lunes, 15 de marzo de 2010

el síndrome de la piel fina (I)




Últimamente hay una especie de virus que nos prohíbe ser sinceros. Hay una ola de simpatía por ser políticamente correctos e intentar quedar bien con todo el mundo. Parece ser que los expertos en el tema lo han denominado como “el síndrome de la piel fina”.
Esta situación choca bastante con mi forma de pensar (reflejada en la parte superior de mi blog) y por tanto no me gusta callarme las cosas.

A este “síndrome de la piel fina” se están adhiriendo muchos grupos, personas, colectivos… podríamos estar horas enumerándolos para luego darnos cuenta que es menos costoso pensar en aquellos que se mantienen al margen de esta nueva pandemia.
Pero hay uno que, sin lugar a dudas, siempre se me viene a la cabeza cuando pienso en ello, dado que parece ser que están por encima del bien y del mal. Sus acciones están siempre justificadas por las penurias pasadas y cualquier acción, por nimia que sea supone una terrible afrenta a su dignidad.
Este grupo son los judíos (ahora para quedar bien debería explicar que no soy racista, aunque huelga decir esto. Cualquiera que me lea con cierta asiduidad sabrá cual es mi posición). Como decía; los judíos me parecen que efectivamente han sufrido mucho en un lamentable pasado que espero y deseo que nunca se repita, con ellos ni con ningún otro pueblo. Pero ese mismo pasado de sufrimiento, crueldades, vejaciones, muerte y dolor, no es un referente para poder ampararse y les haga inmunes a las criticas (razonadas) que se vierten sobre ellos.
Ejemplo hay muchos. Cuando comenzó la feria de arte ARCO se quejaron de que una escultura era ofensiva para su religión. Se quejan de que durante la ofensiva militar contra los civiles palestinos del invierno pasado en España se hicieran viñetas en la prensa contra tal acción, porque fomentaban el antisemitismo.

Visto lo visto, casi debería temer que mañana la embajada de Israel en España presente en mi mail una queja formal contra esta entrada, pero tendré que asumir el riesgo.
Sinceramente pienso que sus dirigentes manipulan a los judios, les hacen odiar a los palestinos por una mera cuestión de poder. Pienso que los dirigentes de Israel son unos asesinos que no tienen mas fe que mantener la tensión necesaria a todos los israelíes, para ellos seguir sacando provecho de su miedo. Ya que el miedo es el sentimiento mas fuerte para paralizar a un grupo, para controlarlo, para que se mantenga unido contra un “enemigo” común. Así canalizan su miedo contra los palestinos buscando justificar las masacres que cometen contra los civiles musulmanes.

De esta manera, sin saber porque en cuanto enjuicias a los israelíes quedas catalogado como un xenófobo de la peor calaña y ellos se levantan en airosas protestas para conservar su dignidad y orgullo herido, en unas protestas demasiados teatrales para poder llegar a creérmelas.
Algún día deberían explicarme porque ellos son inmunes a la critica y a toda opinión contraria a la suya, no creo que estén en posesión de la verdad universal. Ni sean merecedores de una admiración suprema, por tener una actitud ante el resto de pueblo de respeto, comprensión y dialogo.

Pero, ojo! No perdamos de vista que los dirigentes de Hamas son igual de trepas que los políticos judíos. Sus armas psicológicas son las mismas, el miedo, el odio y la ignorancia.

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