos.

Ya que nuestro compromiso internacional se basa en el mentado derecho de autodeterminación, en una mayor justicia social, más libertad para los pueblos y naciones y como objetivo final de esta ecuación; la paz.
El verdadero y único objetivo por el cual deberíamos trabajar todos los países y muy especialmente los más enriquecidos. Para así favorecer el desarrollo de las condiciones sociales y una evidente mejora de las condiciones de vida (educación, sanidad, seguridad laboral y personal) de los países en incipiente despegue.



Pero la paz no pasa, como hemos mencionado antes por aumentar la capacidad armamentística de un país, bajo viles subterfugios de una mayor seguridad nacional, la paz no se basa en vilipendiar a la ONU y controlar, manipular su poder de decisión, tampoco se conseguirá mientras las empresas transnacionales muevan los intereses que los países enriquecidos tienen en el hemisferio Sur. Ésta estará muy lejos, mientras estos principios sigan vigentes en la diplomacia internacional. Y que nadie se confunda no estoy proponiendo una subversión contra el orden. Desde aquí no abocamos por incendiar las calles y formar barricadas, no buscamos una revolución, pero sí una evolución de la política internacional. No pedimos nada que anteriormente no haya sido formulado con bastante éxito por los gobiernos socialistas suecos en la época de los 70 y los 80, principalmente. Ya que nadie podrá negar que un país de una importancia relativa en el conjunto internacional, consiguió hacerse un hueco importante y un referente en la defensa de los derechos humanos y la solidaridad.

Las soluciones que debemos proponer los socialistas españoles se basan en denunciar todos los abusos internacionales, vengan de donde vengan, con las palabras justas que merezcan, no podemos ser cómplices callando ante una agresión! También deber apostar porque se frene la carrera armamentística de las grandes potencias y para ello es necesario y absolutamente imprescindible que la ONU deje de ser un organismo vigilado y supervisado por unos pocos, y pase a ser un ente independiente y capaz de tomar cualquier tipo de decisión, para mantener y asegurar la paz, así como el respeto a la legalidad internacional. Ya que el principal objetivo de la ONU y sus diferentes comités, tiene que ser establecer o asegurar las condiciones necesarias para una vida mejor, independientemente del lugar que sea.
Así debemos permitir que la ONU tenga éxito. Que su cometido en la lucha contra el hambre, por la paz y el desarme; en la prevención de las catástrofes ecológicas. Porque no hay otra alternativa que la cooperación internacional. Sólo con los esfuerzos compartidos de todos podemos superar este gris horizonte, como bien explicaba tenaz
y certeramente Olof Palme.

Por otra parte, es necesario también que la Unión Europea se haga fuerte y luche decidida por estos valores dentro del mundo (por así llamarlo) “rico”. Tiene que saber defender lo que hasta ahora no ha hecho nunca y ser el contrapeso del liberalismo más brutal, del neo capitalismo sin escrúpulos y de la globalización más radical y sanguinaria. Puesto que para conseguir sus objetivos los liberales no reparan en medios. Siendo éstos, tales como; un mundo más pobres y más dependiente de ellos. No les importa enfrentar a países si por ello consiguen un puñado de dólares, no les importa crear guerras civiles si consiguen el control de una zona rica en minerales, energía o militarmente estratégica.

Por ello debemos ser firmes en nuestros compromisos de luchar con el diálogo, porque ya hemos vistos demasiadas guerras y todos sabemos como acaban. Quien muere en ellas y quien se lucra. Quien nunca verá a su hijo morir y quien ve como su familia, trágicamente, desaparece. Porque todos sabemos que las balas no entienden de solidaridad, justicia o paz. Porque estamos hartos de llevar toda la vida peleando. Primero por un trozo de tierra, con los romanos. Luego por ver que religión era la verdadera. Por un continente, más tarde y ahora por intereses económicos. Tenemos que alzar la voz. Tenemos que mostrar nuestro cansancio que estamos cansados de tanta violencia que no ha reportado nada más que muerte destrucción, hambre, odio e infamia. Empecemos un nuevo camino en este sendero y pavimentémoslo con los nobles valores que habitan en el seno del socialismo

Levantemos la voz. Miremos al cielo y exclamemos que nunca más queremos ser cómplices, protagonistas de una infame guerra. Que nuestro objetivo es una democracia que sepa escuchar, que sepa respetar, en la que nos demos la mano, para solucionar los problemas y así ayudarnos.

Convirtamos esta utopía en realidad!

2 comentarios:

  1. Mi hermano vivía en una calle en Murcia llamada "Olof Palm", jate tú que coincidencias.

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