domingo, 13 de marzo de 2011

los libros de historia



¿Qué pondrán los libros de historía sobre las revoluciones del Norte de África?
Tengo muy claro que se hablará de la determinación de la sociedad civil para acabar con los regimenes dictatoriales que les han oprimido.
También se escribirá sobre la resolución ejemplar y pacífica de Egipto.

Pero... ¿qué se dirá de Europa, de Estados Unidos, de la ONU, ante la guerra civil que está planteando en Libia? ¿Qué calificativos se les colgará a las naciones ricas y a sus organismos?
Ha quedado demostrado que las sociedades europeas hemos rechazado a los dictadores. Pero los dirigentes se están mostrando mucho más torpes, ante quien otrora fue su amigo, confidente, colaborador o socio.
Me sobrecoge de sobremanera ver como las escenas bélicas se desarrollan por la costa norte de Libia. Mientras, los dirigentes europeos se reunen y sólo son capaces de retirar la legitimidad a Gadafi.
Tal vez, el principal error fue reconocérsela un día, porque tenía gas natural, con el que negociar.
Pero es terrible que la ONU, tampoco, sea capaz de imponer su autoridad y su determinación, para acabar con la sangría que va a provocar Gadafi, en su locura.

Con este carácter débil y dubitativo que demuestran los países europeos y Estados Unidos, tengo que lamentar que ya no haya verdaderos líderes políticos. Aquellos líderes que no les temblaba el pulso y actuaban persiguiendo la justicia y la paz. Para dejar paso a los que tenemos ahora que en su caso, no son más que productos de un marketing estudiado.

Por otra parte, llevo mucho tiempo cuestionándome la verdadera utilidad de la ONU. Tal y como está planteada o estructurada actualmente. Y siento que hechos como éste y su incapacidad para obtener una salida pacífica y justa para Libia, me reafirman en mis tesis.
Es triste ver como un país comienza a desangrarse en una guerra. Mientras los organismos internacionales, no son capaces de liderar la pacificación de la zona, la transformación del país en una democracia y el posterior juicio al sátrapa de turno, por sus crimenes y excesos.

De esta manera, pienso que los libros de historía del futuro no podrán reconocer en ningún momento a los organismos internacionales la misma apuesta por la democracia que han hecho los tunecinos, los egipcios, los libios.
No creo que puedan dedicar muchas líneas loando la capacidad de diálogo o la implicación de los gobiernos. Su interés en acabar con el dictador libio y así favorecer que los libios puedan vivir en una sociedad respestuosa con los derechos humanos, más justa, más participativa. Pero sobre todo más libre y con menos miedo.

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