jueves, 17 de noviembre de 2011

cuando sólo nos queda nuestra dignidad ...




No hace mucho hablaba en el blog del virus del miedo que nos han inoculado esos entes sin nombre, ni cara que son los mercados.
De esta manera sintiendo el miedo en las entrañas. Nos hace ser más sumisos a sus imposiciones. A sus caprichos, a sus antojos y despotismo.

Pero está llegando el momento de reaccionar. No podemos permitir que los que están hundiendo el barco, sean los mismos que se lucran del negocio. Mientras los que vamos remando contra marea y estamos tapando las vías de agua, seamos los que paguemos el coste del hundimiento.
No podemos permanecer impasibles ante las tropelías que están perpetrando. No podemos permitir que pongan y depongan gobiernos. No podemos celebrar que birlen el derecho a voto al pueblo griego.
No podemos permitir que impongan gobiernos que nadie ha votado. Gobiernos de tecnócratas, ¿pero estos tecnócratas no tienen ideología? ¿A quién representan? ¿A quién rinden cuentas? ¿Rinden cuentas a los votantes? ¿A los parlamentos? O ¿a los mercados? …

De esta manera, tenemos que dar un contundente golpe en la mesa. ¿Qué nos queda por perder? Sólo la dignidad, tal vez.
Entonces tenemos que aclamar que no vamos a permitir que el poder económico sea el que marque la agenda de los gobiernos y nuestras necesidades. El poder político tiene que responder ante nosotros, y los mercados ante los políticos. No podemos tolerar que esta pirámide se invierta. No pueden gobernar nuestros sueños, ni nuestras vidas.

De ésta saldremos, pero como… depende de nosotros. Depende de si somos sumisos con ellos, o nos rebelamos contra ellos.

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