martes, 8 de noviembre de 2011

mucho ruido y pocas nueces... puede que como siempre




A pesar que me prometí a mí mismo no ver el debate de anoche, cuando me quise dar cuenta tenía la televisión encendida y estaba replicando yo también a los dos debatientes. Ya demasiado tarde, para evitar verlo terminar.

Aunque vaya a dedicar esta entrada al debate de anoche, no entraré en consideraciones sobre quien ganó. Porque considero que el prisma ideológico de cada uno nos hará que lo veamos de diferente manera. Además no creo que en un debate uno de los ponentes tenga que acabar besando la lona, o pidiendo clemencia cuando le pisas el cuello con tu bota. Al revés, pienso que los debates deben ser un libre intercambio de ideas. En el que ambos exponen, sin pudor alguno, los argumentos que puedan avalar sus tesis.
No ansío a que estos debates deban ser como los combates de boxeo. Creo que deben ser considerados, más bien, a modo informativo y para contrastar ideas, argumentos, tipos de políticas y futuras medidas legislativas.

Esto es lo que, tal vez vanamente, pienso que debería ser un debate. Porque lo que vimos ayer fue la enésima demostración de un diálogo de sordos. En el cual, pocas conclusiones pudimos extraer.
Fue un formato artificial, donde no cabía ni que se interpelaran, ni que el moderador incidiese en las cuestiones que escurrían los debatientes.
Fue un mal show televisivo que nos burló la oportunidad de saber que posiciones defenderá el que gobierne, sobre las centrales nucleares, sobre el uso de las energías renovables. O sobre las medidas que quieren emprender para hacer factible la conciliación familiar.
Nos quedamos sin saber que opinan sobre la extensa lacra de la corrupción que se infiltra en todos los rincones de España. ¿Qué piensan hacer? ¿Cómo quieren combatirla?
Tampoco sabemos si quieren atender las propuestas que de manera pacífica se están articulando desde la sociedad, como las listas abiertas, una democracia más participativa, más social.
Y no creo que sea digno de reseñar los escasos segundos que dedicaron a política exterior; ¿Qué opinan del futuro de la Unión Europea y del Euro? ¿Qué opinión les merece la situación de Libia? ¿Cómo valoran la problemática de los pescadores con los piratas somalíes?
Y por supuesto, muy lamentable que no nos explicaran que pasos están dispuestos a dar, en pos de la disolución definitiva de ETA.

Así, al final, mucho ruido y pocas nueces… Puede que como siempre.

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