miércoles, 13 de mayo de 2009

¿dónde está la lista?



Hace unos días leí una frase que me provocó una irónica sonrisa, pero que se ha instalado en mi cabeza como “starter” de un pensamiento que ya pululaba en mí desde hace un tiempo.
La sentencia rezaba así; “¿Dónde está la lista que distingue las dictaduras buenas de las malas?”.

Esta reflexión dispara directamente al centro de las trincheras ideológicas que defienden con toda su munición argumentativa, aquellas dictaduras que les son próximas a su posicionamiento político, al menos en la teoría. Obviando que estos regimenes totalitarios o democracias de papel mojado son proyectos personalistas y en gran medida construidos a imagen y semejanza del todo poderoso sátrapa de turno. No siendo más que un trágico reducto donde los derechos elementales más básicos y que deberían ser respetados y reconocidos por todo el mundo, son obviados, olvidados y desterrados. Donde sólo caben en las fantasías, que dan las horas de prisión, de los que osaron alzar la voz contra estos regimenes tiránicos y vetustos, que a base de represión, miedo y control aspiran a postergar el fin de ese lucroso negocio para los líderes del cortijo-nación.
Así los derechos humanos, la libertad de expresión, el derecho a huelga, a reunión, la libertad de afiliación o incluso la propia identidad sexual son elementos que no se valoran, no se respetan, no se toleran, si escapan del baremo que el dictador ha establecido.
Por eso me cuesta comprender, como se puede defender formas de estado donde las libertades son exiguas o inexistentes. Añadiendo que tu vida no tiene ningún valor y sigue los designios del líder supremo.
Pero claro, debe molar mucho, muchísimo, ver como ondean esas banderas tan molonas que luego desde la comodidad del propio salón de cada uno defendemos con los privilegios que oferta vivir dentro de una democracia europea.

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