martes, 18 de enero de 2011

tu salud no es mi salud




“- ¿Qué has hecho este fin de semana?
- Nada
- ¿Y los ejercicios que te mandé?
- Tampoco. “

Esto podría parecer una conversación de un alumno con su profesor, pero no. Este diálogo lo he vivido con una persona que ya dejó el colegio hace décadas. Lo he protagonizado en el hospital donde trabajo.

Durante el día a día, acabas viendo como dejan en tus brazos los “pacientes” (luego veréis porque entrecomillo) su propia salud. Cuando todos debemos ser conscientes que la salud es algo activo y la propia persona debe ser participativa de ello.
Curarse no es tomar una pastilla cada 8 horas y guardar 3 días de cama. Sanarse es ser responsable con las conductas que cada uno tiene y poner las medidas necesarias para evitar enfermar.
Es vital que seamos capaces los profesionales sanitarios en convencer a los “pacientes”, para que dejen de ser eso mismo “pacientes” y asuman un papel activo en su propia salud, en su propia vida. Porque la salud (generalmente) no es más que la extensión, las consecuencias directas de la vida que cada uno decidimos vivir.

De esta manera conseguiríamos; no enjuiciar o no acusar a nadie. Sino concienciar e incentivar a los usuarios del sistema de salud (que ya no pacientes, porque asumen un rol activo) de la necesidad de acometer las medidas oportunas para mantener un tipo de vida que les sea satisfactorio y a la vez no ponga en peligro su salud.
Incidiendo de esta manera en un trabajo preventivo que es el pilar fundamental sobre el que se tendría que sustentar la atención primaria.

Así nunca deberíamos perder de vista que los profesionales sanitarios no podemos caer en el error de ofrecer una protección paternalista a los “pacientes”, cuando vengan a nosotros y si ofrecerles las herramientas necesarias, para que sepan ser responsables de su propia salud y que medios pueden ejecutar ellos (además de las técnicas que nosotros les podamos realizar) para poder recuperarla, en caso de no tenerla.

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