martes, 17 de febrero de 2009

atraco a la democracia


Hace unos años cayó en mis manos un libro de política y entre sus páginas acabé rescatando una reflexión que siempre he intentado tener presente.;
“La ética sin política es un curso de buenas intenciones. La política sin ética es la selva”

Esta reflexión me ha asaltado esta mañana al hilo de las tristes noticias que se oyen de amiguetes, empresarios comprando (siempre supuestamente, claro) favores de diversos políticos y éstos dejándose corromper, para engrosar su cuenta en Suiza, olvidándose que ellos no se deben nunca a ellos mismos, sino que su trabajo es el empeño de muchos ciudadanos que han puesto su ilusión, confianza, entusiasmo en las honestas propuestas que vendieron como charlatanes de mercado alguna tarde. Mientras besaban a niños, como si fuesen ídolos mesiánicos.
Ahora todas esas promesas de traer un polideportivo, una escuela, una nueva red de aguas… se transforman en mentiras y lodo. En sublime desprecio hacia, no sólo sus votantes, sino hacia toda la democracia y lo que significa.

Entrar en política no debería servir para lucrarse, para colocarse, para meter al hijo tonto que no tiene oficio ni beneficio. Entrar en política debería ser sinónimo de honestidad, lucha por unas ideas y ambición. Pero ambición por mejorar, bajo tu ideología la realidad que te rodea, que te ha tocado vivir. Así los partidos lejos de poder llegar a ser empresas de colocación, cual una ETT, deberían guiarse por los principios fundamentales que rigen la democracia y los principios que cada 4 años renuevan en sus congresos. Dejando el corporativismo y actuando con determinación cuando esta estirpe de político aflorase en su seno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario