jueves, 16 de julio de 2009

el flaco favor de los estómagos agradecidos




Es cierto que ha sido necesario transferir las competencias de sanidad a las CCAA, pero este proceso de descentralización no se ha sabido explicar y es mal interpretado por gran parte de la población y además es usado políticamente. No en vano, mucha gente pide que se recentralice las competencias de sanidad, de forma errónea, dado que sería un importante retroceso.

Además esta el tema que según el color político de una comunidad o de su voluntad de invertir en la salud de sus ciudadanos, se crean desde diferentes modelos sanitarios (como puede ser el caso de Madrid, en comparación al desarrollo de la sanidad andaluza) o se profundiza en un mejor sistema sanitario, más cercano a la realidad o se basa sólo en campañas de propaganda que sólo sirven para enmascarar actuaciones inútiles o superficiales que no mejoran los verdaderos problemas de los ciudadanos, en referencia al sistema de salud que presentan. Así se realizan muchas operaciones de maquillaje o populistas dentro de los sistemas sanitarios que sólo sirven de parche, para demorar la verdadera decisión de reformar el sistema sanitario y poder convertirlo en un modelo con una mejor cobertura, una mayor garantía, una mejor eficiencia y calidad. Siendo además un sistema que permita una mayor participación de la sociedad, y así una mayor satisfacción de los propios usuarios.

Así creo que estamos ante un grave problema dado que al final la sanidad (y por extensión la salud de los ciudadanos) depende de una élite política o de burócratas que carecen de una buena base sanitaria y de gestión de la misma. Por ello tanto las cabezas visibles de las consellerias responsables de la sanidad, como toda la pirámide gestora debería dejar de ser puestos políticos, para que la gestionasen personas, profesionales que conozcan y tengan los recursos y conocimientos necesarios para poder mejorar la calidad, la eficiencia y la satisfacción de los usuarios.

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