martes, 21 de febrero de 2012

atrapados en el gris



Será que mis primeros pasos en la esfera de la política los hice en los sindicatos estudiantiles y dentro del mundo de la educación. Ámbito por el cual, a día de hoy, siento un tremendo interés y es una de mis debilidades, cuando, con calma, hablo de lo humano y de lo divino. Será, por eso, tal vez.
Será, también, que soy un gran defensor de la libertad de expresión, de los derechos sociales. Del derecho a manifestarnos pacíficamente, sin tener que vigilar que cafres nos caigan encima como hienas sedientas de sangre.

Sea por lo que sea, me asquea, me repugna, me enerva, me arden las entrañas, me horroriza, me avergüenza ser del mismo país que cernícalos que ordenan cargar contra estudiantes menores de edad. Cuyo único delito es reclamar el derecho a tener unas aulas limpias, una calefacción que funcione y un servicio de mantenimiento que repare las averías.

Si para taparse las vergüenzas y sus incapacidades políticas tienen que usar cortinas de humo. Si para esconder su ineficacia en la gestión tienen que reprimir violentamente concentraciones pacíficas. Si para tapar sus miserias deben inventarse sus medios afines lamentables teorías y espantosas justificaciones. Por favor, dimitan, váyanse y déjenos en paz.
Porque no sólo es deleznable que actúen con cobardía contra estudiantes que reclaman sus derechos. Sino que usen a los medios que dan de comer, para infundir injurias, infamias y mentiras, con el fin de justificar su actuación política y tachar a los jóvenes estudiantes de descerebrados, antisistema y pirómanos.

Si este es el estado en el que tenemos que vivir y con el que ustedes sueñan. Entonces los trabajadores, estudiantes, jubilados, pensionistas deberemos pedir perdón por tener derechos y estar mal acostumbrados a tener calefacción en las aulas y los baños limpios.
Si este es el estado al que ustedes aspiran, por favor, en las próximas elecciones recuérdenoslo. Y tal vez, no queramos vivir , otra vez, atrapados en el gris.

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