miércoles, 4 de enero de 2012

¿de dónde soy?



Será que he estado en diferentes ciudades. Será que he dormido en la mismas casa que compañeros, y a la postre, amigos de otras culturas. Será que he hablado en diferentes idiomas.
Tal vez, sea por eso que no creo en las naciones y sus sentimientos patrios.
Puede que por eso, me cueste desgarrarme la camiseta, defendiendo, a ultranza, una u otra nación. Una u otra bandera.

Será que el peregrinar por diferentes paisajes, ciudades, países me ha cambiado la perspectiva y al final, lo importante no son las banderas, sus himnos, su selección nacional de fútbol (o su inexistencia). Sino las personas, los valores, la riqueza que compone su sociedad. Y esto difícilmente se puede representar por un trapo, de un color u otro.

Al final, después de tantos kilometros acumulados en mi zapatos. He llegado a la reflexión de que las naciones son sólo un invento para mantenernos divididos y que olvidemos lo que verdaderamente nos une. Lo que hace que seamos una sociedad que pueda compartir valores, como justicia, nobleza, honestidad, paz, cooperación, igualdad, solidaridad.
Porque mientras nos peleemos por mantener nuestra bandera, nuestra cuota de poder (que se apropiarán y manejarán otros). Olvidaremos que el futuro lo tenemos que construir desde la unidad de todos nosotros.

Porque, en último término, las fronteras son líneas trazadas de forma aletoria que no pueden dividirnos en oponentes. Sino que las debemos borrar (desde el respeto a la diversidad de cada uno) para mejorar como sociedad y como humanidad.

Publicado en bajoaragondigital.com 03/01/12

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